Archive for junio 2013
Ser padre es una experiencia maravillosa, pero es también una inmensa responsabilidad. Nuestras acciones en el presente determinarán lo que serán nuestros hijos en el futuro. Andrew, un hombre de cuarenta años, amigo mío, se queja de que todavía es básicamente un «prisionero de su infancia». Pero él no es el único. Algunas personas gastan muchos años de sus vidas y considerables cantidades de dinero en terapias, intentando resolver todos sus problemas emocionales relacionados con los oscuros años de sus infancias.
En la película Parenthood, Gil quiere darles a sus hijos el ambiente familiar amoroso y estable que él nunca tuvo de niño. Pero le preocupa no hacerlo bien. Cuando se siente confiado, imagina a su hijo Kevin, graduándose como el estudiante universitario más sobresaliente del año, y agradeciendo públicamente a su padre por ayudarlo a convertirse en «la persona más feliz, más confiada y mejor adaptada del mundo». El discurso es tan conmovedor que hace brotar lágrimas de los ojos de Gil. Pero cuando siente que está fallando en su intento de ser el tipo de padre que anhela, Gil imagina a Kevin convertido en un monstruo psicopático, que acaba en una vida de violencia desenfrenada y todo por es su culpa, porque no lo hizo bien.
La verdad es que, a pesar del gozo que da el ser padre, porque realmente es una experiencia placentera, es también una gran responsabilidad. Influenciamos las vidas de nuestros hijos considerablemente. En lo que ellos se conviertan es el resultado del tipo de padres que seamos. Y como nuestros hijos posiblemente tendrán sus propios hijos, nuestro desempeño también impactará fuertemente a las generaciones futuras. Esto significa que si criamos bien a nuestros hijos, les haremos más fácil la tarea de criar a los suyos. Todos los requerimientos para ser padre son una carga muy pesada para cualquiera, lo que puede provocar que muchos se muerdan hasta las uñas por la desesperación.
Steve Chalke
En la película «Cuando Harry conoció a Sally», Sally recuerda como su amiga Alice solía quejarse de que ella y Gary ya no podían tener relaciones sexuales. Ambos estaban demasiado exhaustos para eso. Sus hijos agotaron cada impulso sexual que alguna vez tuvieron. Por otro lado, sin hijos que los interrumpieran, Sally se jactaba de que «podía tener relaciones en el piso de la cocina», cada vez que quería, y que nunca tenía que preocuparse de que anduvieran rondando por ahí.
Cuando Cornelia y yo nos casamos, podíamos hacer caminatas románticas en el campo y tener noches para nosotros solos. Podíamos descansar por horas en la bañera, acostarnos tarde, permanecer tarde fuera de casa, ir a restaurantes y al cine, y planear vacaciones económicas a plazos. En resumen, teníamos libertad… y lo más importante de todo, teníamos la energía para poder usarla.
Si usted ya es padre, como yo, posiblemente recuerda esos tiempos en un pasado nublado y distante; cuando solía despertar cada mañana junto a su cónyuge, cuando dormía ininterrumpidamente o cuando la tapa del inodoro no estaba orinada cada vez que necesitaba usarlo.
Y entonces, un día todo cambió. Su vida de pronto se volvió al revés. Hoy día, si siente que una cálida sensación lo abruma cuando está medio dormido en la mañana, es porque su dulce y hermoso pequeñito se ha subido sobre usted y se ha mojado de nuevo. Ahora amanece cansado e incómodo, colgando de la cama, con un pie de su pequeño hijo sobre su espalda. Su compañero (a), que fue empujado fuera de la cama, ha tomado refugio en el sofá del piso de abajo. Usted deliberadamente había comprado una cama extra grande para no tener problemas de espacio o su porción de la sobrecama, pero ahora su angelito descansa horizontalmente sobre las almohadas, profundamente dormido.
Me recuerdo caminando en el hospital antes de que mi hija mayor naciera; realmente no tenía idea de cuanto éste acontecimiento cambiaría mi vida. Cuando entré al pabellón de maternidad era un despreocupado hombre casado en mis veintes. Cuando salí, seis horas más tarde, era un padre. La transformación fue total e inmediata. La vida no volvería a ser igual de nuevo. El entusiasmo era increíble, pero también lo era la carga de la responsabilidad.
