Escuela de Padres

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Entorno familiar y educación

La idea generalizada de que educar es aprender a vivir en sociedad conlleva en sí la certeza de que la educación supone una interacción entre las personas que intervienen enseñando y aprendiendo simultáneamente, en un proceso comunicativo y de relaciones personales que le confieren una dinámica particular.

La educación es una de las instituciones básicas que existen en la sociedad y además se puede considerar la más importante en los primeros años de nuestra vida; en ella nos sentimos seguros, nos refugiamos, es el núcleo donde estamos más a gusto y desde donde empieza nuestra socialización y el aprendizaje de nuestro papel dentro de un grupo, que luego se extenderá llegando al colegio, con los amigos y, así hasta poder relacionarnos con el resto de la sociedad.

Es, por tanto, muy importante esta institución, puesto que forma a los individuos desde pequeños, adquiriendo valores y aprendiendo a adaptarlos a nuestra cultura y sociedad.

Independientemente del casi obligado plural con que debemos referirnos a la institución familiar, es cierto que las definiciones de familia, por más variadas que sean, descansan en la relación interindividual, pero siempre sin perder de vista la idea de que la familia es ante todo un proyecto relacional que no hace referencia necesariamente a lazos de sangre.

Las familias acompañan la evolución de los niños en el proceso de escolarización, que es la vía excelente para ir penetrando en otros ámbitos sociales diferentes a la familia y apunta a educar a los niños para que puedan ser autónomos, emocionalmente equilibrados y, al mismo tiempo, capaces de establecer vínculos afectivos satisfactorios.

Podríamos decir que son dos los aspectos fundamentales que marcan a la familia actual: por un lado es el niño quien la define, ya sea por su ausencia o por su presencia y por otro, la historia de las personas dentro de las familias no es tan lineal como antaño; el ciclo de vida familiar no es tan previsible, y una misma persona puede pasar por muy diferentes etapas de su vida: soltería, pareja, familia monoparental, familia compuesta, etc.

La familia es un pilar básico que supone:

  1. Un proyecto vital de existencia en común con un proyecto educativo compartido, y con un fuerte compromiso emocional,
  2. Un escenario de encuentro inter-generacional,
  3. Una base de apoyo para las transiciones y las crisis.

Desde esta perspectiva, la familia aparece como el mejor contexto para acompañar a la persona en su tránsito por los cambios que implica necesariamente la vida.

La armonía familiar, la comprensión y el apoyo aparecen como dimensiones centrales para la formación de sistemas de valores que se refieren a estados finales de la existencia y a comportamientos deseables. Estos resultados ilustran la relación que existe entre los valores característicos de cada sociedad y los valores individuales de sus miembros. La transmisión de valores se da principalmente a través de la familia siendo entonces el clima familiar con todos sus componentes socio-afectivos lo que da sentido a los valores, sin descuidar, como hemos dicho, que hay otros agentes que intervienen en la transmisión de valores: los medios de comunicación social, las instituciones educativas, etc.

Así pues, la escuela y la familia, como agentes de socialización, deberán lograr su convergencia, ya que padres y profesores son los responsables de entregar a la sociedad hombres y mujeres responsables, útiles, dotados de valores humanos para aportar beneficios a su propio futuro y al de los demás.

Relación familia-escuela

Una vez clarificado lo imprescindible de una relación fluida y constante entre familia y escuela, es decir, entre padres y docentes, como base para la formación integral del individuo, debemos mencionar que las relaciones entre familia y escuela han sufrido importantes cambios a lo largo de la historia.

En el siglo XVIII, en la era de la industrialización, la familia empezó a perder la exclusividad como agente socializador y a partir de ese momento, tanto la escuela como la fábrica o la empresa, empezaron a compartir la tarea.

Posteriormente, al comenzar el siglo XX, surge un nuevo patrón de relaciones entre familia y escuela, en el que comienzan a distanciarse las familias de los educadores porque la labor pedagógica tiende a especializarse y a hacerse más compleja. Con lo cual, mientras que los docentes enseñan materias y utilizan métodos desconocidos para los padres, las responsabilidades de la familia son muy distintas. Los padres y madres debían enseñar a sus hijos buenos modales, a saber estar y a respetar a los mayores, como base prioritaria para el buen comportamiento. De esta manera, la familia y los docentes comenzaron a perseguir objetivos independientes. El docente asume que su rol se limita a impartir su materia y a asegurarse de que el alumno aprende conocimientos, dando por sentado que las normas de comportamiento y educación las trae aprendidas de casa.

Llegados a este punto, la relación familia-escuela tenía que conocer una gran transformación. Gradualmente, la función del docente ha ido creciendo hasta el punto de que hoy se espera de él no sólo resultados en el campo académico e intelectual, sino también emocional, afectivo y social del niño/a. Esta consideración del profesional ha propiciado, además, que la relación entre familias y docentes comience a estrecharse de nuevo.

