Dedíqueles tiempo a sus hijos, pero hágalo despacio y poco a poco
Posted 31 julio, 2013
on:Nuestros hijos necesitan nuestro tiempo. Si en realidad esto fuera suficientemente importante para nosotros, encontraríamos tiempo para ellos. A pesar de lo auténticas que suenen nuestras excusas, esta incómoda verdad no cambia. El problema es que, muy a menudo, no nos apercibimos de cuán importante es para ellos que les prestemos atención. Por supuesto, una de las razones principales por las que cometemos este error es porque no pasamos suficiente tiempo con ellos para damos cuenta de ello.
Es una situación que nos atrapa. Nuestros hijos ocupan un lugar inferior en nuestra agenda debido a la poca cantidad de tiempo que les dedicamos, por lo que no nos damos cuenta de sus necesidades. Debido a que ocupan un lugar inferior en nuestra agenda, nunca tenemos tiempo para descubrir que necesitamos cambiar nuestras prioridades. Hasta que es demasiado tarde.
Definitivamente, estar consciente de esto es una cosa, pero sacar el tiempo es otra. Es similar a practicar algún deporte. Todos queremos estar en forma, fuertes y saludables. Sin embargo, nunca llegaremos a estar en forma por una simple razón: no estamos dispuestos a levantamos a las 6:00 a.m. cada mañana y esforzamos para entrenar.
Un comentarista describió los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 como un evento donde: «Las personas con la mejor condición física del mundo actúan para las personas de peor condición física». A muchos británicos les preocupaba adquirir la enfermedad de las «vacas locas» por comer carne de res infectada, sin embargo, un médico advirtió que la gente corría más el riesgo de ser atacados por la enfermedad del «sofá loco». «Es más probable que usted se enferme por ver tanta televisión», argumentó, «que por comer carne de res». Ser espectador es hasta ahora el deporte más popular y más peligroso que existe. Nos hemos vuelto una nación tan ansiosa por los deportes que pasamos horas enteras sentados frente al televisor, viendo a otros haciendo ejercicio, en lugar de hacerlo nosotros. Es cierto lo que se dice sobre el fútbol: ¡22.000 personas que necesitan hacer ejercicio observan a 22 personas que necesitan descansar!
De la misma manera y por las mismas razones, muchos de nosotros terminamos siendo espectadores en la vida de nuestros hijos. Dedicar tiempo a su familia requiere la misma dedicación, esfuerzo disciplinado y dinamismo que demanda el entrenamiento para un deporte. El problema es que las buenas intenciones fracasan, debido a que las metas que nos trazamos son demasiado ambiciosas. Así como no debería empezar su intento de estar en forma comprometiéndose a correr medio maratón cada mañana, igual de tonto es que prometa hacer cambios radicales a su estilo de vida de la noche a la mañana. Aun cuando usted tenga un estallido inicial de entusiasmo, este tipo de cambios drásticos raramente funcionan a largo plazo. Es mucho mejor poner a su familia «en forma» despacio, de manera disciplinada, y sin ser demasiado exigente.
No se proponga cambios poco realistas a sus hábitos diarios o a sus rutinas de trabajo que puedan resultar demasiados y precipitados. En cambio, plantéese metas realizables. Aprenda a caminar antes de hacer el intento de correr. Tal como lo saben las personas de negocios exitosas, las metas trazadas deben ser realistas y razonables. En vez de tratar de llegar a casa dos horas antes cada día después del trabajo, intente salir del trabajo media hora antes, aunque sea solo dos veces por semana, para que pueda leerle a su hijo una historia antes de dormir. En lugar de comprometerse a dedicarles cada noche y cada fin de semana, dedíqueles una noche a la semana y un fin de semana al mes, y conviértalo en un tiempo familiar sin interrupciones; un tiempo en el que hacen algo juntos. El secreto es comenzar poco a poco, pero tenerlo como prioridad, y dedicarse de la misma manera en alcanzar nuestros objetivos en casa como lo haríamos en el trabajo.
Si la tarea que tiene por delante le parece intimidante, no se engañe creyendo que puede posponerla. Puede ser que el mañana nunca llegue, así que comience hoy. El reloj está mar- cando y el tiempo corre. Indiferentemente de lo que haga o la manera en que lo haga, empiece a sacar tiempo para sus hijos hoy. Poco a poco he aprendido, que es sencillo destinar un tiempo para nuestros hijos y no permitir que otros asuntos interfieran en el camino, si de antemano planeamos hacer algo como familia: damos obsequios, pasear, celebrar días festivos o planear alguna sorpresa. Incluso, he aprendido que no importa lo que hagamos, si lo hacemos juntos.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que también es importante pasar tiempo con cada hijo individualmente. A menudo, llevo a alguno de mis hijos a desayunar fuera los sábados. Generalmente vamos al restaurante McDonald’s de la localidad, por ser un lugar barato y agradable, pero a la vez muy especial. Pasamos un tiempo agradable hablando sobre nosotros, riendo, contando chistes y poniéndonos al tanto de los acontecimientos, sin las distracciones del hogar. En ocasiones, en una especie de «cita», llevo a una de mis hijas a algún restaurante; solamente ella y yo. A veces compro boletos para asistir a un partido de fútbol con uno de mis hijos varones. Ninguna de sus necesidades le costará una fortuna. No es necesario que los lleve al lujoso hotel Ritz para que sea especial. Solo es cuestión de sacar el tiempo. Como dicen, los hijos deletrean la palabra «amor» así: T-I-E-M-P-O. Lo más gracioso de todo, es que a pesar de lo renuente que esté usted al principio, es muy probable que termine disfrutándolo aun más que ellos.
Steve Chalke
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