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El padre ausente
Posted 23 julio, 2015
on:En las familias monoparentales, cuando falta la figura del padre se pueden provocar algunas carencias en los hijos, pero si estamos atentos para compensarlas adecuadamente y no cometemos errores fáciles de evitar, nuestros hijos crecerán sin ninguna dificultad, con todas sus necesidades afectivas y de aprendizaje cubiertas.
Laura Arzate
El rol complemtentario del hombre y la mujer en la conformación de la familia, son necesarios para establecer una base firme y segura para el desarrollo de la personalidad del bebé. La importancia de que el niño o la niña se sienta aceptado por quienes lo rodean es determinante para un buen desarrollo, sobre todo por parte de sus padres o figuras protectoras.
El papel del hombre es importante desde el inicio, especialmente como apoyo emocional a su pareja; brinda seguridad económica, procura fortaleza, protección física, compromiso, capacidad para resolver problemas. Gracias a la presencia del padre, el niño adquiere la identificación masculina. En la edad preescolar el niño expresa un conflicto con su padres, lo ve como el rival a vencer, el obstáculo para obtener la atención y amor de su madre.
La resolución sana de este conflicto llevará a la formación de la identidad sexual, así como al establecimiento de normas en el niño. Finalmente entiende que su madre ama a su padre y también a él, pero desde su jerarquía de hijo.
Para las niñas, el padre es la figura idealizada, «su príncipe azul», rivalizando con la madre, finalmente renunciarán a éste hecho y se podrán identificar con la madre, cuando grandes, posiblemente busquen una pareja con las características de su padre.
Esta prohibición contribuye al desarrollo de la moral en el niño, es decir, a distinguir aquello que debe o no hacer. Así el padre se convierte en representante de la autoridad.
El padre provee identidad al hijo, el padre amoroso y presente, brinda la posibilidad de crecer con seguridad y confianza. En este marco estable, de ayuda y apoyo mutuo, la mujer se puede entregar con amor a su tarea de ser esposa, madre, y/o ejercer un oficio o profesión.
Cuando el padre no cumple su rol y no existe una figura sustituta, el bebé tendrá mayor dificultad para separarse de la madre, permaneciendo a veces fusionado a ella.
En los albores del nuevo siglo, las estadísticas de hogares donde el padre está ausente van en aumento. Por padre ausente entendemos que el progenitor está o ha estado ausente de la vida y crianza del hijo con el cual no mantiene un vínculo constante.
La ausencia del padre implica la ausencia de un intercambio emocional marcado por el desinterés, la irresponsabilidad, la falta de compromiso.
Su pobre participación la percibe el hijo como una pérdida y rechazo hacia él, aportando elementos para que el hijo sienta que él tiene algo malo que obliga al padre a alejarse de él. Cuando el padre no está presente en la crianza de los hijos, la madre es la que asume por lo regular los dos papeles. El de madre y padre. Esta doble función limita el cumplimiento de sus funciones como madre. Al no contar con los recursos y como la jefa del hogar, se convierte en proveedora y cuidadora, pasando la mayor parte del tiempo fuera del hogar, lo que limita el efectivo cumplimiento de sus funciones, desapegándose de manera temprana del hijo, limitando el tiempo de atención, dejando a los hijos en un desamparo emocional, y en situaciones de riesgo de sufrir algún tipo de abuso infantil.
A la falta del padre en la vida interior del hijo, le sobreviene un sentimiento de orfandad y abandono que operará en las diversas etapas del desarrollo, aumentando con ello el índice de expresar alteraciones en el desarrollo:
De los 0 a los 3 años:
• Berrinches, conducta agresiva, problemas de atención, alteraciones del sueño, conducta bélica, aprendizaje tardío o retrocesos en control de esfínteres y hábitos de cuidado personal, trastornos de la alimentación, problemas de identidad.
De los 3 a los 5 años:
• Ansiedad e inestabilidad, miedos, fantasías de abandono y muerte del padre. Sentimientos de culpa, inadaptación a la escuela, poco gusto por el desarrollo de actividades, apartarse de los demás.
De los 6 años de edad a los 12 años:
• Sentimientos depresivos, tristeza, sentimientos de abandono y carencia afectiva, manifestaciones de agresividad e ira, dificultades en el rendimiento escolar, en las relaciones sociales, hiperresponsabilidad, ausencia de quejas, auto exigencia.
De los 11 a los 16 años:
• Sentimientos de inseguridad, quejas de molestias físicas, rebeldía exaltada, actitudes de pasividad y desinterés, tendencia al fracaso, conductas delictivas, consumo de drogas, tendencias a mostrarse agresivos con sus compañeros y de auto agredirse.
De la juventud a la edad adulta:
• Mayores sentimientos de inseguridad, ansiedad en las relaciones con los demás, miedo al fracaso y a las relaciones de pareja, intensa lucha por no repetir lo vivido en su infancia, mayor tendencia a expresar conductas de violencia en las relaciones de pareja, de divorcio.
Un estudio realizado en Estados Unidos referente a la ausencia del padre en el hogar, refleja los siguientes riesgos en los hijos:
- 165% de posibilidades de sufrir abandono físico considerable.
- 74% de posibilidades de ser víctimas de abandono emocional.
- 120% de posibilidades de sufrir algún tipo de abuso físico.
Por lo anterior se sugiere que el niño se puede beneficiar del contacto con un modelo sustituto paterno (abuelo, tío, padrino, padrastro) respetable, benévolo, dispuesto a mantener una proximidad y contacto emocional estable y protector (sean o no padres biológicos), con el cual el niño tome el modelo masculino y viva lazos de amorosos de afecto.
También la figura paterna se puede construir a través de lo que la madre expresa del padre, un discurso que muestre a un padre abandonado e irresponsablemente, servirá para deformar en la mente del niño el modelo masculino.
Por el contrario, una madre que ha sabido conciliar las diferencias con su pareja y que enfrenta el abandono con sus recursos personales y uso de las redes de apoyo sociales (familia, programas de apoyo económico, etc.). Podrá ayudar a su hijo a construir una imagen paterna adecuada.