Archive for the ‘Alimentación’ Category
Son trastornos del comportamiento alimentario la anorexia nerviosa y la bulimia. Entre los síntomas se encuentran la inestabilidad afectiva, baja autoestima y autocrítica excesiva, preocupación continua por el peso y la imagen, ingesta exagerada, vómitos autoinducidos, deshidratación, arritmias cardíacas.
La anorexia es una enfermedad grave, los que la padecen se niegan a comer y pierden hasta un 40% de peso, se aíslan, pueden empezar en la pubertad, con una actitud obsesiva con la comida, persistente deseo de adelgazar, distorsión de la propia imagen, y por supuesto, con ausencia de otra enfermedad que justifique estos síntomas. Suele producir amenorrea, trastornos endocrinos, bradicardia, hiperactividad, vómitos espontáneos o inducidos, destacando el uso compulsivo de laxantes y diuréticos.
Las causas pueden ser de distintos tipos, por factores biológicos (disfunción hipotalámica), socioculturales (mensajes de éxito y poder relacionados con al esbeltez), psicológicos (trastornos en el esquema corporal, no querer hacerse adulto).
Por otro lado, la bulimia nerviosa se caracteriza por episodios repetitivos de ingesta desproporcionada y una preocupación excesiva por el control de peso, lo que lleva al enfermo a adoptar medidas extrema para compensar el aumento de peso. Los síntomas pueden ser: episodios recurrentes de ingesta voraz, sensación de pérdida de control sobre lo que se come, ingesta de laxantes, desarrollo de ejercicios, dietas restrictivas.
Entre las diferentes causas, destacamos factores biológicos (predisposición genética a la obesidad), psicológicos (sentimientos depresivos, de inseguridad, culpa, ineficacia, problemas de autoestima, de autonomía, tendencia al perfeccionismo y al autocontrol, miedo a madurar, experiencias traumáticas durante la niñez) factores familiares (suelen influir si algún familiar lo ha padecido anteriormente, tienen falta de comunicación, preocupación exagerada de los padres sobre el paso de los niños): factores socioculturales (modelos de belleza, abundancia de alimentos, desprecio a la gordura).
CONSEJOS PRÁCTICOS
Frente a estos problemas, las actitudes familiares son de suma importancia y aquí destacamos las que favorecen la prevención en los jóvenes:
- Ayudar a que desarrollen su autonomía y el aspecto emocional.
- Hacerles sentir miembros de la familia.
- Prestar atención a lo que dicen y a lo que hacen.
- Desarrollar la autoestima.
- Mejorar la COMUNICACIÓN.
- Hacerles ver la importancia como personas y no sólo en el aspecto físico.
- A) LOS NIÑOS Y SU ACTITUD FRENTE A LA COMIDA
Es conveniente hacer referencia a la importancia de las primeras edades en los niños y su actitud frente a la comida.
- La principal cualidad para enseñar a comer es la PACIENCIA. No se debe atribuir a la comida un valor emocional. Se debe enseñar a comer en familia cuando antes y con un pequeño ritual.
- Cuando un niño no come no debe suponer un drama familiar, porque la inmensa mayoría de las veces no es un trastorno orgánico sino emocional y a mayor tensión, peor comerá.
- Es necesario ser constante en las pautas que se sigan. Por ejemplo: no discutir cno el niño, actuar, cuando pase el tiempo pactado retirar el plato, tener calma ante los intentos de rebeldía.
El éxito es del niño, no de los padres.
- B) LOS HIJOS Y LOS PROBLEMAS DE SEXUALIDAD
Muchos padres no saben cómo hablar con sus hijos de la sexualidad, y se inhiben de ello, esperando que se enteren solos o utilizando algunas formas de educar que pueden ser contraproducentes. Y eso es erróneo ya que una mala educación sobre este ámbito puede generar conductas inapropiadas, embarazos en adolescentes, o enfermedades como sífilis, herpes genital, gonorrea, SIDA.
En 1975, la Organización Mundial de la Salud define la salud sexual como: “La integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser humano, por medios que sean positivamente enriquecedores y potencien la personalidad, la comunicación y el amor”.
- Se debe utilizar un vocabulario correcto, ofreciendo información clara, concisa y completa, desarrollando valores como la tolerancia y solidaridad, eliminando actitudes discriminatorias hacia ciertas conductas y enfermedades.
- Ayudarles a configurar la sexualidad en esta época especialmente conflictiva de su vida como es la adolescencia. Eliminar mitos y tabúes, evitar posibles frustraciones debidas a un falso entendimiento del tema.
- Se debe hablar con los hijos, dar la información que demanden, insistiendo siempre en que la sexualidad está impregnada de afectos, es una expresión de amor y no es sólo genitalidad.
- C) PREVENCIÓN DE DROGODEPENDENCIA
Los últimos datos dados por las encuestas realizadas por Sanidad confirman una conducta generalizada de un gran número de jóvenes, que emplean su tiempo de ocio en el consumo de estas sustancias. Estas conductas preocupan a los padres y por lo tanto, hay que educar a los hijos para evitar su consumo.
Prevenir es tomar medidas para evitar un mal, es anticiparse a que el mal se produzca y esta prevención puede ser inespecífica, sin hablar de droga, como se hace con un niño de seis años, o específica si es en la adolescencia. Se debe realizar esta prevención en la familia, en la escuela y en la sociedad si queremos tener éxito en esta empresa.
