Escuela de Padres

Archive for agosto 29th, 2015

Una tendencia que toma más auge por los beneficios que tiene tanto para la madre como para el bebé.

¿Se imaginaría usted con contracciones, lista para dar a luz a su bebé, teniendo de fondo la música que más le gusta y no precisamente en su casa sino en una clínica? Pues bien, con el objetivo de brindar una experiencia memorable y más placentera durante el trabajo del parto a la mujer, el Hospital Meissen, de Bogotá, puso en marcha esta iniciativa que pretende favorecer a mujeres de escasos recursos.

Según Leonardo Morales, médico, psiquiatra y musicoterapeuta, director del Hospital Meissen, «hasta diciembre pasado se había trabajado con ocho mujeres, mientras se ponían en práctica todos los protocolos de seguridad para su aprobación: asepsia, manejo del dolor y de la respiración. Buscamos humanizar más el parto, donde la mujer se sienta acompañada, viva una experiencia con mayor significado para ella, dentro de su ambiente, a las cosas que más importan y significan en la vida y con mayores posibilidades de satisfacción».

Además, porque en esta entidad se trabaja con mamás de alto riesgo, es decir, con posibles complicaciones en el parto: el 17 de ciento de ellas son adolescentes, y el resto son las mismas adolescentes años después. Aunque se requieren otros programas sociales para afrontar esta situación, se puede decir que este es un bálsamo en medio de las dificultades y un aporte para mejorar la calidad de vida de la madre y la de su bebe.

Se pretende vincular a la mayoría de las gestantes que deseen tener a sus bebés en este hospital, se animen a asistir a las consultas, cuenten con la posibilidad de desplazarse y conozcan las bondades de la música a la hora de dar a luz, siendo esta una experiencia recurrente en países de primer mundo y que por estos días coge fuerza en Colombia.

Para acceder al programa (que aún no tiene nombre) las mamás deben asistir a algunas clases musicales durante el embarazo. Inicialmente, se les indaga por su historia musical: el ritmo que más le agrada, su cantante favorito, qué le gustaba bailar y qué ruidos le molestan.

Luego, el experto en musicoterapia, y quien dirige las sesiones de las restantes, realiza ejercicios con melodías suaves y tranquilas, también con canciones tradicionales de cuna y otros ritmos, como música clásica y boleros. En medio de la clase se tocan diferentes instrumentos musicales, siendo la viola uno de los predilectos.

Para el momento del parto, la mujer decide la o las melodías que desearía escuchar. Para este año se pretende capacitar a profesionales de la salud de empresas públicas y privadas en este tema.

Melodías para nacer

Liliana Medina, máster en musicoterapia y violista de la Orquesta Sinfónica de Colombia, asegura que desde hace aproximadamente 30 años iniciaron las investigaciones de musicoterapia en el parto, pero «en el país es algo nuevo»,

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Lo que se ha demostrado es que en la mujer disminuye la ansiedad, tiene mejor manejo del dolor, la relaja y mejora la experiencia del nacimiento y del parto. Ayuda a localizar la respiración y a tener una mejor conciencia del cuerpo. Fortalece el vínculo entre madre e hijo.

A su vez, activa el cerebro de manera diferente, porque facilita el aprendizaje y estimula ambos hemisferios del cerebro, logrando que las zonas que se relacionan con el dolor lo hagan pero no de una manera dolorosa. Por ende, reduce el uso de medicamentos y le permite vivir su parto de manera placentera.

En las primeras etapas del parto la madre entra en éxtasis total. Se ha demostrado que a través de la voz de la madre se puede relajar y dilatar el canal del parto.

Según el doctor Rodrigo Riaño, psiquiatra del Politécnico Grancolombiano, la música «beneficia la producción de endocrinas y aporta serenidad a la mujer. Favorece que ella mantenga un ritmo pausado en su trabajo de expulsión del bebé. La música genera emociones positivas a la madre y le ayuda a recuperar la energía entre una contracción y otra, aparte de que también evita la depresión posparto».

Es clave aclara que en la fase de expulsión no interviene la música, ya que hay que ser respetuoso con la madre y el bebé que nace.

El origen

El ginecólogo francés, Fréderick Leboyer, en la década de los años cincuenta, habló sobre el canto carnecita, introducido y transmitido a la sociedad occidental, que indicaba que mientras las madres cantan ellas consiguen centrarse en sí mismas y en el momento en que están viviendo. El canto les ayuda a sentir la intensidad del trabajo de parto, fortalecer la pelvis y disminuir el dolor.

Tatiana Quinchanegua


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