Vivimos en una era «instantánea». Comemos alimentos instantáneos, tomamos café instantáneo, usamos comunicación instantánea e inclusive obtenemos crédito instantáneamente. Esto podría hacernos pensar que estamos listos para el impacto de tener una familia en un instante. Pero no lo estamos. ¿Por qué? Porque la mayoría de lo «instantáneo» que utilizamos esta diseñado para ahorrarnos trabajo. Los hijos, por otro lado, producen el efecto contrario: ellos no ahorran energía y tiempo, mas bien, los demandan.
Steve Chalke
Debemos enseñarles a mirar más allá, descubriendo su razón de ser para la construcción de un mundo con mayor justicia, paz y democracia
Tocar en un concierto de rock
Habíamos organizado un evento juvenil en el que invitamos a los chavos a compartir sus ideales; nos dividimos en pequeños grupos y les hicimos una simple pregunta: ¿cuál es el principal anhelo de tu vida? Me llamó la atención un chaval que respondió entusiasmado lo siguiente: “mi ideal es tocar la guitarra en un concierto de rock”. Después le preguntamos: “muy bien, supongamos que ya tocaste la guitarra en el concierto de rock, y después ¿qué sigue?, ¿cuál es tu anhelo?”… contesto el joven pensativo: “mmm… tocar otro concierto de rock…”
Los ideales y las generaciones actuales
Las generaciones actuales forjan sus ideales de manera muy diferente a las generaciones anteriores. Es muy conocida la generación del “68”, aquella época donde se reunían gran cantidad de jóvenes que compartían fuertes ideales para la construcción de un mundo alternativo, un mundo con mayor justicia, paz y democracia; comparando aquella generación a las generaciones de jóvenes actuales, vemos grandes diferencias.
A las generaciones actuales se les critica muchas veces porque crecen sin un horizonte, sin un ideal, pero me parece que, más que ausencia de ideal, tienen ideales que forjan con otros parámetros y con otras características, muy influenciados por la dinámica social actual.
Características que permean los ideales de los jóvenes actuales
La volatilidad, es decir, que sus ideales pueden ser muy cambiantes. A diferencia de las generaciones anteriores, donde sus ideales buscaban ser más firmes, sólidos y estables, ahora los jóvenes suelen tener ideales menos estables, líquidos y variables.
El individualismo, es decir, que sus ideales están muy centrados en ellos mismos. Les cuesta forjar un ideal de sociedad, y más bien desarrollan un ideal para su persona, su vida, sus logros, sus metas, etc., en donde ni siquiera piensan en incorporar al “otro” y no tienen una postura crítica ante la sociedad.
Un ideal en desarrollo
¿Cómo acompañar a los hijos en su proceso de ir forjando sus ideales?
Los ideales se van forjando poco a poco, pero hay una edad propicia para desarrollarlos:
Niñez. Más que forjar ideales, es educado por sus padres, se le transmiten valores y la educación es más directiva.
Adolescencia. El muchacho normalmente comienza a defender su autonomía, se vuelve “rebelde” y se pone en juego el forjar su identidad.
Juventud. Es la etapa propicia para que el hijo forje sus ideales, ya que de niño y adolescente, su horizonte todavía era estrecho, aunque los valores que se le transmitieron en etapas anteriores, pueden ser claves para elaborar sus ideales en la juventud.
¿Cuándo empieza y termina la juventud?
Es un tema polémico hasta el día de hoy, ya que depende de varios factores, pero si hablamos de un joven urbano que sigue sus estudios, el ciclo la preparatoria y la universidad, un periodo muy propicia para forjar sus ideales. Su horizonte comienza a ampliarse, empieza a descubrir áreas externas e internas que no conocía y a darse cuenta de cómo es la dinámica de nuestro mundo.