Sin embargo, actualmente son muchas las familias que reconocen, implícita o explícitamente, la necesidad de formación como padres así como la información para llevar a cabo su tarea educadora, frente a una sociedad que hace que los jóvenes maduren más rápidamente o de diferente manera que las generaciones que les preceden. Los padres entienden que estos cambios producidos en todos los niveles exigen de ellos la tarea de actualizarse y no quedarse desfasados ante sus hijos y ante la sociedad.

La educación es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los maestros. Por lo que los padres deben ser agentes más activos ante el proceso educativo de sus hijos. Es necesario comprender que la dinámica educativa nos incluye a todos, es una actividad permanente de los docentes, de las familias, de la comunidad en su conjunto en beneficio de las nuevas generaciones, y en definitiva, de la sociedad en general.

Por lo tanto, es una premisa fundamental considerar que la implicación de las familias en la educación y en el contexto escolar de los hijos e hijas es fundamental para su educación y desarrollo. Siendo necesario, para ello, que la familia y el centro educativo trabajen de manera coordinada, desarrollando habilidades, destrezas básicas de aprendizaje, transmisión de normas, responsabilidades y enseñanza de valores.

Los conceptos de familia y educación están intrínsecamente ligados, de manera que no se entiende el uno sin el otro. Desde la infancia los padres enseñan a sus hijos cómo comportarse correctamente, en el ámbito familiar y fuera de éste, tal y como sus padres lo hicieron con ellos.

Con el fin de expresarnos con rigor, se hace necesario acudir al correcto significado de ambas palabras. Así, según el Diccionario de la Real Academia Española, encontramos las siguientes acepciones:

Familia:

1.- Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
2.- Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.
3.- Hijos o descendencia.

Educación:

1.- Acción y efecto de educar.
2.- Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
3.- Instrucción por medio de la acción docente.
4.- Cortesía, urbanidad.

A pesar de los profundos cambios históricos, la familia sigue siendo la más completa y rica escuela de humanidad, donde se vive la experiencia más significativa del amor gratuito, de la fidelidad, del respeto mutuo y la defensa de la vida. Su tarea específica es la de custodiar y transmitir, mediante la educación de los hijos e hijas, virtudes y valores a fin de edificar y promover el bien de cada uno y el de la comunidad.

La función de la familia es básica en el proceso de formación del menor. Desde el momento de nacer se inicia ya una interacción que sin duda será fundamental durante su posterior desarrollo social. Por lo tanto, los padres y madres son los primeros en contribuir al sana desarrollo de los menores en todos los aspectos, siendo responsables de su proceso de socialización, con el fin de que los hijos/as aprendan a asumir sus roles responsablemente, desarrollar su seguridad y autoestima, rendir más en los aprendizajes y formarse en valores humanos.

Así, durante los primeros años de vida de un niño/a, la familia es el principal agente de socialización y cuando el menor entra en contacto con el ámbito escolar, adquiere tanta importancia el ambiente familiar como el escolar, ya que son los dos agentes que más van a influir tanto en su desarrollo personal como en el proceso educativo. Por ello, es fundamental la colaboración y comunicación entre padres y educadores para posibilitar una formación integral del menor o joven.

La coordinación de ambos es imprescindible entendiendo que si un profesor quiere educar tiene que hacerlo en consonancia y colaboración con los padres, y así los esfuerzos que realiza en las horas de clase tendrán continuidad en los demás ámbitos, produciéndose una retroalimentación entre unos y otros.

La tarea de educar, en su doble vertiente, implica para los padres la transmisión de valores que se reflejen en el aula a través de valores como: un buen comportamiento, respeto hacia los demás, uso de un vocabulario adecuado, compañerismo, respeto hacia el docente y el acto de enseñar, valoración de la adquisición de conocimientos de las diferentes materias, etc. Por tanto es tarea de los padres poner estos cimientos para que su hijo tenga un comportamiento cívico, tanto en el aula como fuera de ella. Así mismo, corresponde al docente valorar la tarea educadora de los padres y avanzar en ella con asertividad, así como ser el vehículo para transmitir conocimientos y valores tanto sociales como culturales.

Por otro lado, si los padres acompañan en el proceso de socialización de sus hijos e hijas, conseguirán que aprendan a asumir sus roles, a desarrollar seguridad, autoestima, a rendir más y mejorar en su aprendizaje, formándose poco a poco en una escala de valores humanos tan necesarios para la convivencia.

1.- Objetivos Generales:

  • Realizar una introspección personal sobre las actitudes personales que como padres debemos cambiar para poder ayudar a los hijos en el devenir cotidiano

2.- Cuentos: Se divide a los presentes en tres grupos y se le entrega a cada uno, uno de los cuentos. Al terminar la actividad propuesta, irán rotando dichos textos hacia los otros grupos, hasta que todos hayan leído y sacado sus conclusiones y pueda comenzarse una puesta en común.