Se conocen como factores de riesgo aquellas características sociales, culturales e individuales que en un momento dado incrementan las condiciones de las personas ante el consumo de drogas. Es fundamental conocer estos factores para poder realizar la prevención.
Piruletas de San Valentín
Posted 12 febrero, 2016
on:A todos nos gusta un dulce y más si nos lo regalan con forma de corazón. Estas divertidas piruetas son perfectas para celebrar el día del amor y la amistad.
Ingredientes para el sirope:
- 200 g de azúcar
- 80 g de glucosa líquida
- 80 g de jarabe de fresa
Material necesario:
- Moldes de silicona en forma de corazón para las piruetas.
- Palitos de madera
- Termómetro de azúcar
Procedimiento:
Para realizar estas piruletas de corazón con niños pequeños es muy importante que no estén cerca del caramelo cuando aún esté caliente.
Derretir el azúcar con la glucosa y el jarabe y cocer hasta alcanzar 147º C con un termómetro de azúcar o hasta que al echar una gota de sirope en un vaso con agua se forme una bola dura.
Repartir el caramelo en los moldes de silicona especiales para paletas y dejar enfriar.
Otras opciones y decoraciones:
Picar bombones de malvavisco en trocitos muy pequeños y añadir en el molde a medio llenar y terminar cubriendo con más caramelo.
Antes de enfriar completamente espolvorear con azúcar granulada que habremos teñido con unas gotitas de colorante líquido.
También se pueden hacer sin añadir el jarabe de fresa al sirope y colocando en el molde a medio llenar piezas delgadas que habremos recortado de gomitas, regalices u otros dulces atractivos. Para las piruetas color rosa, antes de colocar el sirope en los moldes, y cuando haya enfriado un poco, mezclarlo con 30 g de leche condensada.
Frutas de mazapán
Posted 1 enero, 2016
on:Las frutas de mazapán son un dulce típico de las fiestas de Navidad cuya elaboración es sencilla y a los niños seguro que les encantará. Una exquisita receta que además es saludable al contener todas las vitaminas que reúnen las frutas.
Con muchos colores y utilizando una gran variedad de frutas adornaremos y serviremos un postre dulce tradicional de las fiestas de Navidad, que causará sensación no sólo con los niños sino también a los invitados.
Ingredientes
- pasta de almendra, 350 gramos
- colorante alimenticio amarillo, al gusto
- colorante alimenticio rojo, al gusto
- colorante alimenticio verde, al gusto
- clavo de olor, al gusto
Consejo: la cantidad de estos ingredientes y frutas puede variar aunque lo que aquí se detalla sería para un postre perfecto para seis personas.
Cómo cocinar, paso a paso, frutas de mazapán
1. Dividir la pasta en 4 partes.
2. Para hacer las mandarinas: tomar una parte de la masa y añadir unas gotas de colorante amarillo y rojo, hasta obtener el tono adecuado.
3. Hacer una bolita, aplanarla ligeramente y pasarla por un rallador fino para simular la rugosidad de la piel de la mandarina. Insertar un clavo de olor en el extremo perforado para imitar el rabito del fruto.
4. Para hacer los limones: coger una parte y añadir unas gotas de colorante amarillo. Trabajarla. Formar una bolita del tamaño de una nuez y pellizque un extremo y con un palillo hacer un orificio en el extremo opuesto.
5. Pasarlo delicadamente por un rallador fino para simular la rugosidad de la piel del limón. Insertar un clavo en el extremo perforado.
Tronco de Navidad a la naranja
Posted 26 diciembre, 2015
on:El tronco de Navidad o tronco navideño es una variante española del típico postre francés bàche de Noèl. Es muy típico en toda Europa y tiene mucha popularidad durante las fiesas navideñas.
La receta del tronco de Navidad es muy sencilla de preparar, a los niños les encantará y suele prepararse en forma de tronco de chimenea, aunque la decoración del postre navideño es libre y cada uno puede darle su propio estilo.
Ingredientes
Para el bizcocho:
- 4 huevos.
- 125 g de azúcar.
- 125 g de harina.
- 2 sobres de azúcar vainillado.
- 1 cucharadita de café de levadura.
- 10 cl de leche.
- 400 gramos de chocolate para fundir
- 200 g de mermelada de naranja.
Para la crema:
- 4 cucharadas soperas de queso mascarpone.
- 2 cucharadas soperas de queso fresco.
- 70 g de azúcar glas.
- 50 g de arándanos congelados.
Para el merengue:
- 3 claras de huevo.
- 180 g de azúcar glas.
Cómo hacer, paso a paso, un tronco de Navidad
1. El bizcocho (15 minutos de preparación y 10 min de cocción)
• Unta la placa de horno con un poco de mantequilla y cúbrela con papel de horno, incluidos los bordes.
• Casca los huevos y separa las claras de las yemas. En un bol, mezcla las yemas y el azúcar.
• Añade un poco de leche (uno 10 cl). Ve añadiendo, poco a poco, la harina, el azúcar vainillado, el chocolate para fundir y la levadura.
• Monta las claras a punto de nieve e incorpóralas a la mezcla anterior.
• Echa la masa en la placa de horno y nivélala con la parte inferior de una cuchara o con una espátula.
• Hornea a 210 ºC durante 10 minutos. Una vez terminada la cocción, desmolda el bizcocho sobre papel de horno o sobre un trapo limpio y húmedo. Espera a que se enfríe.