Forjar los ideales en esta fase será clave para sus siguientes etapas de vida, ya que después es frecuente que la vida “se les imponga”, es decir, que después sus energías estén enfocadas en aspectos como buscar trabajo, especializarse, buscar una pareja, etc., y poco tiempo tendrá para procesar y elaborar sus ideales.
Orientaciones para ayudar a los hijos a formar sus ideales
Evitar dos posibles extremos:
a) querer “respetar” tanto a los hijos que nunca se toca el tema y se piensa que solitos desarrollarán sus ideales, teniendo el riesgo de que se opte por con un ideal muy ambiguo, sin raíces y con un horizonte muy estrecho.
b) imponerles el ideal que tienen los padres, con el riesgo de generar una actitud defensiva en el joven y obstaculizar el desarrollo de su ideal.
Preguntarle acerca de sus ideales. Acercarse al joven con respeto y preguntarle acerca de los ideales que va forjando, qué quiere hacer a futuro, qué granito de arena quiere aportar a la sociedad de hoy, etcétera.
Invitar a los hijos a grupos donde desarrollen sus ideales. A veces los papás se sienten frustrados al hacer el intento de que el joven les abra su proceso, y tal vez su contexto familiar no sea propicio. Por ello es importante que los hijos se integren en una organización social, ambiental, que defienda los derechos humanos, o algún grupo de pastoral juvenil ya sea acompañado por congregaciones religiosas o en las parroquias.
No es suficiente forjar y ser fiel al ideal. ¿Qué pasa si el contenido del ideal es totalmente contrario a los valores desde nuestro punto de vista cristiano? Por eso es muy importante acompañar y orientar al hijo para que los contenidos de su ideal tengan elementos de los valores del Evangelio como: el amor al prójimo, el respeto, la paz, la justicia, la tolerancia, la honestidad, etcétera.
Evitar desarrollar ideales individualistas y cambiantes, por un ideal social. Es es importante que los padres ayuden a los hijos, sin dejar de respetar su autonomía e individualidad, a desarrollar el sentido del otro (respeto, amor, convivencia pacífica, servicio…) los ideales que tengan raíces más firmes ante las cambiantes circunstancias de la vida.
Un reto, orientar al hijo a mantenerse en una sana tensión entre realidad e idealidad. Es por ello que es bueno hablar de anhelos. El anhelo se entiende como un ideal realista que orienta diversas metas, busca ser realizable y no termina con el logro de una meta. El anhelo ayuda a ponerse en camino.
Crear una alta autoestima. En el caso de algunos jóvenes es importante trabajar previamente en el desarrollo de una buena autoestima que le sirva de plataforma para desarrollar un ideal de vida, ya que en caso contrario, el ideal, en vez de ser fuente de anhelo y movimiento, será fuente de desánimo, frustración y en algunos casos de depresión, debido a que el joven no se cree capaz de realizarlo.
El desarrollo del ideal a la par con el desarrollo de su horizonte vital. Ken Wilber, nos habla de tres niveles del horizonte de conciencia que tenemos las personas: el nivel del yo (egocéntrico), el nosotros (etnocéntrico) y el “todos nosotros” (mundicéntrico);2 en el primero uno puede forjar ideales que miran a uno mismo, en el segundo uno puede incluir a la gente cercana (amigos, familiares, pueblo, clase social, etc.), pero en el tercero uno puede forjar ideales que tengan horizontes más amplios donde incluyen gente cercana y lejana, medio ambiente, entorno y todos los seres vivientes. Habrá que ayudar y acompañar al joven para que amplíe su horizonte vital.
No confundir el ideal vocacional con el ideal profesional. Un ideal de vida no se agota con dedicarse a una u otra profesión laboral, más bien el ideal debe apuntar a la vocación a la cual el joven se siente llamado, la cual integre el ser (padre-madre de familia, sacerdote, misionero…) y el quehacer (profesión). Que el ideal del joven le ayude a clarificar su identidad y misión en la vida, más allá de la profesión.
Preguntas que pueden ayudar en el acompañamiento de los hijos, en su etapa de juventud, para el desarrollo de sus ideales.
