Escuela de Padres

El niño necesita una relación de vinculación y afecto con sus padres, así como que se le transmita protección y seguridad, para el buen desarrollo de su personalidad. Para ello es básico que sus necesidades, tanto físicas como emocionales, estén cubiertas.

El vínculo emocional que se establezca desde el principio con los padres va a influir decisivamente en el desarrollo moral y afectivo del niño. Si éste es defectuoso da lugar a una pobre, inestable o mala relación entre padres e hijos.

Respecto al modelo educativo que van a dar a su hijo, han de saber que los primeros estadios evolutivos son fundamentales. Los niños vienen al mundo con un carácter (una impronta); la educación debe reforzar los aspectos positivos y compensar los deficitarios.

Ya antes de que el niño nazca, los padres deben estar posicionados respecto a la educación que quieren transmitir a su pequeño, haber analizado cómo fueron ellos educados, pues influirá en los que van a transmitir a su hijo; valorar sus virtudes y defectos para mejorar y repercutir en él. En el supuesto -mayoritario- de que sean pareja, habrán de consensuar unas pautas formativas coherentes.

En las primeras etapas hay bebés que no quieren comer, o no duermen, o lloran sin parar hasta que se les coge, o simplemente en los que todo parece que funciona bien: duermen bien, comen bien, no hacen ni un ruido, no dan ningún problema.

Los niños llegan sin saber cuáles son las pautas de respuesta ante sus reclamos. De nuestro comportamiento frente a sus demandas dependerá su forma de adaptarse a este nuevo entorno en el que comienzan a crecer.