2. La crema (5 minutos de preparación)
• Bate el mascarpone, el queso fresco y el azúcar glas con la batidora eléctrica, durante tres minutos.
3. El merengue (unos 6 minutos de cocción)
• Pon a hervir agua en una cacerola que tenga el mismo diámetro que el bol que vayas a utilizar. En el bol, monta las claras de huevo añadiendo, poco a poco, el azúcar. No dejes de batir hasta que las claras estén bien firmes, a punto de nieve.
• Cuando el merengue esté bien blanco, retira el bol del fuego. Sigue batiendo hasta que el merengue esté firme.
4. La decoración (unos 10 minutos)
• Corta las puntas del tronco al bies, para que queden unos cortes laterales limpios.
• Utiliza una espátula o un cuchillo sin dientes para untar el tronco de merengue. Puedes dejarlo liso o hacer montículos acabados en punta dando golpecitos con la hoja del cuchillo sobre el merengue.
• Dora el tronco durante 1 minuto en el horno caliente, encendiendo el gratinador. Se puede decorar con muñequitos, setas dulces, bolitas plateadas… Se sirve frío.
Combatir la obesidad infantil
Posted 10 septiembre, 2015
on:La tasa de niños en España con exceso de peso preocupa. Enséñales a cuidarse desde pequeños para ser unos adultos sanos.
La crisis económica ha agudizado la obesidad en países como España, donde, a pesar de que ha descendido ligeramente en dos años, es un problema serio. Según la última Encuesta Nacional de Salud, entre los niños y adolescentes de dos a 17 años hay un 18,26% de sobrepeso y el 9,56% de obesidad.
El sobrepeso y la obesidad se miden por el Índice de Masa Corporal (el primero, cuando es igual o superior a 25; y la segunda, igual o superior a 30) pero en niños debe compararse también con las tablas de referencia de la población de la misma edad y sexo.
Causas
La pérdida progresiva de hábitos alimentarios saludables, el aumento del consumo de comida rápida, el sedentarismo -con horas invertidas en televisión, ordenadores y videojuegos- y la ausencia del desayuno son algunas de las causas de ese aumento de peso.
Complicaciones
Los niños con sobrepeso y obesidad tienen mayor probabilidad de ser adultos con problemas de peso, lo que conlleva mayor riesgo de enfermedades como diabetes, hipertensión, colesterol alto y algunos tipos de cáncer. La bulimia y la anorexia también están relacionadas con problemas de sobrepeso. Además, los kilos de más suponen una sobrecarga en los huesos y reducen la capacidad respiratoria, lo que a su vez disminuye la capacidad para hacer ejercicio.
A los problemas físicos se añaden los emocionales ya que la obesidad puede generar problemas de autoestima.
Prevención
- Enséñales desde pequeños a tomar un desayuno completo.
- Se deben comer tres piezas de fruta al día e incluir verduras en comida y cena.
- Tomad en casa legumbres de dos a tres veces por semana.
- Evitad el abuso de bollería industrial y aperitivos; fritos, rebozados y alimentos grasos y refrescos.
- Haz que hagan ejercicio diario.
- Dormir entre ocho y diez horas.
- Reparte las comidas en cuatro o cinco tomas.
- Recuérdales que beban agua.
- En la merienda, apuesta por fruta, lácteos o bocadillos.
- No utilicéis la comida como castigo o recompensa.
- Procurad comer en familia.
- Enséñale a disfrutar al aire libre.
El sobrepeso en cifras
- Según el último informe Aladino, sólo el 3,8% de los niños realiza un desayuno completo (con cereal, un lácteo y fruta).
- Hay un mayor porcentaje de niños obesos (19,5%) en las familias en que ambos padres fuman.
- El sobrepeso afecta más a las niñas (24,9%) que a los niños (24,2%); sin embargo, la obesidad afecta más a los niños (21,4%) que a las niñas (15,5%).
- Canarias (15,9%) Ceuta y Melilla (14,2%), La Rioja y la Comunidad Valenciana (ambas con 12,4%) están a la cabeza en índice de niños obesos. Al otro lado, se encuentran Galicia y País Vasco (ambas con 5,1%) y Asturias (4,5%).
Comidas saludables y a tiempo
Posted 8 septiembre, 2015
on:Los expertos dan consejos sobre cómo retomar horarios y hábitos alimenticios después de las vacaciones, y cuáles son los productos que no deben faltar en la dieta diaria.
En las vacaciones cambia todo: los planes, la ropa, el sueño y hasta la alimentación. Los niños suelen tener más libertades y aprovechan para comer a deshoras, alimentarse de comida «chatarra» o, sencillamente, no comen.
La transformación más frecuente es el hecho de levantarse y acostarse tarde. A raíz de este cambio en el horario del sueño, también se transforma el de la alimentación, como lo explica Katerine Villa Mercado, nutricionista y dietista de la Pontificia Universidad Javierana, magister en salud pública, y directora de proyectos del Centro Colombiano de Nutrición Integral -Cecni-: «En la etapa escolar, los niños se levantan a las siete u ocho de la mañana. En las vacaciones, hay un lapso más largo de sueño y lo hacen a las diez u once entonces se acuestan más tarde. Si la hora de irse a la cama era a las nueve o diez, la cambian hacia las once o doce de la noche».
De allí se generan las primeras consecuencias, desayunar de manera tardía u obviar definitivamente el desayuno o el refrigerio de la mañana. Y almorzar a deshoras o en la tarde.