Un deseo como conclusión
Espero que este artículo te haya ayudado, padre-madre de familia o educador, a tener luces e intuiciones sobre cómo acompañar y orientar a los jóvenes en el desarrollo de sus ideales.
Esperemos que así los jóvenes que acompañas no tengan como ideal un horizonte tan estrecho como el de solamente tocar guitarra en un concierto de rock, sino que miren más allá, descubriendo la razón de ser por la cual fueron creados, así como Jesús de Nazaret la descubrió en su tiempo.
Papás ausentes
Posted 27 junio, 2013
on:No basta sólo con alimentar, dar estudios y regalos a nuestros hijos, lo más importante es estar, reír, llorar, jugar, cantar… con ellos
Una hora de tu tiempo
– Hijo: Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?
– Papá: Sí, claro.
– Hijo: ¿Cuánto dinero ganas en una hora?
– Papá: Eso no es asunto tuyo ¿por qué me preguntas tal cosa? Pero si quieres saberlo, gano 100 euros por hora.
– Hijo: Oh, papá ¿te puedo pedir prestado 50 euros?
El padre se puso furioso.
– Papá: Si la única razón por la que quieres saber lo que gano es para pedir prestado dinero para comprar alguna tontería vete a tu cama, estás castigado… trabajo duro todos los días como para que tú sólo quieras mi dinero.
El niño en silencio se fue a su habitación y cerró la puerta.
El hombre se sentó y comenzó a ponerse más enojado acerca de las preguntas del pequeño
– ¿Cómo se atreve a hacer tales preguntas sólo para obtener algo de dinero?
Después de una hora o algo así, el hombre se calmó y comenzó a pensar: Tal vez había algo que realmente necesitaba comprar con esos 50 euros, el niño no pedía dinero muy a menudo. El hombre se acercó a la puerta de la habitación del niño y abrió la puerta.
– Papá: ¿Estás dormido, hijo?
– Hijo: No papá, estoy despierto.
– Papá: He estado pensando, tal vez fui demasiado duro contigo. Ha sido un día largo y desahogué mi frustración en ti. He aquí los 50 euros que me pediste…
El niño se irguió, sonriendo.
– Hijo: ¡Gracias papá!
Entonces, se levanta y saca de debajo de la almohada, unos billetes arrugados. El hombre vio que el muchacho ya tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.
– Papá: ¿Por qué quieres más dinero si ya tienes bastante?
– Hijo: Porque no tenía suficiente. Papá, tengo 100 euros ahora, ¿puedo comprar una hora de tu tiempo? Por favor, ven a casa temprano mañana. Me gustaría jugar contigo.
El padre se sintió aplastado. Puso sus brazos alrededor de su pequeño hijo, y le suplicó por su perdón.
(Autor desconocido)
¿Qué puede llevar a un hombre ausentarse del hogar?
Muchas veces aunque se ama demasiado y se tiene la ilusión de formar un hogar, la ausencia de los padres en el hogar se da por diversas causas entre las que encontramos:
1. -Padres que se ven forzados a alejarse de la casa por largos períodos a causa de jornadas laborales.
2.-Padres que por el deseo de tener un mayor ingreso económico se ausentan del hogar por mucho tiempo.
3.- Padres que estudian grados y posgrados con el deseo de superarse para ofrecer un mejor estilo de vida a su familia, pero están ausentes de manera total aunque vivan en la misma casa.
4.- Padres que piensan que su única tarea es la de suministrar los bienes materiales haciendo a un lado el aspecto afectivo y formativo intelectual, humano y espiritual.
¿Eres un padre ausente? Examínate
Reflexiona con las siguientes preguntas sobre tu relación con tus hijos, hijas y esposa:
¿Compartes con tu hijo todos los días?
¿Sabes cómo se siente en el ambiente escolar?
¿Sabes cuándo sufrió su primera derrota en algún deporte, cuándo fue su primera pelea en la escuela o cuándo lo felicitó el maestro por ser el primero en terminar bien su tarea?
¿En los momentos de enfermedad, estás con él para darle apoyo?
¿Sabes cuál es la talla de ropa y calzado de tus hijos?