Actividades para “La renovación del águila”:

  1. a) ¿Qué le sugiere la actitud del águila que no se resigna a morir?
  2. b) ¿Se ve a si mismo intentando cambios personales tan “dolorosos”, metafóricamente, como los sufre el águila?
  3. c) ¿Qué mensaje le deja a usted?

Actividades para “Las ranas en la crema”

  1. a) ¿Qué le sugiere la actitud de la rana que no se resigna a morir?
  2. b) ¿Se siente en el día a día con esa fortaleza para pelearla hasta el final, pese a la adversidad?
  3. c) ¿Qué mensaje le deja a usted la rana sobreviviente?

Actividades para “El elefante encadenado”

  1. a) ¿Qué reflexión le merece este cuento del elefante?
  2. b) ¿Ha sentido a veces, que ése es “su destino”?
  3. c) ¿Cree que si su hijo/a lo ve resignado, “abandonado a su destino”, podrá desarrollar en él o ella, esperanzas de una vida creativa y satisfactoria como la que usted desea para él o ella?

Permitir expresarse a todos los integrantes de los grupos, respetando tiempo de habla y escucha, teniendo en cuenta que éste es el último encuentro.

La renovación del águila

El águila es el ave de mayor longevidad de la especie. Llega a vivir 70 años, pero, para llegar a esa edad, a los 40, deberá tomar una seria decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles, sin conseguir tomar las presas de las cuales se alimenta.

Su pico, largo y puntiagudo se curva, apuntando contra su pecho.

Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas, gruesas. Volar se hace tan difícil…

Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación, que dura 150 días.

Este proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y quedarse allí en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga necesidad de volar.

Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared, hasta conseguir arrancárselo.

Después de arrancarlo, debe esperar el crecimiento de uno nuevo, con el que desprenderá una a una sus uñas viejas.

Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, empezará a desprender, sus plumas viejas.

Después de cinco meses, sale para el famoso vuelo de renovación y para vivir 30 años más…


Las ranas en la crema

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema.

Inmediatamente sintieron que se hundían, era imposible nadar en esa masa espesa como arenas movedizas.

Al principio las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente, pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse.

Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar.

Una de ellas dijo en voz alta: -«No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya que voy a morir no veo para qué prolongar este dolor. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por este esfuerzo inútil».

Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez. Siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.

La otra rana, quizás más persistente, o quizás más cabeza dura, se dijo: -«No hay caso… ¡Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa! Sin embargo, ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora».

Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro. Horas y horas!

Y de pronto… de tanto patalear y agitar, agitar y patalear…La crema se transformó en manteca. La rana sorprendida dio un salto, y patinando llegó hasta el borde del pote.

M. Menapace


El elefante encadenado

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.

Me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… Pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente:

¿Qué lo mantiene entonces?

¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:

– Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad, condicionados por el recuerdo de «no puedo»…

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón

3.- Conversar acerca del objetivo general.

4.- Ejercicio de ¿Cuánto conozco a mi hijo y cuánto me conoce mi familia?

Cuestionario para que los padres respondan en la reunión, acerca de sus hijos:

  • ¿Qué color le gusta más?
  • ¿Qué comida prefiere?
  • ¿Cómo se llama su mejor amigo/amiga?
  • ¿En qué grupo de la escuela está?
  • ¿Cómo se llama su maestra?
  • ¿Qué materia le gusta más?
  • ¿Con qué materia tiene más problemas en la escuela?
  • ¿Qué oficio o carrera le gustaría seguir?
  • ¿Qué hace en los recreos o en el tiempo libre?
  • ¿Cuál es su deporte o actividad favorita?
  • ¿Qué tipo de programas ve en la televisión? ¿Cuáles?
  • ¿Qué película es la última que ha visto?
  • ¿Qué hace en los cumpleaños de sus amiguitos?

Al finalizar el cuestionario, se les pide hacer la tarea en el hogar:

Dárselo a su pareja y a su hijo para que completen el que corresponde a los padres.

Cuestionario para los hijos y la pareja, respondan en el hogar:

  • ¿Qué color le gusta más?
  • ¿Qué comida prefiere?
  • ¿Cómo se llama su mejor amigo/amiga?
  • ¿Dónde y de qué trabaja?
  • ¿Quién es su jefe?
  • ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
  • ¿Cuál es su actividad favorita?
  • ¿Practica algún deporte?
  • ¿Qué tipo de programas ve en la televisión? ¿Cuáles?
  • ¿Qué película es la última que ha visto?
  • ¿Qué hace cuando sale con sus amigos?

Sugerir que al terminar confronten las respuestas y lleguen a una conclusión respecto al nivel de comunicación que tienen. Proponerse mejorarla, buscando conocerse más para comprenderse mejor.

