Escuela de Padres

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Grasas

Posted on: 31 mayo, 2016

Son fundamentales para el funcionamiento del organismo humano, siendo la reserva energética del mismo, envuelven y protegen los órganos vitales del cuerpo ante posibles golpes, protegen el cuerpo ante temperaturas externas muy bajas y permiten la asimilación en el organismo de las vitaminas que se disuelven en las grasas (Vitaminas liposolubles: A, D, E y K).

Las grasas están compuestas por moléculas de glicerina y por diversos ácidos grasos como los triglicéridos. Los ácidos grasos se clasifican en saturados, monoinsaturados y poliinsaturados, siendo los más importantes los primeros y los últimos.

Los ácidos grasos saturados son sólidos a temperatura ambiente, tienen un alto contenido en colesterol y se encuentran en diferentes cantidades en los siguientes alimentos: Leche entera, mantequilla, quesos grasos, nata, aceite, yema del huevo, carnes grasas, sesos, riñones, pescados azules, salmón, mariscos, chocolate, avellanas, nueces y en los productos de pastelería y bollería.

Los ácidos grasos poliinsaturados, aportan menos grasas al cuerpo, por lo que reducen el nivel de colesterol en la sangre y el riesgo de obesidad. Se encuentran en los diferentes tipos de aceites (oliva, maíz, soja, uva y girasol), en la margarina vegetal y en algunos pescados azules. Hay dos ácidos grasos poliinsaturados llamados esenciales, que el organismo no puede producir y que tienen que obtenerse mediante los alimentos que ingerimos en la dieta, estos son el ácido linoléico (de la familia de los omega 6) y el ácido alfa-linolénico (de la familia de los omega 3).

El acumulo excesivo de grasas en el organismo produce obesidad, arteriosclerosis y riesgo de enfermedades cardiacas y vasculares.

La ausencia de la ingesta de grasas, obliga al organismo a tener que producir la energía que necesita, utilizando primero la grasa que contienen los tejidos musculares y con posterioridad, la grasa que envuelve y protege los órganos vitales del cuerpo.

Son substancias compuestas por carbono, hidrógeno, oxigeno y agua, que constituyen la principal fuente de energía en los seres humanos para el desarrollo normal de las actividades diarias.

Los principales hidratos de carbono son los cereales, féculas, azúcares y celulosas.

Los Cereales (trigo, arroz, avena, centeno, maíz, mijo) son alimentos producidos en casi todos los países del mundo, de fácil cultivo, almacenamiento y conservación. El cereal de mayor consumo es el trigo, seguido del arroz, que tiene bajo contenido en proteínas y además es pobre en grasas.

A través de los cereales se consiguen diferentes productos, como son las harinas, las sémolas, el salvado, los copos y el germen, que se pueden combinar con otros alimentos como las hortalizas, las frutas y los lácteos para conseguir una correcta alimentación.

Las féculas o almidones, como la patata, el boniato, etc., al ser ingeridos en el organismo se descomponen lentamente sus polisacáridos en monosacáridos (glucosa) gracias al enzima amilasa que se encuentra en la saliva y en el intestino delgado.

Los azúcares se asimilan en el cuerpo con gran rapidez. Hay de dos tipos, los monosacáridos (glucosa y fructosa) que se encuentran en las frutas, dándoles los sabores característicos y los polisacáridos (sacarosa y lactosa), que se encuentra en la leche.

Las celulosas son los polisacáridos que componen las fibras vegetales, que se encuentran en las hortalizas, frutas, leguminosas, frutos secos y cereales integrales. Las celulosas tienen dos características importantes: Por una parte su ingestión da sensación de plenitud o saciedad, lo que hace que disminuya el apetito y por tanto el continuar tomando alimentos; por otra, las celulosas no producen calorías porque no son asimiladas por el organismo humano. Aquí reside la importancia de consumir celulosas de forma abundante en la dieta cotidiana.

Los alimentos son productos sólidos, líquidos o gaseosos que contienen substancias nutritivas que los organismos utilizan para la fabricación o reposición de su propia materia y para que le suministren la energía necesaria para poder desarrollar todas las funciones corporales.

