Miedo nocturno
Posted 19 marzo, 2012
on:Hasta los 4 ó 5 años, los niños viven diariamente múltiples demandas y novedades que ocasionalmente les producen malos sueños. Se les debe acompañar un momento, tranquilizarlos y ponerles una lamparita o un piloto de luz, pero no llevarlos al dormitorio de los padres.
A veces dirá que «ve monstruos», pero no hay que darle más trascendencia. Son generalmente seudoalucinaciones favorecidas por el miedo, la soledad y la oscuridad.
Las pesadillas son frecuentes, producto tanto de los temores propios de la edad como de los conflictos y crisis emocionales derivados del desarrollo infantil. Los niños normalmente son capaces de contarlas. A temporadas pueden presentarse con mayor frecuencia. No son preocupantes y normalmente basta con tranquilizar al pequeño para que el resto de la noche transcurra apaciblemente.
Hay que procurar que no vea escenas traumáticas o con demasiada carga agresiva en televisión, ya que pueden ser un desencadenante de las pesadillas.
Algo más espectaculares son los terrores nocturnos, verdaderas crisis de pánico de las que a veces cuesta hacer salir a la criatura. Cuando se despiertan a la mañana siguiente no lo recuerdan. Todos estos sucesos no son raros entre los 3 y los 6 años y aun más adelante. Sólo si se dan con una frecuencia llamativa, perduran hasta edad avanzada o acompañan a otros trastornos del carácter, pueden plantear la necesidad de una consulta psicológica.
Los terrores nocturnos deben ser combatidos con la transmisión de seguridad de los padres, dando calidez y confianza, sin aspavientos.
A partir de esa edad los niños aprenden a distinguir fantasía de realidad, a expresar verbalmente sus sentimientos. El descanso nocturno mejorará. Reaparecerán las pesadillas (toda la vida), pero su angustia será vivida mientras se está en ella, no ulteriormente.
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