Pasa, sobre todo, con los más pequeños, dice Villa, «porque los papás, en vacaciones aprovechan para que duerman más. Aunque hay colegios en los que los niños ya no entran tan temprano, pero de todas maneras cambian la rutina».
Otra situación es la escasez de actividad física. La nutricionista infantil Clara Rojas señala que en épocas de fin de año, el ejercicio se limita mucho y los niños se dedican más a actividades sedentarias gracias, también, al uso desmedido de aparatos y la promoción de dinámicas tecnológicas, como los videojuegos, los celulares, entre otros. Además, predomina el consumo de alimentos que no son muy saludables, como las comidas rápidas, y es muy frecuente la ganancia de peso o el desorden en la alimentación de los niños.
Además, los padres optan por aquello que se puede preparar fácilmente, y prefieren ofrecer recetas que no impliquen mucho tiempo o comer en la calle.
Evitar el desorden
Las expertas recomiendan a los padres evitar transformaciones bruscas en las rutinas, durante las vacaciones, para que, al retomar el estudio, el niño pueda adaptarse fácilmente a los nuevos hábitos.
«La idea es mantener unas horas lo más reales posibles. Este período de descanso no es tan largo, y cambiar drásticamente los hábitos pueden trastocar las costumbres», dice la nutricionista Villa.
La idea es que, por más que los niños estén en vacaciones, los hábitos saludables persistan; hay que entender que tener horarios y comidas saludables no significa que el niño esté a dieta, como se ha malinterpretado, agrega la nutricionista Clara Rojas. Es decir, se deben establecer unos horarios de acuerdo con el tiempo de descanso, que asegure, como mínimo, el consumo de las comidas principales y alguno de los refrigerios.
Las expertas coinciden en que es esencial el consumo del desayuno, es el alimento más importante del día, que jamás se debe omitir por su valor nutricional y por la necesidad que tiene el cuerpo de ingerir alimentos en horas de la mañana y después del ayuno.
En este sentido, es indispensable evitar acostumbrar al niño, por ejemplo, a comer solo cereal, sino brindar también alimentos con alto contenido nutricional como lácteos, frutas, y proteína como el huevo, el queso o jamón bajo en grasa.
Por otro lado, mientras el infante permanezca en casa, retomar el horario del refrigerio de la mañana y ofrecer fruta, cereal y proteína. Los mismos alimentos pueden ser ofrecidos en la mochila que se lleva al jardín o al colegio.
Normalmente los niños más pequeños almuerzan en la casa, y este siempre debe contener una proteína (pollo, carne, pescado), leguminosas o granos (como lentejas o alubias), y verduras, que pueden cocinarse y servirse discretamente, como en tortillas. «También, es aconsejable ofrecerlas de manera colorida, que sea la verdura la que resalte para que el plato sea atractivo», dice Katerine Villa. Para la bebida, se recomienda preparar, preferiblemente, un jugo de fruta bajo en azúcar, aunque también se puede ofrecer entera.
El refrigerio de la tarde puede contener alimentos muy similares al de la mañana. Por ejemplo, un sandwich de queso, fruta, gelatina, frutos secos, cereal, etc.
Y la cena debería ser casi como el almuerzo, pero en porciones más pequeñas. La cera de Cecni afirma que «hoy día hay demasiadas cenas muy livianas, entonces los niños se están acostumbrando a tomar solo café y pan en la noche, y deberían comer también alimentos como arroz, patata, con pollo, carne o pescado, de pronto con una tortillita de atún, de verduras, etc. Hay que ofrecer una gran cantidad de nutrientes y no una gran cantidad de alimentos».
Siempre, independientemente del horario, hay que brindar agua o zumos naturales y disminuir el consumo de bebidas azucaradas y artificiales.
Por otro lado, uno de los riesgos que comen lo niños en vacaciones es acostumbrarse a consumir comidas rápidas en exceso y a disminuir las actividades físicas. Aunque no se pueden restringir del todo, es clave reducir los alimentos chatarra y compensarlo con el consumo de platos basados en productos saludables.
Finalmente, es ideal fomentar el ejercicio, no solo en el colegio, sino en aquellas dinámicas sencillas, pero productivas, como salir al parque, montar en bicicleta, etc. Es decir, en todas las que impliquen un gasto calórico importante.
Desayuno, el más importante
Es la comida más significativa porque es la fuente de energía y de nutrientes, que llegan al cerebro y a otros órganos de gran importancia -como el corazón y los músculos-, para arrancar y funcionar en el día. La persona duerme y, en la mañana, como lo dice el nombre, el desayuno rompe el ayuno de la noche. En este momento -explica la nutricionista Katerine Villa- el cerebro necesita energía para cumplir funciones metabólicas, y eso es lo que hace que esta comida sea vital.
«El organismo normalmente guarda energía en el hígado y esta es la que se gasta rápidamente en los períodos de ayuno. Entonces, cuando han pasado varias horas después de la comida del día anterior, las reservas están agotadas y, si no se desayuna, no le llega la energía al organismo para funcionar bien», afirma Clara Rojas, nutricionista infantil.
Entonces, si el niño no se alimenta en forma adecuada en la mañana, puede llegar a tener problemas de concentración, desarrollo, atención y aprendizaje, y un déficit de nutrientes significativo.
Almuerzo adecuado
Es necesario consumir alimentos en pequeñas cantidades, cuatro o cinco veces al día, sobre todo en la etapa preescolar.