¿Platicas con tu hijo o hijos sobre tus proyectos laborales, personales y familiares?
Cuándo no logras terminar un proyecto laboral, ¿lo llevas a la casa para concluirlo?
¿Estás conectado, al teléfono o Internet todo el tiempo aunque estés en casa?
Instrucciones para ser un padre presente
Aprovecha cualquier momento para decirle “te quiero”. Es necesario que tu hijo te escuche decirle “te quiero”, si no puedes expresarlo con palabras escríbelo aunque te cueste trabajo.
Esfuérzate para compartir más tiempo de calidad con tu hijo. No importa cuánto tiempo sea, lo importante es que tu hijo te sienta cerca, comparta contigo una breve sonrisa o un pequeño abrazo, pero que ese tiempo sea sólo para ustedes.
Programa actividades recreativas con tu hijo. Marca un tiempo para hacer ejercicio con tu hijo, lean juntos, escuchen música, vean la tele juntos, vayan a visitar a tus familiares, salgan a caminar, lo importante es conocer a tu hijo, saber lo que le gusta y lo que no.
No olvides interesarte por sus cosas. Cómo se siente en la escuela, si tiene amigos , si ha tenido problemas, cómo le va con la tarea, que sienta que tiene un amigo en quien confiar.
Valora lo que el chico hace. Aplaude sus logros en el estudio, los deportes, su entretenimiento favorito, no lo juzgues ni lo critiques. Si no comparte tus mismos gustos, hazle saber que todos somos diferentes pero que tenemos un punto en común y es la “felicidad”.
Demuestra a tu hijo lo importante que es para ti. Explícale a tu hijo por qué tienes que trabajar, hazle sentir lo importante que es para ti y que trabajas para poder alimentarlo, educarlo y cuidarlo. Dile cuándo puedes compartir tiempo con él, respeta lo que acuerdas.
Una llamada hace la diferencia. Llámalo por teléfono desde tu trabajo, y, si es posible, llévalo contigo aunque sea una vez. Suele ser una experiencia fascinante e inolvidable para los niños.
Para concluir
Ser padre es un gran desafío. Es cierto que se experimentan cosas nuevas, y surgen muchas preocupaciones, temores y una gran incertidumbre, pero si se aprende a mirar con amor a esos pequeños seres que se llaman hijos y se construye junto con ellos una sólida relación, se estará formando una gran alma, un hombre o mujer auténtico/a y dispuesto/a a transformar su ambiente, porque ha sido ella o él testigos del amor de su padre.
En busca de un lugar en el mundo
Posted 26 junio, 2013
on:La adolescencia es también la época de construir proyectos vitales en los que se representa su futuro y la sociedad en la que vive. Esto les permite marcarse metas y plantearse hacia donde quieren ir, en quien les gustaría convertirse. Pero a la vez, se hacen conscientes de las limitaciones de la sociedad y de sus propias competencias.
Nuestro hijo o hija tiene un valor para sí mismo o sí misma y para el resto de gente y tiene que saberlo. El mundo está muy necesitado de personas que intenten mejorarlo (proteger el medio ambiente, erradicar la pobreza, promover la igualdad de derechos y la justicia, educar y desarrollar nuevos conocimientos a muy distintos niveles, mantener un nivel de vida digno para todos, conocernos mejor y desarrollarnos como personas, etc… ¡Hay tanto que hacer! Nuestro hijo o hija deben tomar contacto con esas necesidades y sentir que puede aportar, que tienen una meta, un sentido a su vida.
En la familia podemos crear esas bases de autoestima y confianza para que desde temprana edad construya un proyecto de vida poco a poco. Tener un proyecto, una ilusión por vivir, es lo que en resumen hace falta para tener la motivación suficiente para cuidarse, autorregularse y tener menos necesidad de realizar conductas de riesgo, como el consumo de alcohol u otras drogas, por ejemplo.