Este aporte de energía que realizan los alimentos, se puede medir en el laboratorio para determinar el equivalente calorífico de cada alimento, mediante la combustión completa del alimento dentro de un calorímetro y midiendo el calor que se desprende. Así sabemos el valor energético de los principios inmediatos:

• Hidratos de Carbono o Glúcidos: 4,1 Calorías por gramo.
• Grasas o Lípidos: 9,3 Calorías por gramo.
• Proteínas o Prótidos: 4,1 Calorías por gramo.

La kilocaloría o caloría grande, es la cantidad de calor precisa para elevar la temperatura de un kilogramo de agua un grado centígrado (1º C).

Para conseguir un buen desarrollo corporal debemos mantener una alimentación sana, equilibrada, que debe basarse en la ingesta de poca cantidad y mucha variedad de alimentos, ya que en la actualidad el acceso a los mismos es muy fácil y asequible; pero hay que huir de las modas alimenticias, difundidas sobre todo por los medios de comunicación y consumir diariamente de forma equilibrada los nutrientes básicos que contienen los alimentos:

● Hidratos de Carbono o Glúcidos
● Grasas o Lípidos
● Proteínas o Prótidos
● Agua
● Vitaminas
● Minerales

La salud es el bien más preciado y deseado por todos los seres humanos, tanto si la tienen como si no la poseen; constituyendo además un derecho su protección como recoge el artículo 43 de la Constitución Española de 1978, que expone:
1. Se reconoce el derecho a la protección de la salud.
2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de las medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios.
3. Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte. Así mismo facilitarán la adecuada utilización del ocio.
Es común a todas las personas el deseo de:
  • Tener salud.
  • Gozar de buena salud.
  • Conservar su salud.
  • Mejorar su salud.

Este deseo se asocia al concepto de Bienestar (sentirse bien), estando en contraposición con el concepto de Malestar (sentirse enfermo) y desde un extremo a otro se desarrolla la mayor o menor capacidad de funcionar de cada ser humano durante su vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Salud como “el completo estado de bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad”. Así mismo, también recomendó que para el año 2010, todos los estados europeos miembros de la OMS, deberán garantizar que los profesionales sanitarios han adquirido los conocimientos, las actitudes y las cualificaciones necesarias para proteger y promover la salud: La educación de los profesionales sanitarios se debe basar en los principios de Salud para Todos, que les prepare para proporcionar unos servicios de promoción, prevención, curación y rehabilitación de buena calidad.
En nuestra sociedad, donde actualmente tenemos un razonable grado de salud individual y colectiva, todas las personas deseamos tener más salud, disfrutando más de todo lo bueno que la vida nos ofrece. Ya que tenemos un Sistema Sanitario bien definido, donde cabe casi todo, a los ciudadanos no les preocupa en exceso cuales sean los mecanismos técnicos para que el Sistema Sanitario les aporte más salud; por lo que este deseo trae como consecuencia el permanente aumento de los servicios de prestación asistencial y de cuidados socio-sanitarios, con el fin de que les aporten mucha más salud y
calidad de vida a los ciudadanos que lo demandan.
Hay que seguir aumentando en el Sistema Sanitario las actuaciones que permitan a los ciudadanos ganar salud. El concepto de salud y las medidas para conservarla o reponerla en caso de enfermedad, se ha ido depositando en el transcurso de los años en los poderes políticos; pero actualmente hay que ir trasladando ese concepto a cada uno de los ciudadanos, para que además de exigir sus derechos ante el Sistema Sanitario, asuman todas las personas la responsabilidad social de promocionar su salud de forma individual y colectiva, mediante la práctica de hábitos de vida saludable, entendiendo que la salud es un compromiso social, un bien que forma parte de nuestra cultura y da sentido a la vida de todos los ciudadanos.
En la actualidad las preguntas son:
  • ¿Qué hace usted por su salud?
  • ¿Qué hace usted por la salud de los demás?
Y al referirnos a los demás, hay que comenzar por los más próximos, por “los nuestros”, comenzar por la Familia; ya que la familia como elemento nuclear de la sociedad, constituye el mejor Sistema de Promoción de la Salud, de Prevención de las Enfermedades y es además Generadora de Bienestar, pues la familia es la mejor escuela de vida, donde se inicia el aprendizaje, se educa, se imitan comportamientos y se recuerdan de por vida todas las pautas de actuación cotidiana, tanto las generadoras de salud, como las perniciosas para la salud física, mental y social.
A pesar de la gran influencia negativa que ejercen en la sociedad los medios de comunicación, que perdieron hace tiempo sus funciones primordiales de informar, entretener y educar; debemos reconocer que en contraposición, cada día tiene más importancia la actitud individual y la de la familia, que con su labor educativa ayuda al desarrollo sano de todos su miembros, contribuyendo al completo desarrollo personal y grupal mediante el cumplimiento de dos objetivos:
1. La adquisición de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para adoptar un estilo de vida saludable.
2. El impulso del conocimiento de los recursos institucionales sanitarios y sociales, para su utilización responsable.
La familia contribuye en la consecución de una buena salud por parte de cada uno de sus miembros; para lo cual es imprescindible la realización de actividades que nos conduzcan a la práctica de una vida sana, que se basa en cinco pilares fundamentales:
1. Alimentación saludable: Comer bien.
2. Ejercicio físico y deporte: Mantenerse en forma.
3. Relaciones afectivos-sexuales: Búsqueda de la complementariedad.
4. Evitar los tóxicos: Que contaminan el organismo.
5. El Sueño: Descanso físico y psíquico.