El refrigerio es vital porque permite que el tiempo en el desayuno y la comida no sea tan largo y que, en ese lapso, lo niños retomen energía para seguir con su aprendizaje. Debe contener buena porción de proteínas, frutas y cereales, y pocos carbohidratos y azúcares, o alimentos muy livianos. Por ejemplo, dice la nutricionista Katerine Villa, el almuerzo puede estar integrado por una bebida láctea, como el yogur, sandwich y galletas no tan dulces, frutas, verduras o gelatinas.
Para la experta, en cuanto a los paquetes y bebidas gaseosas, opina que los alimentos no se deben satanizar, pero sí sus porciones, pues estos se pueden consumir de vez en cuando y no todos los días: «El almuerzo no debe estar basado en paquetes, bebidas gaseosas y dulces sino en alimentos naturales».
La especialista Clara Rojas dice que las recomendaciones más recientes que se le hacen a la población mundial, relacionadas con la nutrición, es disminuir la utilización y el consumo de conservantes y colorantes, de sustancias que están causando efectos dañinos en niños y adultos. Por esa razón, se debe «tratar de racionar las comidas artificiales, controlar el consumo de calorías y de azúcares, de acuerdo con la persona y la actividad que tenga, pues no es igual una niña que juega tenis todos los días a otra que solo hace deporte el fin de semana. Hay que equilibrar el consumo calórico, según las actividades».
Karen Johana Sánchez
Primeros tropezones
Posted 13 agosto, 2015
on:Para que el primer contacto de tu hijo con la masticación sea positivo, ve despacio, deja que se adapte poco a poco a las nuevas texturas y a la presencia de trocitos en sus papillas y cuenta con la ayuda de expertos en nutrición y alimentación infantil.
¿Te acuerdas de cuando tu hijo empezó, hacia los 6 meses, con los primeros purés y papillas? A esa edad su aparato digestivo ya estaba preparado para aceptar la comida semisólida y sus riñones ya podían asimilar una dieta diferente a la leche. La norma prioritaria, ¿cuál fue? Respetar su ritmo y tomártelo con mucha paciencia.
Ahora, hacia los 11-12 meses se presenta otro reto en la evolución del niño: ¡aprender a masticar! Es un proceso complicado, así que de nuevo recurrimos al mismo principio: nada de agobios y mucha paciencia. Vamos por partes.
Lo primero es saber si el pequeño está preparado para masticar. La edad es aproximada, cada niño sigue su propia evolución, pero fíjate en si cumple estos tres requisitos:
- Ya no tiende a sacar de la boca con la lengua cualquier alimento que no sea líquido.
- Cuando le das su puré, mueve la lengua hacia los laterales como si masticara.
- Mira con interés y abre la boca ante alimentos que coméis vosotros.
Si has contestado sí a dos de ellas, puedes empezar ya a darle papillas y purés menos pasados de lo habitual. A muchos niños les resulta extraño, pero no plantean problemas ante estas texturas menos homogéneas. Es un buen comienzo, ve aumentando poco a poco la densidad de su puré y seguro que en breve puedes empezar a incorporar trocitos a sus comidas.
Pero también puede suceder que lo rechace. En este caso, espera un par de días a que se le olvide e inténtalo de nuevo, un par de cucharadas bastan. Recuerda que el proceso ha de ser progresivo. Muchas de las negativas a masticar que manifiestan los niños mayores de 18 meses están motivadas por forzar la situación cuando el pequeño no estaba preparado para hacerlo.
La importancia de masticar
Masticar, además de triturar los alimentos para favorecer su digestión y permitir un paso más hacia la alimentación de adultos, contribuye al buen desarrollo de la mandíbula y de la dentadura del niño. Para hacerlo, el bebé tiene que aprender una nueva técnica (diferente a la que está acostumbrado a usar de paladear y tragar) y ha de poner en funcionamiento una serie de estructuras como son la lengua, los labios y los músculos de la mandíbula. Todas ellas van a influir en el desarrollo armónico de su carita y van a sentar las bases para que se inicie en el lenguaje. Como ves, estamos ante un proceso importante. Si tu hijo acepta bien las nuevas texturas, el siguiente paso es ofrecerle patata cocida aplastada con el tenedor, galletas de dentición, un trozo de pan, granitos de arroz… Si le das zumo a cucharadas, no lo cueles, para que paladee la pulpa. Ponle trocitos de plátano para que se los lleve a la boca con la mano, los aplaste con las encías y trague lo que ha masticado (verás que no decimos nada de los dientes, las encías son lo suficientemente fuertes como para hacerlo). Y si muestra interés en ello, deja que meta la cuchara en su puré y pruebe a comer de ella.
Si no hace ascos, ni se atraganta, ha llegado el momento de probar con papillas de trocitos. Dale su tiempo, deja que paladee, mastique y trague a su ritmo, no agobies con la cuchara.
Por su seguridad
Cuando el niño quiera tomar algo de la comida de los mayores, puedes darle trocitos, pero hay una serie de alimentos que por seguridad no le debes ofrecer hasta que la masticación y la deglución estén perfeccionadas. Entre ellos: frutos secos enteros, palomitas, patatas fritas de bolsa, salchichas o aquellos que por su forma puedan ser tragados sin querer y sin masticar, como aceitunas, caramelos, garbanzos sin aplastar, granos de maíz o gominas (atención si hay hermanitos mayores en casa).
