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Todos iguales, todos diferentes
Posted 20 julio, 2015
on:Ni el segundo es igual al primero, ni dos es el doble de uno… en esto de los hijos, las matemáticas no siempre son exactas.
Como con un hijo no basta… ¡llega el segundo! Los padres empiezan a redescubrir muchas cosas olvidadas, y a descubrir otras que desconocían. La primera es que a nivel de dedicación un hijo es un hijo, y dos son dos. En contra de lo que algunos apuntan: uno es uno y dos son uno y medio. Pero tranquilos, la experiencia como padres y personas sigue siendo grandiosa. Por otra parte, inconscientemente, los padres damos por hecho que el segundo será como el primero en cuanto a su forma de actuar y hacer, al menos en estas edades tan tempranas. Pero la realidad nos hace ver algo muy diferente: el segundo es muy distinto al primero. ¿Cómo puede suceder esto si el entorno familiar es el mismo y la forma de educarle también? Intentaré arrojar algo de luz enfocándolo sólo desde la observación.
El primer hijo tuvo como modelos a su padre y a su madre, personas adultas que se relacionan con él de forma adulta y adaptada a su comprensión del lenguaje y psicomotricidad. Su entorno, al margen de sus juguetes, también es adulto. Los objetos de la casa son de adultos. Y así el niño crece y evoluciona, aprendiendo a ser una persona y a relacionarse con los demás. Y aparece el segundo. Antes de que queramos darnos cuenta, resurge desde sus escasos ochenta centímetros de altura la personalidad de una nueva persona, de una nueva forma de pensar, de otra manera de ver y sentir lo que ocurre, de metas y objetivos propios, etc. Algo no nos encaja a los padres, es muy distinto.
Pero tranquilos, es normal. ¿Por qué? Si lo comparamos con el entorno en el que creció el primero:
- Entorno de referencia distinto. Tiene un punto añadido de referencia: su hermano mayor. Y le gusta mucho más que sus padres, pues es alguien más cercano (y no sólo en altura) y que entiende mejor los juegos y bromas. E incluso se intercambian los gestos y bromas a copiar.
- Nuevas actitudes a aprender. Ve en su hermano mayor cómo enfadarse, cómo reír, cómo patalear, cómo ayudar, cómo comer… Esto sirve de tirachinas para un aprendizaje más acelerado en todos los sentidos.
- La televisión también enseña (bien y mal, ya sabes). Aparece otro canal de aprendizaje más cercano: los dibujos y películas de su hermano mayor. Aunque no estén diseñados para él, no queda lejos de su comprensión, por lo que tiene una fuente de información y entretenimiento que no tenía su hermano que veía los dibujos acorde a su edad.
- Dos contra el mundo. No tardarán mucho en hacer pareja y a jugar juntos. Confabularán travesuras y se cubrirán y cuidarán. El sentimiento de pertenencia al núcleo familiar aumenta.
- Psicomotricidad acelerada. Lo de saltar en el sillón y la cama tiene su gracia, así que para lograrlo luchará contra sus propias limitaciones físicas antes de tiempo. Son persistentes. Y un día le descubres saltando antes de lo que lo hizo el mayor, y a su hermano muerto de la risa.
- Otros juguetes. Tiene acceso a los juguetes de su hermano mayor como los Playmobil, para lo que su psicomotricidad fina debe llegar antes si quiere disfrutarlo. Lo sabe, y echa el resto.
En definitiva, no serán iguales porque su aprendizaje es distinto, pues el entorno así lo es. Lo divertido es ver cómo se supera y cómo crecen juntos. Disfrutémoslo sin olvidar que son dos personas distintas, y todos debemos adaptarnos.