Familia. Definición.

La OMS define familia como «los miembros del hogar emparentados entre sí, hasta un grado determinado por sangre, adopción y matrimonio. El grado de parentesco utilizado para determinar los límites de la familia dependerá de los usos a los que se destinen los datos y, por lo tanto, no puede definirse con precisión en escala mundial.»

Otras definiciones: “Un grupo unido entre por vínculos de consanguinidad, filiación (biológica o adoptiva) y de alianza, incluyendo las uniones de hecho cuando estas son estables….. La familia es el resultado de una experiencia y de una alianza entre géneros. Requiere para su constitución, del encuentro y de la relación entre un hombre y una mujer que quieren unir su vínculo mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que surgen de su relación”.

Funciones de la familia

El funcionamiento familiar consiste en la capacidad del sistema familiar para cumplir con sus funciones esenciales enfrentando y superando cada una de las etapas del ciclo vital, las crisis por las que atraviesa, dando lugar a patrones que permiten ver la dinámica interna en función del medio en que ella se desenvuelve.

Estas deben de cumplir con las siguientes demandas:

  • Satisfacción de necesidades biológicas y psicológicas de los hijos
  • Socialización
  • Bienestar económico
  • Mediadora con otras estructuras sociales

Familia monoparental

  • Dirigidas por una persona.
  • Resultados diferentes a que estén los dos padres.
  • Baja autoestima de los miembros.
  • Sentimiento de abandono o pérdida en los hijos.
  • Desprestigio del padre o madre.

A lo largo de la vida, las familias atraviesan distintos tipos de crisis que según las características de las mismas las podemos clasificar en crisis evolutivas o inesperadas. Las crisis evolutivas a aquellos cambios esperables por los cuales atraviesan la mayoría de las personas. Dichos cambios requieren un tiempo de adaptación para enfrentar nuevas desafíos, que forman parte del desarrollo de la vida normal. Las crisis inesperadas a aquellas que sobrevienen bruscamente, que no están en la línea evolutiva habitual (muerte temprana de un padre, pérdida del empleo, exilio forzoso, etc.). Tanto las crisis evolutivas como las crisis inesperadas pueden ser atravesadas por las personas/familias de distintas maneras dependiendo de los recursos que tengan y de las experiencias previas (adaptación a crisis anteriores). Teniendo en cuenta esto, habrá familias que puedan pasar por estos períodos de cambios con mayor facilidad y capacidad de adaptación y otras no tanto.

Ingrid Vargas

En la actualidad, son muchos los padres que se quejan de que sus hijos son unos desagradecidos. Es importante saber que, como todo lo demás, la gratitud es un sentimiento que se desarrolla gracias a la educación que nuestros hijos reciben. Si quieres que tu hijo sea agradecido, comienza por dar ejemplo desde ahora mismo.