Sabores escondidos
Posted 12 agosto, 2015
on:Si por él fuera, comería macarrones y pollo rebozado a todas horas. Pero las espinacas o la merluza también tienen que formar parte de su dieta. Existen fórmulas para lograrlo. Es cuestión, simplemente, de «dar la vuelta a la tortilla».
A partir del año y sobre todo a los 2 y 3 años, tu hijo puede empezar a poner mala cara a ciertos platos, sobre todo los de verduras y pescados. «Hay que buscar estrategias que permitan que pruebe alimentos distintos y sea él quien haga su selección final», explica Rosa Roura, nutricionista infantil.
Y conviene hacerlo con tres premisas fundamentales: no forzarle nunca, predicar con el ejemplo y no ofrecerle siempre lo mismo. Los expertos afirman que es necesario que un niño haya probado al menos diez veces un alimento antes de confirmar que no le gusta de verdad.
¿Intolerancia o manía?
De entrada, comprueba con el pediatra que detrás de su rechazo no haya una causa justificada. Las intolerancias y alergias a alimentos afectan a un 5% de los niños, aunque la mayoría las superan antes de comenzar la escuela. Las reacciones suelen ser cutáneas (inflamación de cara, garganta o boca, erupciones o picazón) o gastrointestinales (diarrea, vómitos, cólicos). Si dudas, llévalo a tu pediatra. Si no se dan estos síntomas, tal vez su negativa a probar algo nuevo se deba a que no le convence su olor, sabor, textura o color.
¡Odia las verduras!
A muchos niños de esta edad no les gusta el verde. Los expertos creen que se debe al sabor amargo del calcio presente en verduras como espinacas, col o acelgas. Hay que introducirlas de una en una y empezar por las de sabores fáciles, como el calabacín, la calabaza o la zanahoria.
Una buena técnica es que sean el complemento de otros productos que sí les gustan. La mejor opción: las salsas, en especial la de tomate, a la que puedes añadir casi cualquier verdura, y el puré de patatas.
Otra idea: rebozarlas con huevo y harina. O recurrir a croquetas, empanadillas, canelones o buñuelos, que pueden «esconder» infinidad de verduras. E incluso a una pizza casera, que puedes preparar con los niños. «Pocas cosas les motivan más que comer lo que han ayudado a cocinar», explica Rosa Roura.
Piensa en utilizar moldes con figuras para dar forma a las verduras. Y apunta estas combinaciones: purés y cremas con un huesito encima; judías verdes junto a un huevo duro, espinacas con bechamel; un poco de brécol con mayonesa…
No soporta las legumbres
Sus propiedades las hacen imprescindibles. «Pueden ser plato principal pero también pueden colarse en forma de ensalada», propone la nutricionista. De todas, las más sencillas de introducir en su alimentación son las lentejas. Comienza acostumbrándole al sabor: prepara un caldo, pero retíralas y deja disuelta solo la fécula que desprenden. Más adelante, tras varios caldos, podrás incorporarlas en forma de puré.
Las lentejas rojas no tienen piel y son una opción estupenda para comenzar por su sabor dulce y su color más llamativo. El humus de garbanzos, para que unte con pan o incluso con tiras de zanahoria, es infalible. Y siempre puedes preparar hamburguesas con casi cualquier legumbre.
Le cuesta tomar fruta
Hay muchos niños que no aceptan todas las frutas. «El único gusto innato es el dulce. Todos los demás son adquiridos», recuerda Rosa Roura. Si tu hijo rechaza las que tienen un sabor un poco ácido, una buena idea es equilibrarlo añadiendo una base de yogur natural (cuando ya pueda tomarlo). Y también puedes añadir media zanahoria cocida cuando las tritures, lo que le dará una textura mucho más suave.
La decoración es importante: sirve las compotas y los purés en copa (de vez en cuando puedes añadirle unas virutas de chocolate o un poco de helado).
Para darle frutas en trocitos, utiliza variedades de distintos colores y crea dibujos sobre el plato (por ejemplo, una cara con fresas y plátano) o apuesta por las brochetas varias. Y recurre a la fruta como guarnición o complemento de otros alimentos (en forma de compota, introduciendo una manzana en un asado de pollo, haciendo emperador a la naranja…).
Rechaza el pescado
Si quieres que lo acepte, has de ser original en la presentación. No olvides que el pescado blanco tiene un sabor más suave que el azul y que si lo rebozas, empanas o preparas al horno, le resultará más agradable que hervido o al vapor. Puedes camuflarlo de mil maneras: con salsas (bechamel, verde, tártara), en la paella, en ensaladas o en empanadillas, croquetas, albóndigas, buñuelos, lasaña, canelones o en una estupenda tortilla. Dale la vuelta.
Consejos para que coma mejor
- Si no quiere probar algo no insistas, inténtalo más adelante. O ponlo de vez en cuando en tu plato y espera a que te pida probarlo.
- Comed en familia para que vea que el menú es el mismo para todos.
- Respeta sus gustos. Es normal que no le guste todo, y sus preferencias pueden cambiar a medida que crece.
- Cocina junto a él, y más esos alimentos que rechaza.
- Elabora platos con color y variedad de formas y deja que coma con los dedos.
- Ponle raciones pequeñas y déjale repetir.
- Si no quiere terminar el plato no le obligues, retíralo sin más (pero no lo cambies por otro alimento).
- Sé positiva y ten paciencia.