5.- Oración de un niño como mi hijo…

Un niño meditando en su oración, concluyó:
“Señor esta noche te pido algo especial… Convertirme en un televisor”.
“Quisiera ocupar su lugar para vivir lo que vive la tele de mi casa. Es
decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de
mi familia a mi alrededor”.
“Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención
al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle”.
“Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no
funciona”.
“Tener la compañía de mi Papá cuando llega a casa, aunque esté
cansado del trabajo”.
“Que mi Mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de
ignorarme”.
“…Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo”.
“Que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada”.
“Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos
momentos a mi lado”.
“Señor, no te pido mucho; sólo vivir lo que vive cualquier televisor”.

6.- Reflexión: “Tus hijos no son tus hijos, son hijos de la vida…” Kalil Gibrán

TUS HIJOS

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Khalil Gibran

7.- Despedida e invitación para una actividad conjunta con la institución.

Objetivo:

  • Sentirse capaz de educar a nuestros hijos en y con ayuda de la familia.

 

Tiempo:

            30 minutos

 

Material:

  • Hoja con el cuestionario.

 

Dinámica:

Se entrega individualmente el test: “¿Está preparado para ser educador de sus hijos?”

De acuerdo con una clave de respuestas dada en el test, cada padre de familia se ubica en el grupo correspondientes según la puntuación obtenida.

Compartir los resultados y determinar el nivel en que se hallan.

 

            Reflexionamos:

  • ¿Es adecuado nuestro concepto de educación?
  • ¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestra preparación como educadores?
  • ¿Qué aportan los padres a la educación?
  • ¿Cómo pueden ayudar a sus hijos?
  • ¿Qué criterios son necesarios para la educación de los hijos?
  • ¿Qué aprendí?
  • ¿Cómo me he sentido en el día de hoy?
  • ¿Qué compromiso puedo sacar para capacitarme como educador de mis hijos?


¿Estoy preparado para educar a mis hijos?

CONTENIDO NO
1. ¿Conoce el origen de la palabra educación?    
2. ¿Sabe cuál es la diferencia entre educar e instruir?    
3. ¿Ha leído algún libro sobre temas educativos?    
4. ¿Está preparado para comentar con sus hijos temas sexuales?    
5. ¿Sabe cómo actuar si su hijo ingresa en el mundo de la droga?    
6. ¿Puede escribir una página con este tema: “Los hijos serán lo que son los padres”?    
7. ¿Puede ayudar a sus hijos en la preparación de las tareas?    
8.- ¿Puede guardar el equilibrio en la educación de sus hijos, enérgico, sin ser rígido, bueno sin ser débil, equitativo sin preferencias, franco y abierto sin que lo irrespeten?    
9.- ¿Considera que el ambiente del hogar influye en el niño durante los primeros años de vida?    
10.- ¿Si se entera que su hija soltera sostiene relaciones sexuales, sabría manejar la situación?    

 

 

Clave:

Cuente las respuestas afirmativas. Si obtuvo 10 respuestas afirmativas, es sobresaliente en la educación de sus hijos. De 5 a 7 respuestas afirmativas, regularmente aceptable. Menos de 5, no está preparado para ser educador.

 

Ideas para complementar el tema:

La importancia de la educación en el momento actual es cada vez mayor. Consideramos que la familia es el lugar apropiad, aunque no el único para adquirir una formación integral.

La función de la educación no se podrá desarrollar de manera integral, si no existe entre los cónyuges una relación armónica. Cumplir en totalidad con las responsabilidades, algo decisivo en la educación de los hijos. En el hogar cultivan los valores que posteriormente definirán la personalidad. Por tanto la educación debe ser razonable, respeto íntegra, desinteresada y adecuada.

 

Razonable: Se debe favorecer el desarrollo de las capacidades, cualidades, actitudes del hijo, de igual manera ayuda a descubrir los errores con amor, paciencia y talento.

 

Respetuosa: Es preciso aceptar que los hijos son seres humanos dotados por Dios de libertad total, respetada por Él y que nosotros, debemos también respetar. No quiere decir que los padres deban permanecer aislados de la vida de sus hijos. Se acercarán a ellos orientando e indicando los elementos para que puedan dirigirse a sí mismo.

 

Íntegra: El ser humano está conformado por inteligencia y espíritu, por tanto la educación debe atender tres áreas, es decir, deben desarrollarse íntegramente los planos de la vida.

 

Desinteresada: Que no exista egoísmo paternal. Educar por amor, nunca en beneficio propio. Existen los hijos “utensilio”, aquellos utilizados por sus padres para su beneficio y no hay la menor preocupación por su formación y su cultura.

 

Adecuada: Es importante estudiar el temperamento y el carácter de cada hijo, para comprenderlo y actuar de acuerdo con sus necesidades. Cada hijo es único e irrepetible, por tanto es necesario actuar según las diferencias individuales.