“Cuando bebas agua, recuerda la fuente”

Según el filósofo Robert C. Roberts, la gratitud contrasta con tres sentimientos que son el origen y raíz donde se asienta la tristeza: el resentimiento, el arrepentimiento y la envidia. Vemos pues, la gran importancia y necesidad de educar este sentimiento en nuestros hijos ya que les va a ayudar a ser personas felices.

¿Se puede educar la gratitud?

Como cualquier otros sentimiento, la gratitud también se puede (y se debe) educar. Los padres tenemos que hacer lo posible para potenciarlo y educarlo, fomentando al máximo este sentimiento en nuestros hijos.

En un principio, como el resto de los sentimientos, la gratitud es muy inestable e intermitente y dependerá de si le gusta o no hacer algo o si lo hace para “agradar al adulto”. Si esto es así, no pasa absolutamente nada; los padres con mucha paciencia y constancia trabajaremos este sentimiento para que quede asentado formando parte de su personalidad, como cualquier cualidad estable.

Podremos decir que ha quedado consolidado del todo cuando el niño sea capaz de comprender que, aunque no se le complazca en todo lo que hace o dice, lo hacemos por su bien. Antes de conseguir esto, podremos observar como la gratitud irá siempre de la mano de la gratificación positiva. Por eso es importantísimo que continuamente reconozcamos a nuestro hijo lo bien que hace las cosas, haciendo uso frecuente de los refuerzos positivos.

¿Qué podemos hacer? Tareas para los padres

En primer lugar es necesario señalar que vamos a educar este sentimiento (o el contrario) tanto por acción como por omisión, es decir, a través del ejemplo. ¿Cómo vamos a esperar que nuestros hijos agradezcan a los demás las cosas si nosotros somos los primeros que no lo hacemos?

Debemos abrir los ojos de nuestros hijos, a través de nuestro ejemplo, y hacerles ver que ser agradecidos no es simplemente pronunciar unas palabras de manera automática y mecánica. No basta con un simple “gracias” y ya está. La gratitud nace del corazón, de nuestro interior, del aprecio a lo que alguien hace por nosotros. Por eso, cuando alguien haga algo por nosotros, tenemos que mostrarles a nuestros hijos cómo actuamos nosotros para que también ellos empiecen a obrar de ese modo.
Veamos con detenimiento algunas ideas para trabajar la gratitud con nuestros hijos de una
manera práctica y útil:

1. Hablar sobre la gratitud

¿Qué entiende tu hijo por gratitud? ¿Sabe identificar ese sentimiento?

Averigua lo que sabe acerca de esta virtud para poder explicarle muchas más cosas de las que ya conoce. Es importante que tu hijo comience a poner nombre a este sentimiento y aprenda progresivamente a identificarlo y relacionarlo con otros.

Podemos comenzar por hacerle al niño las siguientes preguntas:

* ¿Sabes qué es la gratitud?
* ¿Cómo puede una persona demostrar la gratitud a los demás?
* ¿A quiénes demostraremos gratitud?
* ¿De qué forma?

Deja a tu hijo que conteste abiertamente. Luego, explícale con tus palabras y en un lenguaje sencillo y adaptado a su edad, qué es la gratitud. Por ejemplo, que apreciar y querer mucho a quiénes nos cuidan es una manera de agradecer lo que hacen por nosotros: el profesor nos ayuda en el colegio, el médico cuando vamos al centro de salud, los padres en casa cada día, etc. Les explicaremos que la gratitud se demuestra con expresiones de afecto, cariño, portándonos bien con esas personas, etc.

2. Escribir una carta para alguien especial

• Pide a tu hijo que escriba una carta a quién él considere que tiene algo que agradecer, por ejemplo a los abuelos, a su profesora, al amigo especial que siempre le ayuda, etc.

• Debe escribir cómo se siente por lo que ha recibido de esta persona a la que está escribiendo. Esta carta se la enviará o, si es posible, buscará a la persona a la que ha escrito y se la leerá personalmente.

• Si el niño es todavía muy pequeño y no sabe escribir, ayúdale a escribirla. Deja que te diga lo que quiere trasmitir. Incluye al final de la carta un dibujo hecho por tu hijo.