El consumo de drogas
Posted 25 junio, 2013
on:En nuestra sociedad las drogas son un objeto de consumo más, forman parte de nuestra realidad. Hemos de saber que el consumo entre la población adolescente es predominantemente experimental u ocasional, siendo quizá lo más preocupante precisamente el grado de normalidad con que se percibe el de sustancias legales y, por otro lado, la potente asociación de los consumos con el ocio, la diversión y el fin de semana.
También hemos de ser conscientes que todo consumo conlleva riesgos, aunque estos pueden ser de muy diversa índole e importancia. No todo consumo conlleva problemas, pero sí riesgos, y no sólo de salud o de adicción.
El consumo de drogas puede conllevar problemas en la socialización, en la calidad y cantidad de relaciones con los demás, problemas de rendimiento y ejecución educativa o laboral, amén de accidentes, lesiones por actos violentos, embarazos no deseados, etc.
El alcohol pasa enseguida a la sangre. Al empezar se puede sentir euforia, alegría, desinhibición o seguridad, relajación. Cuando eso se comparte con gente que apreciamos, los efectos se potencian. Si se sigue bebiendo, es cuando se nota la función del alcohol: depresora. El alcohol inhibe el control del sistema nervioso central, se pierden reflejos, hay descoordinación del movimiento, dificultad para pensar y comunicar (por eso es tan peligros conducir bajo estado de embriaguez). Si la ingesta ha sido muy alta puede provocar coma, lesiones irreversibles e incluso la muerte.
El organismo tarda mucho en deshacerse del alcohol, lo que perjudica a órganos vitales como el cerebro y el hígado. La resaca es un síntoma de que nuestro organismo está intoxicado por el alcohol.
El alcohol debe beberse:
- De forma lenta y con pequeños tragos, lo que permite tener mayor autocontrol sobre los efectos. Por eso es mejor saciar la sed con agua o con refresco, nunca con una bebida alcohólica.
- Comer mientras se bebe, ayudará a metabolizar el alcohol.
- No mezclar bebidas alcohólicas entre sí o con otras drogas o medicinas que se puedan estar tomando.
- Dejar de beber al mínimo síntoma de mareo o malestar, etc.
A los adultos nos suele costar comprender la actitud de los adolescentes con el alcohol y otras drogas, pero podemos intentar acercarnos a ellos si consideramos que su consumo además de poder proporcionar sensaciones agradables e intensas (euforia, reducción de la ansiedad, etc) también proporciona desinhibición, lo que puede reforzar la locuacidad, el intercambio afectivo, actuando como un facilitador de la relación interpersonal. Beber en grupo suelen asociarlo a “descontrol”, felicidad, deleite, superación de la realidad imaginada, algo muy especial (aunque luego la realidad, semana tras semana, revele que la experiencia habitualmente no satisface tales expectativas).
Pero más que lo señalado, en la adolescencia existen dos grandes fuerzas motoras:
- La inclusión en el grupo de iguales: el refuerzo más potente es lograr ser aceptado y popular; la mayor amenaza es sentirse rechazado, ridiculizado o excluido.
- El logro de una identidad: el refuerzo más potente es lograr alcanzar una autonomía, una expresión de cada cual, una personalidad, que les permita sentirse seguros con el resto de gente y capaces.
Nuestro objetivo como padres es guiarles hacia una maduración responsable, de modo que tengan sus propios criterios y autocontrol. Esa ayuda requiere conocimiento, supervisión, consejo y también límites. Podemos hacerlo transmitiendo con nuestra actitud un mensaje claro:
“No me opongo a que seas feliz, lo que deseo es que te desarrolles de la forma más sana posible, por eso quiero que seas muy inteligente cuando te encuentres ante la posibilidad de consumir alcohol u otras drogas. Somos tus aliados, no tus controladores”.
Comprender qué sustancias hay, qué efectos tienen y en qué consiste un consumo responsable es actuar con inteligencia.
También nos conviene tener claro, para actuar con prudencia y sabiduría, que no es lo mismo haber probado que tener problemas por el consumo de drogas. Para esto se requiere una regularidad aunque tenga una frecuencia variable: consumir ocasionalmente, en fin de semana o diariamente. Pero hacer un consumo regular, tampoco significa ser una persona con problemas de dependencia. Una persona tiene problemas de dependencia a las sustancias cuando tiene un consumo frecuente, siente la necesidad de consumir, carece de control y padece síntomas físicos, fisiológicos y psicológicos específicos asociados a dicho consumo.