Objetivo:

  • Permitir que los participantes se observen a sí mismos con toda sinceridad, e identifiquen los rasgos positivos y negativos que creen poseer, para sustituir las actitudes irracionales por otras que generen una relación más grata en el matrimonio.

Tiempo:

            60 minutos

Material:

  • Poema

Ambientación:

Cada participante, al ingresar al salón, recibe una figura geométrica de diferente color. Una vez ubicados, se indica buscar al compañero(s) que tenga la misma figura geométrica.

Formados los grupos, se pide colocar un nombre. Ejemplo: «los chavales», «los amantes», etc.

A cada grupo se asigna un diferente tema musical fotocopiado; a manera de ejemplo, letras de las siguientes canciones: Quiéreme mucho, Rondalla, El día que me quieras, Te necesito tanto amor, Amar y Vivir, Amanecí en tus brazos, Adoro, etc. Cada grupo deberá preparar la canción e interpretarla dando a conocer el nombre del grupo y presentando sus integrantes.

Presentación del tema:

  1. Entregar a cada participante fotocopia de la tipología.
  2. Respuesta a las preguntas
  3. Formar grupos de 6 personas y asignar una tipología para su dramatización.

 

Ejemplo: el grupo 1 representa el señor fiscal, el grupo 2 al prefecto de disciplina, el 3 al amante esponja, etc.

 

En grupo:

Cada grupo dramatiza la tipología correspondiente y comenta los riesgos que implica asumir dichos comportamientos.

 

 

Reflexión:

¿Qué características negativas de las que posee, desea cambiar? ¿En qué forma lo haría?

 

Tipología:

Pasearemos por una variedad de prototipos responsables de la catástrofe familiar. Todos ellos albergan en lo profundo de su ser un miedo enorme que los impulsa a obrar, aun entendiendo sus fracasos. Algunos modelos son más comunes en hombres que en mujeres y viceversa.

No identifique su pareja con cada uno de los personajes. Obsérvese con toda sinceridad e identifique los rasgos que usted cree poseer.

El (La) Señor(a) Fiscal:

Desempeña una labor que todos advierten y deben respetar.

Teme no ser tenido en cuenta. Siempre encuentra fallas, e intencionalmente las busca: abre los cajones de los armarios, presta atención cada vez que los hijos hablan al otro cónyuge, jamás se le puede complacer. Subestima a los demás, critica cuanto hacen y lo que todavía no han hecho.

No consulta, no sugiere, no ofrece participación. No soporta el menor olvido y se altera espectacularmente por los errores ajenos. Gasta enormes cantidades de energía, al intentar reformar al prójimo a fuerza de reproches. Sin conceder un ápice de libertad para escoger el modo más apropiado de comportarse. En un ambiente así, ¿puede haber espacio para la libertad?

El (La) amante esponja:

El (La) Prefecto(a) de disciplina:

Es un tipo de persona similar al fiscal, con la diferencia de que, mientras aquel critica por indisponer, éste lo hace por obtener perfección, acosado por el miedo a ser censurado. El temor lo induce a una búsqueda incesante de eficiencia y buena imagen, más importante aun que el bienestar. En su presencia las otras personas se sienten incómodas, ya que son excesivamente atentos, ofrecen, regalan, insisten en mostrarse generosos con sus visitas, limpian el cenicero tan pronto como cae la primera ceniza, obligan al cónyuge y a los hijos a presentarse impecablemente vestidos, mostrar su mejor sonrisa y observar todas las reglas de cortesía.

Cada cosa ha de permanecer en su sitio exacto y los miembros de la familia deben ser competentes en todo aspecto. Exigen de los hijos toda clase de éxitos, en tanto ellos se esfuercen por el deber de ser puntuales, proveedores. Se caracterizan por ser perfectos amantes, magníficos administradores del hogar, padres eficaces, trabajadores calificados; de tal manera que nadie pueda decir que comete falla alguna. Actualmente, (ya abolida la esclavitud) tal vez sólo los militares de rangos inferiores están dispuestos a acatar los arbitrarios designios de éstos prefectos de disciplina. Las esposas y los esposos cuando es necesario toleran este infierno y quizá sólo por un tiempo.

Absorbe por completo la vida de su pareja. Sólo siente seguridad permaneciendo a su lado. Abriga el secreto temor de no ser una persona lo suficientemente atractiva (valiosa) como para que otros la deseen y puedan hacerla feliz. De allí se deduce un segundo miedo: que su compañero(a) encuentre a alguien mejor y lo abandone.