• Para educar con el ejemplo, tú también puedes escribir una carta de agradecimiento, por ejemplo al profesor de tu hijo por su esfuerzo durante todo el curso escolar.

3. Escribir un diario de gratitud

Anima a tu hijo a que, cada día, antes de acostarse dedique unos minutos a escribir acerca de tres cosas
por las que está agradecido. Estas cosas pueden ser de dos tipos:

• Generales: estar vivo, poder ver, contar con la amistad de las personas que el niño aprecia, etc.

• Concretas: aprender algo nuevo, recibir un elogio, la ayuda de un compañero, etc.

Si no sabe escribir, dile que te diga cuáles son sus motivos de agradecimiento y los anotas en su diario de gratitud.

Según M. Selligman, “escribir este diario nos ayuda a fortalecer el agradecimiento a la vida y de este modo, cultivar el hábito de ser feliz”.

4. ¿Qué harías tú?

En esta actividad debes proponer a tu hijo una situación concreta que en un futuro podría encontrarse en la vida real. Le diremos lo siguiente:

Imagina que estás llorando en medio de la calle porque te has perdido y empiezas a asustarte porque pasa mucha gente pero nadie te hace caso. No sabes como volver a casa. De repente, aparece una señora que se acerca y te pregunta qué es lo que te pasa y cuando se lo cuentas te ayuda y te trae hasta casa.

Seguidamente le diremos que nos conteste a estas cuestiones:

* ¿Qué harías tú si te pasara eso?
* ¿Qué le dirías a esa señora que te ha ayudado?
* ¿Qué sentirías por ella?
* ¿Le agradecerías el favor que te ha hecho? ¿De qué forma?

A continuación, seguiremos hablándole pero cambiando la historia:

Ahora imagina que otro día estás jugando al fútbol con tus amigos en el parque y se acerca esta misma mujer preocupadísima porque ha perdido a su perrito cuando lo estaba paseando.

Entonces, pregúntale: ¿Tú qué harías? ¿Seguir jugando el partido o ir a ayudarla? ¿De qué forma la ayudarías?

Esta actividad te servirá para trabajar el concepto de la gratitud y de la empatía.

5. La paloma y la hormiga

Enséñale a tu hijo la importancia, no solo de ser agradecidos, sino también de devolver los favores que recibimos. Para ello, léele la siguiente fábula de Esopo, “La paloma y la hormiga”.

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial; arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse.

Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita, la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga y la salvó.

Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Lo vio la hormiga y lo picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.

Debemos ser agradecidos y devolver los favores que recibimos.

Errores comunes
Como hemos visto, educar la gratitud no es nada sencillo. Necesitamos ser constantes y evitar cometer algunos errores que son bastante frecuentes. Veamos algunos de ellos:

– Restar importancia al sentimiento de gratitud cuando nuestros hijos son pequeños. Solemos decir “si total, nadie da las gracias por nada… ¿para qué se lo voy a enseñar?”. A medida que crecen y llegan a la temida adolescencia decimos: “que desagradecidos son estos jóvenes de hoy en día”. Entonces es cuando deberíamos preguntarnos con toda sinceridad: ¿qué he hecho yo para que esto sea así?

– En ocasiones, tampoco sabemos aceptar el agradecimiento de nuestros hijos y les contestamos “no es nada” o “no es necesario que me lo agradezcas”. Al contrario, debemos estimularlo y decirle: “Muchas gracias a ti, hijo. Significa mucho para mí que estés agradecido”.

– No siempre educamos dando ejemplo ya que en ocasiones tampoco agradecemos a nuestros hijos lo que hacen por nosotros.

Quizás si todos nos aplicásemos a diario la siguiente máxima hebrea nos irían mejor las cosas y podríamos adecentar un poco este mundo:

“El que da no debe volver a acordarse, pero el que recibe nunca debe olvidar”

El recién nacido tenemos que inscribirlo en el Registro Civil de la localidad donde haya nacido o donde residan los padres. Es obligatorio y ha de realizarse entre las 24 horas y los 8 días siguientes al parto. En caso de fuerza mayor, hay 30 días. Para ello necesitaremos la siguiente documentación:

• El libro de Familia.
• El DNI de la madre y el padre.
• El impreso que os han entregado en el hospital para registrar al bebé.
• Si el niño no se inscribe en la localidad en la que ha nacido, los padres tendréis que adjuntar además un certificado aclarando que no se ha llevado a cabo dicho trámite en el lugar de su nacimiento.