La leche tiene mil posibilidades
Si a tu hijo no le gusta la leche, no te preocupes, hay muchos trucos par que la tome. Por ejemplo, añadir medio vasito cuando prepares un puré de frutas o verduras, utilizarla como ingrediente en salsas para aderezar sus platos de pasta, añadir un chorrito al hacer la tortilla…
También puedes recurrir a platos que se elaboren con leche como ingrediente casi principal: unas natillas, un flan o un batido de su fruta favorita. Y si aún así toma poca y quieres que no le falte calcio, ofrécele alimentos como queso fresco, quesitos, helados de crema…
David Ruiz
La importancia de la vitamina C
Posted 24 julio, 2015
on:La vitamina C ayuda a formar y reparar los glóbulos rojos de la sangre, los huesos y los tejidos del cuerpo humano. También ayuda a mantener sanas las encías de tu niño y fortalece los vasos sanguíneos, minimizando los hematomas causados por golpes y caídas.
Además, la vitamina C ayuda a la cicatrización de cortes y heridas, fortalece las defensas del organismo y ayuda a controlar las infecciones. También ayuda al organismo a absorber el hierro.
La vitamina C está presente en tantos alimentos que su deficiencia es poco habitual. No es necesario que tu hijo ingiera diariamente la cantidad recomendada de vitamina C, sino más bien que el promedio diario de vitamina C consumida a lo largo de varios días, o incluso una semana, corresponda a esa cantidad. Durante el invierno, los niños están mucho más propensos a contraer enfermedades propias de esta época, tales como resfriados, gripe, influenza y enfermedades respiratorias, entre otras, siendo los menores de dos años los más afectados. Esto se debe a que su sistema respiratorio está menos desarrollado y su sistema inmune más inmaduro, lo que los hacen más vulnerables. Una buena forma de protegerlos de las enfermedades invernales, es fortalecimiento de sus defensas a través del consumo de vitamina C. La principal forma de obtenerla es a través del consumo de frutas y verduras, sin embargo, esta opción no es necesariamente la más segura debido que el consumo a través de ellas no esencialmente garantiza que el organismo reciba la dosis necesaria. A esto se le suma que la vitamina C proveniente de los alimentos no siempre se encuentra en las mejores condiciones, debido a que ésta se oxida irreversiblemente cuando se expone a la luz solar, oxígeno y/o calor. Además, la vitamina C no sólo ayuda a fortalecer las defensas de los niños, sino que también tiene otros grandes beneficios que podrían ser de gran ayuda para su desarrollo físico. Por ejemplo, la vitamina C, debido a que tiene un rol importantísimo es la síntesis de colágeno, es fundamental para el desarrollo de los huesos y tejido conectivo, fortalecer la dentadura, cicatrización de las heridas y mejorar la absorción del hierro.
¿Cuánta vitamina C necesita tu hijo?
- 1-12 meses: 50 mg/día
- 1-3 años: 60 mg/día
- 4-6 años: 70 mg/día
- 7-9 años: 80 mg/día
- 10-12 años: 90 mg/día
- 13-17 años: 100 mg/día
- 18 en adelante: 100 mg/día
- Mujeres embarazadas: 115 mg/día
- Mujeres lactantes: 150 mg/día
El consumo de más de 1000 mg al día pueden provocar cálculos renales, trastornos gastrointestinales y diarreas.
Los suplementos dietéticos no deben ser tomados con medicamentos sin consultar previamente a un médico.
Hay investigaciones que sugieren que el zumo producido puede perder entre el 50% y un 100% de sus vitaminas debido a la manipulación y proceso.
Menos del 50% de la población mundial cumple con las recomendaciones de ingesta.
En deportistas, la vitamina C previene lesiones en tejidos y/o articulaciones, además evita la fatiga crónica.
Enfermedades que puede prevenir: coronarias, derrames, artritis, cáncer de estómago y pulmón, cataratas.
Aprender a comer
Posted 22 julio, 2015
on:A todos los padres nos preocupa la alimentación de nuestros hijos, pero no siempre conseguimos que coman como nos gustaría. Lo que para nosotros es el momento de comer, para ellos es una oportunidad más de controlarnos. A pesar de esta dificultad, enseñar a nuestros hijos a comer con orden es fundamental para su desarrollo.
María Grass
La hora de la comida, es en muchas casas una hora difícil, padres desesperados ante sus pequeños de 3, 4 ó 6 años y más mayores, negándose a ingerir lo que su progenitor le ha preparado para comer. La batalla se convierte en una lucha muchas veces porque dejamos que los niños nos controlen. A través de esa lucha y de nuestra preocupación, que perciben de forma instantánea como si llevaran un radar, ellos consiguen mucha atención de los padres y ahí empieza el problema.
Todos hemos visto situaciones en las que para que el niño coma la mamá le canta, el papá le hace el avioncito y la abuela se asoma con su colección de muecas y jueguitos con tal de que nuestro hijo abra la boca… y esto ocurre todos los días, varias veces al día, para desesperación de los padres. Llegados a este punto debemos ponernos manos a la obra para corregir un mal hábito que nuestro pequeño ha adquirido.
Pero empecemos por el principio, los niños empiezan a probar sabores nuevos, diferentes de la leche materna o maternizada, cuando tienen pocos meses, primero cereales, luego la fruta sobre los 6 meses y poco a poco siguiendo las instrucciones de su médico pediatra se van introduciendo verduras, carnes, pescados y huevos. Pues bien, es en este principio cuando debemos ir estableciendo una buena relación con la comida.