La dependencia es el uso repetido y compulsivo de una sustancia que se sigue consumiendo aunque la persona experimenta sus consecuencias negativas.
El consumo regular que implica dependencia va acompañado de una serie de cambios en la persona que se pueden observar y con mucha razón preocuparnos. Sin ánimo de generalizar, pueden observarse:
- Incremento de necesidades económicas.
- Uso de la mentira de forma habitual (en particular respecto a las salidas con amigos).
- Trastornos en el ritmo sueño-vigilia, pérdida de apetito y energía.
- Cambios en el rendimiento escolar (absentismo, desmotivación, brusca caída de las calificaciones).
- Deterioro físico (halitosis, pupilas dilatadas, enrojecimiento de los ojos, somnolencia, cansancio persistente, pérdida de peso).
- Disminución de la implicación y comunicación en casa.
- Alteraciones en el habla: comerse las palabras o expresarse de forma lenta, rápida o precipitada.
- Nuevas amistades misteriosas sobre las que se niega a hablar.
- Pequeños hurtos.
- Progresiva falta de interés en aquellas actividades que ante le gustaban.
La privación de atención, afecto y de experiencias emocionales positivas, junto con la falta de competencias personales para gestionar los sentimientos y relacionarse socialmente, son factores de mucho peso para consumir con regularidad.
En general, si estamos preocupados por la posibilidad de consumo de nuestro hijo, puede ayudarnos:
- Actuar con prudencia: dialogar, escuchar intentando comprender, controlando sobre todo las respuestas de enfado, desprecio o expresiones de fuerte dramatización.
- Expresar nuestro cariño y preocupación por la situación.
- Evitar comportarnos como detectives para mantener la confianza en la relación.
- Hablar del consumo de drogas, haciendo referencia tanto a las consecuencias negativas derivadas de un consumo abusivo o regular, como a las positivas; así como lo positivo y negativo de abandonar dicho consumo.
- Buscar ayuda si descubrimos que el consumo es problemático y motivarle para que pueda regularse, creando las condiciones que permitan poner límites a la conducta y acabar con las consecuencias peligrosas.
- Ayudarle a encontrar una actividad que le ayude a sentirse útil, necesario, y que le conecte con las necesidades sociales y con el propio desarrollo personal.
Nuestro papel consiste en guardar un equilibrio entre el control y la confianza. Un control positivo debe basarse en el interés y respeto por sus gustos, opiniones y aficiones, pero añade la obligación de límites a determinadas conductas. Deben saber cuáles son las normas y porqué es bueno seguirlas. Esas normas deberían estar relacionadas con cuestiones importantes para su vida actual y futura y por tanto, con el desarrollo de su autonomía y responsabilidad hacia sí y hacia otras personas.
En la adolescencia nos sentimos atraídos por lo nuevo y por las experiencias que conllevan sensaciones o emociones intensas. Sin embargo, no se ha alcanzado el grado de madurez suficiente que permita inhibir la conducta en algunas situaciones que pueda suponer un riesgo para la vida. De hecho, las conexiones entre el cerebro “emocional” y el “racional” están aún en desarrollo.
La baja conciencia del riesgo, probablemente por la falta de experiencias vitales suficientes, el impulso a experimentar sensaciones nuevas e intensas, la necesidad de inclusión social y el miedo a ser rechazado, son elementos que dificultan que en la adolescencia se pueda inhibir su conducta y ejercer un adecuado autocontrol ante determinadas circunstancias que pueden llevar a suponer muchos problemas. Entre ellas, las que más comúnmente practican son el abuso de tabaco, alcohol y otras drogas, realización de conductas violentas, racistas, xenófobas, absentismo escolar, conductas sexuales arriesgadas, entre otras. La frecuencia e intensidad de tales comportamientos son muy variables entre los adolescentes, en la mayoría de los casos suelen ir disminuyendo en la medida que se van acercando a la vida adulta.