La inscripción en el Registro Civil será efectuada por la madre o el padre indistintamente: si están casados y lo inscribís donde ha nacido no tenéis por qué ir los dos pero si no hay unión formalizada o si lo inscribís en una localidad distinta a la de su nacimiento tendréis que ir juntos.

El nombre del bebé

A la hora de elegir el nombre del bebé tenemos que tener en cuenta los siguientes requisitos:

  • No se pueden poner más de dos nombres simples o uno compuesto.
  • Están prohibidos:
    •  Los nombres que perjudiquen objetivamente a la persona.
    • Los diminutivos o variantes familiares y coloquiales que, según la norma, no hayan alcanzado sustantividad propia.
    • Los que tenga uno de los hermanos- salvo que este hubiera fallecido-, ni su traducción usual a otra lengua.
    • En 2013 entró en vigor una nueva ley por la que se puede elegir el orden de los apellidos.

Gestiona tu baja de maternidad

Las madres trabajadoras tienen derecho a tomarse 16 semanas de baja maternal.

Se puede coger antes del parto sin problemas pero se resta al conjunto. Lo que es obligatorio por ley es que la mujer se tome las seis semanas inmediatamente posteriores al parto. Con el resto se puede hacer lo que desee: cederlas al padres, tomarlas a tiempo parcial, etc.

Teniendo en cuenta que la baja maternal española es una de las más cortas, para ampliar este periodo podemos acordar con la empresa unir las vacaciones a la baja, por ejemplo, acumular las horas de lactancia, etc.

BAJA POR MATERNIDAD

1 niño: 16 semanas
2 niños: 18 semanas
3 niños o más: 20 semanas

BAJA PATERNIDAD

Los padres trabajadores tienen derecho a un permiso por paternidad de 15 días. Es totalmente independiente a la de la madre. Es voluntaria (se puede renuncia a ella).
Este periodo se puede disfrutar hasta nueve meses después del nacimiento del niño en medias jornadas o durante días completos.

Empadronamiento del bebé

El alta por nacimiento en muchos ayuntamientos se hace automáticamente una vez que se recibe comunicación desde el Registro Civil, pero a menudo los padres prefieren solicitar el alta ellos mismos ya que se suelen retrasar.

Se realiza en el ayuntamiento donde estén empadronados los padres. Al menos uno de ellos debe estar inscrito en el mismo domicilio que el recién nacido.

Los documentos necesarios son el Certificado del Registro Civil o el Libro de Familia y el trámite puede ser realizado por el padre, la madre o un tercero con autorización.

En algunos ayuntamientos existe la posibilidad de hacerlo por correo, descargando el impreso por internet.

“En cada niño nace la humanidad” Jacinto Benavente

¿Qué aspectos consideras importantes para una bue­na escolarización de tu hijo/a? (Escribe todo lo que se te ocurra).

Bajo mi punto de vista, para una buena escolarización de mi hija es importante que cuente con los medios necesarios para ella, al igual que con las ayudas, tanto técnicas (adaptación de materiales), como profesionales (ate, pt, logopeda, etc.).

Es vital, en mi opinión, que nuestros hijos estén escolarizados en un colegio de su zona de residencia, de modo que los compañeros del cole sean los mismos con los que puedan jugar en el parque, ir a la piscina, etc.

Es necesario también que los padres estén implica­dos de un modo activo en dicha escolarización y en su proceso educativo, estando en continuo contacto con profesores del centro escolar y otros apoyos externos, como la once, para ver qué aspectos trabajar, cuáles mejorar, cuáles modificar, etc.

La escolarización de nuestros hijos está en constante evolución, y es por ello que debemos ir subsanando las posibles dudas, problemas y demandas que vayan sur­giendo. Debemos trabajar todos al unísono, tanto fami­liares como profesorado, pues una labor desligada de la otra no resulta tan fructífera como trabajar en equipo. Todos podemos enriquecernos de todos y aprender los unos de los otros.

