Archive for julio 4th, 2013
La consejería para padres de familia es actualmente una industria en crecimiento. Hay abundancia de «expertos» «profesionales» que nos dicen exactamente lo que estamos haciendo mal y como corregirlo en el futuro. Como resultado, no solamente tenemos que arreglárnoslas con nuestros hijos, sino también con los expertos. Se nos ofrece consejo en una abrumadora variedad de formas: libros, revistas, televisión y por supuesto en los servicios de niñeras que ofrece Internet.
Si usted es como yo, esos consejos en ocasiones le parecen intimidantes. Hacen que me sienta aun más culpable de echar a perder las cosas de la que sentía antes. Además, mis sentimientos de culpa e incompetencia se refuerzan con los modelos que presenta Hollywood de la familia saludable y feliz, en la que todos son esbeltos y sanos, que siempre cantan y bailan, con sonrisas perfectas, frescamente mentoladas y dientes blancos, y que tranquilamente toman desayunos balanceados en una cocina limpia, higiénica y completamente equipada.
La realidad es que las familias perfectas sencillamente no existen. La hora del desayuno es zona de guerra. Si en el engaño de que existen familias completamente felices y sin problemas, terminaremos desmoralizados por no vivir como ellos. Lo cierto es que detrás de la puerta, estas familias tienen los mismos problemas, tensiones, disputas y conflictos como todas las demás. Como se dice: «El pasto puede ser más verde «por allí», pero todavía necesita cortarse».
No existe una fórmula mágica, x+y= mc2 que resuelva todos los problemas que conlleva el ser padre. Nada garantiza que lo que funcionó con un niño una vez, funcione en el futuro con el mismo niño o con otro. La crianza de los hijos es más similar a improvisar música que matemáticas. Aunque existen algunos importantes y amplios principios, es sobretodo un asunto de aptitud y estilo propios.
No importa cuántos libros para aprender a tocar violín haya leído, o a cuántos conciertos haya asistido. Se nece- sitan meses de paciencia y práctica dedicada, solo para poder tocar un instrumento sin que suene como un gato estrangulado. Usualmente se requiere de años para que suene bien y nunca se deja de aprender. Ser padre es igual. A pesar de lo que haya escuchado o leído, no puede esperar que todo marche bien desde el principio. Tener éxito es producto de tomar buenas decisiones. Las buenas decisiones son resultado de la experiencia y la experiencia a menudo es el doloroso resultado de aprender de las malas decisiones. El tiempo que tenga de ser padre no es un factor determinante, usted todavía está aprendiendo, y seguirá preocupándose por su desempeño.
La crianza de los hijos puede ser la aventura más grande de la vida, pero es también el más grande experimento. Ser una madre o un padre es un proceso de prueba y error: sin balance, sin plan, impredecible y caótico. A pesar de haberlo hecho por años, todavía tiene que darle todo su empeño conforme avanzas en el proceso. Todo es asunto de improvisación.
La realidad es que al comparar la tarea de educar a un niño con tocar el violín, hace que esto último parezca asun- to de principiantes. Ya que a diferencia de tocar el violín, los que criamos hijos tenemos que ensayar en escena. Cometemos errores enfrente de los críticos y del resto del mundo, quienes están listos para decirnos lo que hacemos mal. No podemos volver a empezar, aunque estropeemos las cosas. Lo cierto es que gran parte de las destrezas necesarias para criar a los hijos, es la habilidad para intentar corregir los errores en plena actuación.
Tener muchos hijos no califica a ninguna persona para dar las reglas para el éxito con el sello de aprobación de buen manejo del hogar, aprobadas y probadas, escritas en piedra de forma absoluta ¿Por qué? ¡Porque no existen tales reglas! Otros padres pueden hablar entre sí de sus experiencias personales. Los expertos pueden decirnos los principios básicos. Pero nadie puede darle las pautas a seguir en cada situación, que nunca fallarán y que garantizan el éxito. Cada niño, y por consiguiente, cada relación, es diferente.
Steve Chalke