Contemplar esas transformaciones y las constantes oposiciones de nuestros hijos, no siempre es plato de buen gusto. Es normal que a veces añoraremos la relación de antes, en la que como referentes parecíamos tan necesarios, tan admirados, tan respetados… Una cierta tristeza y ansiedad nos puede invadir, además por qué no decirlo de paso, la recién estrenada y radiante juventud de los hijos nos recuerda nuestro pasado y nos sitúa en una realidad: nuestra avanzada madurez, e inevitablemente, el balance entre lo pretendido y lo conseguido. Los padres también estamos en crisis.
La capacidad, dificultades y logros crecientes de nuestro hijo o hija nos obligarán a enfrentarnos con nuestras propias capacidades y a evaluar nuestros éxitos y fracasos.
Se puede experimentar alguna de esas emociones, o todas. Cada sentimiento nos muestra algo íntimo e inconfesable. Es muy importante resolver nuestra ansiedad para poder tener la mejor relación familiar. Con la adolescencia de los hijos e hijas, la naturaleza nos tiene reservada una nueva oportunidad para reorganizar nuestras ideas y valores (quizá nuestra vida entera).
A LOS PADRES NOS AYUDARÁ:
- Escuchar más y tratar de entender su punto de vista, más que decir lo que tienen que hacer.
- Demostrar respeto por sus elecciones, indecisiones y sentimientos.
- Demostrar interés por lo que hacen y les gusta.
- Demostrar confianza en sus decisiones y actuaciones.
- Expresar sentimientos en vez de criticar la conducta.
- Acordar unas reglas de convivencia básicas.
- Valorar constructivamente los resultados negativos de sus esfuerzos o intentos.
- Animar a seguir intentando algo, recordándole que el futuro no está cerrado.
- Hablar de nosotros mismos sin mostrarnos perfectos.
- Relajarnos, aprovechando que tenemos más tiempo para nosotros.
El adolescente necesita relajarse y lo hace de forma espontánea de muy distintos modos. Conocerlos, nos ayudará a facilitar los mejores y a limitar aquellos que sólo le benefician a corto plazo pero no le desarrollan como persona. Tener la capacidad de controlar las emociones desagradables supone saber calmarse, graduar la expresión emocional y posponer la actuación o ajustarla del modo más conveniente para sí y para quienes le rodean. En muchos casos, esto supone saber posponer un resultado agradable inmediato, tolerando la tensión actual generada, para poder así obtener un beneficio a medio o largo plazo.
El autocontrol emocional es una de las competencias más importantes para desarrollar una vida plena y tendrá un valor incalculable en la prevención e intervención de las drogodependencias. Saber posponer una recompensa para obtener mejores beneficios a largo plazo significa proyectar nuestra vida con inteligencia emocional.
Para relajarse y obtener emociones placenteras puede realizar actividad física, escuchar música a solas, ver la tele, jugar a videojuegos, etc.
Los enfados en casa…
Posted 21 junio, 2013
on:Es más frecuente en esta etapa de la vida, las explosiones y descargas de tensión contra los padres. Les resulta más fácil y seguro, expresarse en un ambiente conocido y protegido que ante personas extrañas. La respuesta que les demos, es definitiva a la hora de ayudarles a encontrar un equilibrio y construir su identidad. Se ha observado que la comunicación empática y positiva de las personas adultas les ayuda en este sentido.
Durante la adolescencia, se vuelve a una cierta trasgresión de las reglas aprendidas, sobre todo de las reglas convencionales (modales, vestuario, etc.). Se intentará liberarse de muchas reglas que le presionan y le impiden tener su propia personalidad, pero a su vez, también necesita explorar, como en la infancia, las condiciones que regulan las relaciones con otras personas.
Cuando empatizamos y expresamos nuestros sentimientos, sin perder el control, no sólo estamos facilitando la comunicación, sino que le estamos ofreciendo un modelo de expresión y gestión afectiva, además de acelerar el aprendizaje, sin cuestionar su valor como persona. La empatía también le relaja, consuela y anima.