Escuela de Padres

Enseña a tus hijos a gestionar la frustración

Posted on: 24 agosto, 2015

Una de las primeras lecciones a las que tienen que enfrentarse los niños es la que supone no conseguir siempre lo que desean. Posponer ese aprendizaje, lejos de allanar el camino de su felicidad, dificulta su capacidad para encarar los problemas y superarlos con éxito.

En nuestra sociedad de la abundancia, son muchas las casas en las que a lo niños no les falta de nada. Se les da todo lo que piden -juguetes, ropa, viajes, etc- y, a veces, por encima de las posibilidades de la propia familia. Es tal el poder con el que cuentan que, en numerosos hogares, son ellos los que deciden qué se ve en la tele y qué se come en la mesa. Los niños que crecen entre algodones, además de convertirse en adolescentes caprichosos y consentidos, tienen dificultades para gestionar la frustración y superar los obstáculos.

No saber enfrentarse a la frustración a medio y largo plazo genera infelicidad. El niño que, de pequeño, exigía un juguete; de mayor, reclamará un avión. Lo peor de todo es que no entenderá qué es lo que ha hecho o sucedido para no tenerlo. Cuando no consiguen lo que quieren, la mayoría de adolescentes creen que se debe a la mala suerte o a que los astros se han confabulado en contra de ellos, una forma de pensar que limita su capacidad de reacción frente a las dificultades.

¿La solución? Decir «no». El problema con el que nos encontramos cuando cedemos a todos sus caprichos es que con esa actitud no les ayudamos a comprender que, en la vida, no siempre conseguirán lo que desean porque se toparán con obstáculos que no habían previsto, dificultades que pondrán a prueba sus habilidades, etc. La vida no es de color de rosa. Por mucho que se quejen, lloren o pataleen, nuestra labor como padres es enseñarles a superar cualquier traba por sí mismos. Una de las mejores estrategias a la hora de ayudarles a conseguir ese objetivo es el ensayo-error: dejarles que hagan algo por sí solos, dejar que se equivoquen y dejar que sean ellos los que encuentren la solución al problema. ¿Y tú? ¿Eres de los que le atas los cordones a tu hijo/a o dejas que se pelee con ellos?

Dales espacio para que resuelvan sus problemas

Una de las habilidades que hemos de potenciar en los niños es la residencia, lo que, según el «Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua», es «la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas».

Un día Ismael, un niño de 8 años, salía del cole con la intención de acudir al entreno, como cada martes. Al ir su padre a recogerlo, le comentó que el entreno se había suspendido porque el entrenador no podía asistir por trabajo. Ismael no lo entendía, así que rompió a llorar y a patalear. Su padre le volvió a explicar el motivo, pero él cada vez lloraba más fuerte. El esfuerzo del padre para que lo comprendiera era inútil. Al llegar a casa, éste le invitó a que se fuera a su habitación hasta que estuviese más calmado. Al cabo de 5 minutos, salió ya tranquilo. Su padre le explicó lo que pasaba y él lo entendió. 15 minutos más tarde estaba jugando sin nombrar para nada el tema del entreno.

Esta anécdota muestra que hay ciertas emociones que más que evitarlas -en ningún momento se le ofreció un regalo a cambio para distraer su atención; se le obligó, a gritos, a que dejara de llorar, etc.-, hay que dejarlas pasar. Ismael tuvo que gestionar su frustración. Si cuando algo no les sale como tenían previsto, los padres aparecen para sacarles las castañas del fuego, solucionarles los problemas o compensarles con algo para que no sufran, les estamos impidiendo que maduren como personas y que aprendan ellos mismos a buscar salida a sus problemas.

El mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos no es comprarles un juguete, permitirles ver la tele hasta tarde o dejarles que se coman un helado antes de cenar, sino ofrecerles una guía que les permita gestionar sus emociones y resolver sus problemas. Ésta es la llave que les permitirá, más adelante, enfrentarse a la vida con una alta capacidad para ser felices el mayor tiempo posible.

Las pautas que le ayudarán a superar los obstáculos

Un niño(/a se siente seguro/a no porque todo le salga siempre rodado, sino porque sabe qué es lo que está bien y qué es lo que está mal y es, además, conscientes de sus fortalezas y de sus limitaciones. Enseñar todo eso es labor de los padres. Siguiendo estas estrategias, les darás pautas para encontrar salida a todos su problemas.

  • Ayúdales a identificar sus emociones. Si están enfadados o rabiosos, es útil explicarles por qué y decirles que son sentimientos que todos tenemos cuando no nos salen las cosas como esperábamos.
  • Desde la reflexión. Tienen que aprender a esperar a que se les pase el lloro o la rabieta para poder pasar a la acción y pensar con claridad cuál es la mejor respuesta o solución al problema.
  • Predica con el ejemplo. No podemos pretender que los hijos se calmen y busquen una solución a un problema, si nosotros reaccionamos de una forma poco cabal o incoherente.
  • Potencia su iniciativa. Deja que sean ellos los que busquen las diferentes alternativas. Los padres tenemos que ser pacientes porque el aprendizaje a través del ensayo-error requiere tiempo.
  • Valora sus aportaciones y logros. Esto les ayuda a creer en ellos mismos y a verse capaces de salvar cualquier obstáculo que se les ponga por delante.

Francisco Castaño Mena y Pedro García Aguado

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