Al necesitar la presencia viva del ser amado, no le cede un metro de espacio íntimo; piensa por él, traza sus planes, toma decisiones por él, encuentra soluciones a los problemas que le incumben al otro y programa su tiempo. Si el cónyuge se entusiasma con alguna nueva actividad -un curso, deporte o trabajo-, sin oponerse abiertamente, destaca todos los inconvenientes posibles y si a pesar de ellos el otro no renuncia, termina «interesado» en participar. Mientras está lejos llama a su compañero(a) cinco o seis veces, no para vigilarlo sino para sentirlo cerca. Lo más importante es contar con el amor de la otra persona; por lo mismo cree que ella debe amarlo con igual «devoción» y sentirse dichoso cada minuto que pasan juntos.

Casi siempre es uno solo de los integrantes de la pareja el que absorbe el espacio vital del otro. De ahí que es fácil suponer lo que puede ocurrir cuando la persona «normal» vislumbra la posibilidad de ser libre.

El (La) eterno(a) conciliador(a):

«Todos merecen más que yo», parece decirse la persona que obra según las necesidades y caprichos de su pareja. Por miedo al rechazo, a la desaprobación o al conflicto, intenta complacer a su pareja. No importa cuánto le exija, se esfuerza por cumplir con su deber. No importa si la crítica que recibe es justa o injusta, dirá que el otro tiene la razón. Carente de autoestima, su imagen se nutre por gracia de las bondadosas palabras del compañero, cuando éste tiene a bien decirle algo agradable.

El (La) escultura de piedra:

Como cualquier estatua, fría, impávida, un individuo así es incapaz de expresar un gesto de ternura. Cuando lo abrazan tensa los músculos y retrocede, especialmente si hay otras personas presentes. «Detesto la merecería, guarda esas expresiones para la intimidad». Contradictoriamente, también en la relación sexual son fríos como hielo.

Llaman intimidad a una cópula sin preámbulos, en la que de pronto dejan escapar un «te quiero» a secas o un «hasta mañana», dando media vuelta después del ritual, sin la más mínima preocupación por la satisfacción del compañero(a). Temen mostrarse como seres humanos y por tanto, débiles y susceptibles de ser heridos. Parecen incapaces de sobrellevar las frustraciones de la vida. A tal punto llega el temor de sufrir decepciones que muchos nunca formalizan una relación amorosa. No aceptan que su pareja, como todas las personas, necesita amor, caricias, palabras tiernas y detalles delicados. Ignoran probablemente, que la relación con el ser que dicen amar, puede acabar el día en que aquel se canse de mendigar afecto.

El(La) niño(a) de papá y mamá:

A pesar de haber formado un hogar propio, esta clase de persona sigue emocionalmente atada al hogar paterno. Reza la expresión popular: «no han cortado el cordón umbilical» y es verdad. Por miedo a separarse de los padres y asumir su nuevo compromiso, continúan girando alrededor de ellos.

No toman ninguna decisión sin consultarlos primero. En ocasiones resuelven algo en pareja y más tarde uno de los dos cambia de opinión después de haber hablado con papá y mamá.

Todo lo ocurrido en el trabajo, con los amigos, en el banco, en el mercado, en el colegio, en la intimidad es conocido por los padres. De ello hablan todos los días rigurosamente y los fines de semana, cuando sin falta van a casa. El individuo que así se comporta, carece de total autonomía.

La dependencia de sus progenitores le impide confiar en su enorme capacidad de manejar su mundo, único y diferente al de aquellos. Dado el caso que ambos cónyuges sigan siendo los niños de papá y mamá, es muy difícil conciliar puntos de vista, como puede suceder tratándose de tres familias.

Tampoco es fácil permanecer gran cantidad de tiempo en uno de los dos hogares. No obstante, en la mayoría de casos, un solo cónyuge es el que teme separarse de los padres, circunstancia que conlleva a serios enfrentamientos.

 

El (La) cuenta gotas:

Tanto, se siente humillado; por más que se lo proponga, por más que colabore, su aporte siempre resultará insignificante. Si las recriminaciones son recíprocas, el espacio de afecto que debería existir en la intimidad, se mantiene ocupado por una pugna acerba definida en términos de «quién es el que da más».

  1. Enumere de 1 a 7 los diferentes perfiles presentados, según se identifique.
  2. ¿En qué momento de su vida de pareja se manifiestan rasgos o comportamientos de los tres primeros perfiles que seleccionó? ¿Por qué?
  3. ¿Con qué tipo de perfil se identificará dentro de 10 años? ¿Por qué?
  4. Escriba una pequeña plegaria a Dios, que refleje los sentimientos que ha suscitado en usted esta reflexión.

Persona que aporta en la medida en que recibe. Vive temerosa de ser explotada, de ahí su posición defensiva.

Lleva detalle de cuánto gana su cónyuge y cuánto gasta en comparación con los gastos que ella hace. Cuando la satisfacción de las demandas económicas del hogar depende de su trabajo, siente que está sosteniendo un imperio, que en contraprestación le ofrece poco.

Echa en cara los esfuerzos que hace para procurar lo necesario y el mundo le parece un gigante desagradecido.