¿Qué aspectos consideras importantes para una buena escolarización de tu hijo/a? (Escribe todo lo que se te ocurra).

Una cosa muy importante es la comunicación entre todas las partes. Quiero decir que la educación de un niño sin discapacidades es un triángulo: padre-niño-profesor, pero en muchos casos se convierte en un cuadrado, cuando el niño tiene una discapacidad: padres-niño-profesores-profesor de apoyo once, y la buena disposición entre todos es primordial.

La adaptación al puesto de estudio es importante que se disponga de ella también desde el principio de la escolarización, no puede ser que los materiales lleguen a la mitad de curso porque esto dificulta el aprendizaje del niño.

Por supuesto, también, la actitud del colegio es im­portante; quiero decir, que los profesores no pongan trabas ni dificultades a lo que va surgiendo durante el curso, que siempre aparecen pequeños cambios ne­cesarios que rompen la rutina habitual a la que están acostumbrados dando clase a niños sin discapacidad.

Creo que también es importante para el niño un pt, aunque mi hijo no lo ha tenido, pero reconozco que toda la ayuda que se tenga en el colegio es necesaria.

Y ya, por último, es de muchísima ayuda que cuan­do los niños cambian de colegio, o incluso estando en el mismo, y llegan a una cierta edad, el hacer un programa de sensibilización con la clase de ese niño, explicando su patología, lo que necesita en su vida cotidiana, etc., es buenísimo para el niño y sus compañeros.

Estas son las cosas que de momento se me ocurren, aunque estoy segura que hay muchísimas más.

¿Qué aspectos consideras importantes para una bue­na escolarización de tu hijo/a? (Escribe todo lo que se te ocurra).

Creo que es muy importante que su sitio en clase sea siempre el mismo, y este sea fácil para ella, que esté lo más cerca posible del aseo, de su señorita y de la puerta para salir (aunque entiendo que es difícil que todo esto sea posible). Lo importante es que ella pueda aprender dónde está cada cosa y pueda valerse por ella misma.

También es importante que le cambien de compañe­ros de mesa, para que no esté siempre con los mismos compañeros y pueda tener contacto con todos los niños de la clase.

Que la profesora de la once esté tiempo con ella y que la ate (creo que se llama), también esté pendiente de ella. Tendría que haber más en el colegio.

En realidad, yo estoy muy contenta con la escolariza­ción de mi hija. Me preocupa que mi hija pueda aprender a leer y que pueda aprender las cosas básicas: comer, saber ser una persona normal el día de mañana, esto es lo que más me preocupa.

Cuando mi hija empezó a ir al colegio, lo que más miedo me daba era que tuviera una profesora que no estuviera pendiente de ella, que ella tuviera que apañárselas sola. Sé que no puede tener una profe­sora constantemente con ella (aunque me gustaría) pero me daba miedo que la profesora no le hiciera caso.

He notado una gran diferencia en la niña este cur­so, al cambiar de la guardería al colegio, porque la encuentro mucho más independiente, ha aprendido a pronunciar mejor, habla mucho, noto que ha trabajado con sus fichas (estoy contenta de todo lo que le han enseñado), y la verdad es que estoy muy contenta. No esperaba que la once le llevara todas sus fichas pre­paradas, yo pensaba que me iban a llamar y que me dirían lo que la niña tenía que hacer, y yo me tendría que ocupar de todo lo demás. No pensaba que la once se preocupara tanto de sus niños, estoy ¡encantada!, no sé que decir del equipo que se preocupa de mi hija. Todos la quieren, lo noto que la quieren, ahora que, ella también se gana el cariño porque es una niña muy cariñosa, es muy dulce, y ella se sabe ganar a la gen­te, pero a nadie del colegio le da lástima, la quieren porque la quieren, no es pena lo que sienten hacia ella y eso es muy importante en el colegio. Lo bueno que veo del colegio es que no miran a la niña porque les da lástima, ¡pobre niña ciega! Luchan por ella porque saben que lo vale, y a mí eso me llena de satisfacción, una satisfacción enorme.

La relación con los niños también es estupenda, todos la quieren muchísimo y mi niña va encantada al colegio.


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