Se trata de un proceso educativo, un hábito más que tendrá que aprender, con el que además nuestro hijo sentará las bases de su forma de adquirir hábitos, ya que, junto al hábito de irse a dormir, es de los primeros que tienen que afrontar.
Conseguirlo dependerá de diferentes factores, a los niños tragones todo les va bien, cuando nuestro hijo es más inapetente tendremos que tener más paciencia y ayudarle a descubrir cosas que le puedan gustar, pero la mayoría de las veces cuando se establece un mal hábito con la hora de la comida los responsables somos los padres. Atentos en este punto, lo importante es la firmeza y la calma.
La premisa fundamental es que el momento de la comida debe ser un momento tranquilo y agradable, con tiempo para sentarnos junto a nuestro bebé y de forma calmada ir ofreciéndole poco a poco sabores nuevos. Hay que empezar de uno en uno y cuando pasados unos días se haya acostumbrado al primero y lo disfrute pasamos al siguiente. Esta es además una buena forma de controlar posibles alergias alimentarias.
Es posible que no le gusten todos los cambios, respeta al principio sus preferencias para que gane el hecho de que se siente a comer con ilusión y no temiendo un sabor desagradable, pero poco a poco debes ir incorporando todos los tipos de alimentos. Podemos prescindir de la pera si le provoca saquito y ofrecerle otro tipo de frutas en su papilla, pero nunca no darle fruta porque no le gusta… debemos ser pacientes, insistir con suavidad y de forma positiva y pasado un tiempo razonable retirar el plato aunque no haya terminado. En estos casos una cucharadita es un éxito. Eso sí, nunca ofrezcas una alternativa de otra cosa para comer, si lo haces estás perdido, hay niños que sobreviven a base de patatas fritas, pasta, arroz y poco más, pero que devoran chucherías, solo porque nunca tuvimos la paciencia suficiente y la firmeza clara de retirarles el plato cuando se niegan a comer y esperar a la siguiente comida.
Otro punto importante a la hora de que los niños aprendan a comer es que entre el año y medio y los dos años ya pueden integrarse perfectamente, con su trona, en la mesa de la familia. esta es una muy buena oportunidad para integrar a los más pequeños en actividades conjuntas ya que, a parte de los momentos de juego que les podamos dedicar, no hay muchas más ocasiones de hacerles partícipes de la vida en familia, llena de tareas, trabajos y obligaciones de los padres y los hermanos mayores.
También debemos ofrecer a nuestros hijos la oportunidad de comer solitos. Deja entonces que intente comer con las manos sin importarte que se manche, un babero de buen tamaño reduce el posible desastre y tu hijo estará aprendiendo. Primero, pequeños trocitos de pan, galletas, jamón cocido, gajos de mandarina partidos… no olvidemos en este punto que siempre hay que estar vigilantes cuando se le ofrece a un niño pequeño alimento sólido para que empiece a masticar por el riesgo de atragantamiento, nunca te alejes habiendo dejado un trozo de pan en su manita.
Poco a poco permítele jugar con cubiertos y vasos de plástico que no puedan lastimarle, con ayuda al principio, irá aprendiendo a llevarse la comida a la boca, empezando con comidas de cuchara y algo consistentes, tipo yogur o puré que les facilite la tarea, empezar con guisantes que ruedan por la mesa no es la mejor idea, salvo que vaya a utilizar las manos.
Nada hay más estimulante para un niño que la autonomía, «¡mira que mayor soy, como solito!» Lo anuncian todos los niños cuando por fin lo consiguen y no nos olvidemos que la autonomía es una de las bases de la autoestima para el día de mañana.
Como en cualquier otro aprendizaje de nuestros hijos vamos a ofrecerle lo nuevo desde una actitud positiva y no de obligación, invitándole a probar, alabando y recompensando sus logros o sus intentos con nuestro reconocimiento, e incluso con pequeños premios al final de la semana por ejemplo, siendo flexibles, permitiéndole escoger de vez en cuando, agradándole con sus platos favoritos en fechas señaladas y permitiéndole elegir uno o dos alimentos que realmente no soporte para eliminarlos del menú, le hará sentir que se le tiene en cuenta. Déjale participar en cuanto pueda en las tareas de poner y quitar la mesa y por supuesto también cuando es más mayorcito anímale a cocinar, todos los niños disfrutan de una comida en la que han participado, aprovecha fines de semana y vacaciones para cocinar juntos platos sencillos y descubre su potencial como chef.
Por último recuerda que no debes poner demasiada cantidad de comida en su plato, en esto sobre todo madres y abuelas siempre exageramos, es preferible que coma menos cantidad y se sienta orgulloso de haber terminado; no le castigues ni reprimas por no acabar el plato, limítate a retirarlo de la mesa y se firme para no ofrecerle nada más hasta la siguiente comida, por supuesto nada de golosinas ni botanas entre horas, esto arruina cualquier intento de enseñar a tu hijo a comer bien.
Y en cuanto a ti como padre o madre, si ya estás en la batalla diaria de la comida no te obsesiones, no les des pistas de lo mucho que te agobia que no coma, si es el caso, ni te sientas culpable si tu hijo come mal. Ningún niño que está creando un problema con la comida, después de unos días de aplicar con firmeza todo lo anterior, en los que habrá llantos y gritos demandado otra cosa para comer, pero en los que deberás mantener la calma y la tranquilidad a toda costa, se pone enfermo por falta de alimento, muy al contrario, lo que ocurre es que, poco a poco aprenden a comer.