Escuela de Padres

Archive for septiembre 5th, 2016

Las vacaciones son un tiempo de “excepciones”, de relajación de las costumbres y de mayor libertad y asueto. Las comidas fuera de casa, el placer de caminar por la playa, el gusto de pasar más tiempo con papá y mamá… Es comprensible que a muchos niños, la idea de acabar con esos días “mágicos” les produzca malestar.

El cambio, poco a poco

Está comprobado que volver a la rutina de golpe puede ocasionar dolores de cabeza, irritabilidad y agotamiento. Para evitar estos síntomas hay que pasar por un breve periodo de adaptación, en el que se irán adoptando de nuevo los hábitos de la vida “normal”. Este periodo de aclimatación ayudará a tu hijo a entender que todo tiene un principio y un final y le facilitará la transición a lo cotidiano. Así, una semana antes de que finalicen las vacaciones estivales…

  • Ve adelantando el momento de acostarle 10 minutos cada día, hasta alcanzar su hora rutinaria.
  • No le dejes dormir hasta muy tarde por la mañana.
  • Dale de comer a la hora a la que lo hará cuando tenga colegio.

Recuperar la ilusión

A tu pequeño también le ayudará mucho que le recuerdes los aspectos más positivos de su regreso a la normalidad, como que volverá a ver a sus amigos, que aprenderá cosas “de mayores”, que podrá pintar en la pizarra grande y hacer esas fichas que tanto le entretienen… Otras ideas estimulantes para él serán ir juntos a comprar una cartera y un estuche nuevos y animarle a hacer un dibujo para su profesora como regalo de bienvenida. Por último, explícale que hasta dentro de un tiempo no volverá a haber vacaciones, pero sí muchos fines de semana para disfrutar juntos. Y hazle caer en el detalle de que igual que él vuelve al colegio, su padre y tú os incorporáis al trabajo. Esto hará que se sienta más integrado en el grupo familiar y que acepte con orgullo su parte de responsabilidad.

El día del debut, no prolongues la despedida

A los niños no les gustan nada los cambios, por eso el primer día de colegio suele ser uno de los más complicados de todo el curso. Para que a tu hijo se le haga menos cuesta arriba enfrentarse a él, no prolongues la despedida cuando le dejes allí. Dale un beso y dile adiós muy sonriente, para que la última imagen que tenga de ti le transmita serenidad. Aun así, si la primera semana se muestra cansado e irritable, escucha lo que te dice y no le regañes por nada de lo que te cuente (“no quiero comer allí”, “no me gusta ver cuentos”…). Lo normal es que en un par de semanas vaya feliz al colegio. Sólo deberás hablar con su profesora si tarda más en adaptarse.

¡Qué interesante!

Sería bueno que al menos en los primeros días de curso fueras tú a llevarle y a recogerle del cole, en vez de la niñera. Así la vuelta a la rutina no implicará perder de golpe el privilegio de estar mucho tiempo contigo. Además, a la salida te contará más cosas que si te reúnes con él tras unas horas. Y si antes de iros a casa hacéis algo interesante juntos, la vuelta a la normalidad se le hará más llevadera.

Isabel Álvarez, psicóloga


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