Escuela de Padres

No están ni un segundo quietos y, a la hora de comer, no hay forma de que permanezcan en la mesa. ¿Qué hacer con estos pequeños torbellinos?

La razón principal de este tipo de actitudes es el aburrimiento. Para los niños la comida no es sinónimo de placer, es tan sólo un trámite como cualquier otro. Para que no se le haga tan monótono, procura entretenerlo hablándole de temas que le interesen, preguntándole por el cole…

Aumentarás su motivación si permites que colabore en la preparación de los menús. Encárgale tareas sencillas y verás como se siente más implicado en ello.

Procura que el momento de la comida sea tranquilo y agradable. Evita poner la televisión o discutir en la mesa. Debes dar ejemplo para que el niño comprenda que es un aspecto importante de la vida familiar.

A pesar de todo ello, cuando hay niños, no conviene prolongar excesivamente las comidas. No es cuestión de poner a prueba su paciencia.