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El grupo
Posted 14 noviembre, 2012
on:En el grupo el adolescente aprende a saber quién es en realidad fuera del ámbito familiar, va formando una personalidad e identidad social lejos de las reglas familiares y escolares.
El grupo es el que educa a través de la necesidad de «formar parte», que arrastra con una fuerza irresistible a la imitación y a la comparación.
La actividad que más les gusta a los adolescentes es reunirse con los amigos. Algunos comparten el tiempo hablando, practicando deporte, jugando con videojuegos, tomando algo (con o sin alcohol) o yendo al cine. Por ello necesitan tiempo y zonas para comunicarse.
Los amigos pueden servir para socializar o para todo lo contrario, por eso es tan importante conocerlos, saber cuáles son sus características -edades, utilización del tiempo libre- y si sus intereses son los propios de la edad que tienen.
A veces hay hijos que no dejan que sus padres conozcan a sus amigos, así que éstos han de favorecer que se den situaciones para ello, que vengan a casa, preguntarles por ellos sin agobiar, aprovechando los momentos en que los hijos quieran hablar. Del mismo modo y para corresponderlos, les presentaremos a nuestros amigos (la relación con la diversidad es muy enriquecedora).
Igualmente es muy positivo que los padres conozcan a los de los amigos de sus hijos.
Es esencial que los chicos sepan elegir amigos sanos y duraderos. Lo normal es que tengan motivaciones o formas de posicionarse similares a las de él/ella; por ello, de sus expectativas y necesidades dependerán en gran medida las características de quienes componen su grupo.
Es positivo ampliar perspectivas y contactos, tener amigos distintos a los del instituto para que pueda cambiar de papeles.
Han de aprender a mantener las amistades, dedicarles tiempo y ser leales con ellas.
Los jóvenes necesitan sentirse aceptados e integrados, así se identifican en su forma de vestir, argot, música… con su grupo de referencia, si bien éste no debe constituirse en sustituto de fallas relacionales, principalmente de la figura paterna, lo que dará lugar a la búsqueda del padre-grupo en sus iguales.
Hay que enseñar al hijo a ser independiente frente a la presión del grupo. Tiene que saber reflexionar individualmente para exponer los propios criterios sin miedo a la valoración de los otros, a decir «no» cuando no se comparte lo que proponen los amigos, sin dejarse manipular y hacerlo con libertad. No perder las posiciones ante los retos, los desafíos. Aprender a visualizar como paso previo las consecuencias. Ser asertivo.
Hay que enseñar a los hijos a conocerse a sí mismos y a los demás, a relacionarse, a solucionar los conflictos de forma constructiva. Hay que ayudar a los hijos a que encuentren soluciones.