Objetivo:

  • Dar elementos que ayuden a la pareja a planificar el tiempo que pasan juntos como familia.

Tiempo:

            60 minutos

Material:

  • Poema

Ambientación:

Lectura del poema: «De padre a hijo» Autora: Ángela Marulanda.

 

No sé en qué momento el tiempo pasó,

Ni a qué Hora mi Hijo creció,

Sólo sé que adora es todo un hombre,

Y que en su vida,., ya no estoy y o.

’Era muy joven cuando mi dijo nació, todavía recuerdo

el momento en que llegó.

(Pero mi trabajo el día me ocupada, y no me daba

cuenta que el día pasaba,

No supe en qué momento aprendió a caminar,

Ni tampoco a qué Hora comenzó a estudiar,

No estuve presente cuando cambió sus dientes,

Sólo me ocupé de pagar las cuentas.

(Pedía que le consolara cuando se «aporreaba»

o que le ayudara cuando su carro no caminaba,

pero yo estaba ocupado, debía trabajar,

y así sus problemas no podía solucionar.

Cuando a casa llegaba insistía en estar conmigo,

“Papi ven… yo quiero ser tu amigo…»,

«Más tarde dijo, quiero descansar», y con estas

palabras me iba a reposar.

Ojalá atento le hubiera escuchado.

Cuando al acostarlo y dejarlo arropado

Suplicante me insistía con ruegos y llantos,

Que me quedara a su lado, que estaba asustado.

’Ya no Hay juegos que arbitrar, tampoco Hay

Santos que consolar,

No Hay Historias que escuchar, peleas que

arreglar, ni rodillas que remendar.

’Ya no Hay trabajo, ya no estoy atareado,

no tengo qué hacer, me siento desolado.

Adora soy yo quien quiere estar a su Codo.

’Y es hoy mi dijo quien vive ocupado.

Un distante abismo me separa de mi hijo

Poco nos vemos… no somos amigos.

Los años han volado, mi Hijo se Ha marchado,

y su continua ausencia solo me ha dejado.

No sé en qué momento que tiempo pasó,

Ni a qué hora mi Hijo creció,

Ojalá pudiera volverá nacer,

Para estará su Codo y verlo crecer.

 

PRESENTACIÓN DEL TEMA:

  • Formar grupos de 6 personas.
  • Cada grupo prepara una dramatización sobre la manera como empleamos el tiempo libre. A cada grupo se le asigna una situación, por ejemplo: vacaciones, fecha de Navidad, Semana Santa, fiestas familiares, cumpleaños, almuerzo, oración, novena de Navidad, paseos, deportes.
  • Compartir los siguientes puntos de reflexión:
  • ¿Cuál de los momentos anteriormente dramatizados aprovecho para fomentar la unión familiar? ¿Cómo?
  • ¿Cómo podría planificar mi tiempo para obtener mayores satisfacciones?
  • ¿De qué forma me gustaría emplear mi tiempo libre?
  • ¿Estoy conforme con la forma en que lo comparto?

 

GRAN GRUPO:

Con anterioridad se enumeran los grupos.

Grupos 1 y 3 exponen las conclusiones de la pregunta número uno a través de una caricatura y la explican. Grupos 2 y 4 la pregunta número dos a través de un collage. Grupos 5 y 6 la pregunta tres a través de un poema. Grupos 7 y 8 la pregunta cuatro mediante una copla.

 

COMPROMISO:

Piense en el tiempo libre que pasarán próximamente en familia.

¿Qué le gustaría hacer en ese tiempo para estar en familia? Comprométase a realizarlo

 

IDEAS PARA COMPLEMENTAR EL TEMA:

Estamos muy ocupados como todo el mundo. Permanentemente nos vemos obligados a dedicar nuestro tiempo libre a miles de asuntos.

El tiempo que pasamos juntos es muy corto, frente al que dedicamos a otras personas y actividades. Es necesario organizar un estilo de vida que nos permita pasar más tiempo juntos y compartir. No se trata de simular estar juntos, sino de disfrutar en familia.

 

Elementos a considerar:

  1. Organización del tiempo: Distribuir adecuadamente el tiempo para que podamos satisfacer nuestras necesidades y asegurar su productividad. A cada tarea debemos dedicar el tiempo necesario.
  2. Compartir: Dar nuestro tiempo y recibir el de otros. No hacerlo es signo de egoísmo.
  3. Calidad y cantidad de tiempo: Pasar mucho tiempo juntos no es garantía de que éste se aproveche bien. La familia encerrada en sí misma puede pasar mucho tiempo junta y sin embargo en lugar de enriquecerse, se asfixia.

Dos horas no compensan dos meses o dos años de soledad, de aislamiento y abandono. A la familia no se le dedica el tiempo restante, sino el que le corresponde. Más aun, debería dársele el tiempo que ahorremos de otras actividades. Es necesario utilizar el tiempo creativamente, donde todos los miembros de la familia se sientan acogidos, aceptados y satisfechos. «Es mejor calidad que cantidad».

Objetivo:

  • Dar a conocer a los padres de familia los efectos que sus palabras y actitudes causan en el desarrollo de sus hijos.

Tiempo:

            30 minutos

Material:

  • Cartón ovalado

Ambientación:

Se entrega a cada padre de familia un cartón ovalado con una cinta elástica para sujetarlo sobre el rostro, marcadores, tijeras, lana.

Cada participante diseña una careta para presentarla a los demás en determinada circunstancia, por ejemplo: ante mi esposo(a), con mis hijos, ante un estímulo o en mis ratos libres.

Se dividen por parejas y cada cual trata de descifrar la careta de su compañero(a), los sentimientos que expresa y las circunstancias que pretende evocar. El compañero comenta, aprueba, rectifica lo que cuestionan de su careta y confirma lo que quiere expresar. Al finalizar el ejercicio se hace una retroalimentación a partir de dos preguntas:

¿En qué ocasiones los padres utilizamos máscaras ante los hijos?

¿Qué máscaras nos separan de nuestras familias?

Dinámica:

  1. Formar grupos de 5 ó 6 personas.
  2. Nombrar un relator y un secretario por grupo.
  3. Entrega de la fábula «El patito feo»
  4. Lectura, respuesta y análisis de los interrogantes planteados en el documento. El relator de cada grupo da a conocer las conclusiones.
  5. Escriba dos formas concretas para evitar la crítica negativa a sus hijos. Asúmalas como compromiso.
  6. Cada grupo reflexiona durante 5 minutos éstas preguntas:

¿Qué le aportó la reunión?

¿Qué sugerencias tiene para reuniones posteriores?

«EL PATITO FEO»

Como saben muy bien, el patito nació todo lo feo que su especie podía permitirle, sin tener que dejar de llamarle pato. Era menudo, peloncillo, patizambo y cobarde, hasta tal punto que la señora pata no recordaba cosa igual en su larga experiencia de maternidad. Ella había encubado más de setenta huevos. Alguien dijo que el patito nació de un huevo de cisne.

Y el señor pato y la señora pata se lo creyeron al principio. Luego se vio claro que no. El huevo era de pato y había sido un huevo normal como todos los huevos de pato.

El primero en desilusionarse fue el señor pato. Era un ejemplar de macho, que con su mal genio y sus poderosos graznidos tenía en jaque a todos los habitantes del corral. ¡Qué vergüenza! -refunfuñaba a toda hora-. ¡Con lo fuertes y hermosos que han sido todos tus hermanos!

Y el señor pato decidió acelerar el proceso de desarrollo y el fortalecimiento de su criatura. -Vamos a poner a prueba tus pulmones -gritaba-. Imítame con todas tus fuerzas. Y el señor pato lanzaba un poderoso cuá-cuá terrorífico que dejaba el corral en estado cataléptico. El patito procuraba imitarlo, pero su grito no era más sonoro que el chillido de un conejo. – ¡Otra vez! -vociferaba encolerizado el celoso educador-. ¡Otra vez y mil veces hasta que te salga un vozarrón como la trompeta del juicio! El patito intentaba inútilmente obedecer y su fracaso adquiría entonces carácter de tragedia; los insultos y palmetazos llovían sobre su cuerpo y las pocas plumas de su cabeza volaban por el aire.

¡Al agua patos! -ordenaba el señor pato. Y la recua se zambullía en la presa del molino. Era una escuadra de barquitos amarillos. El señor pato marcaba el tiempo del «crawl» y todos debían someterse a su ritmo sin desfallecer. Pero el patito, a los pocos minutos, sentía tremendos calambres en las patas. ¡Pues te aguantas los calambres y sigues nadando hasta que yo lo ordene! –gritaba furiosamente el «manager»-. A punto estuvo el pequeño palmípedo de ser arrastrado por la corriente y fue necesaria la intervención de toda la familia para arrancarle de las garras del remolino.

Cuando comenzó el colegio, el señor pato tuvo especial interés en presentar personalmente sus hijos al profesor. -Quiero que el día de mañana sean unos patos de provecho. En cuanto a éste -y señalaba al patito-, no nos hacemos muchas ilusiones. Es el más tonto de todos los hermanos. Se lo pongo en sus manos para ver si lo despabila. En todo caso no le vendrán mal unos palmetazos cuando lo crea oportuno. El maestro no se hizo repetir la orden y consideró oportuno propinarle una ración diaria de palmetazos, amén de ponerle en ridículo delante de toda la clase bajo cualquier pretexto.

Un día, el patito se contempló en un trozo de espejo. Verdaderamente todos tenían razón: era más feo y más raquítico de lo que él había imaginado y pensó que una criatura tan horrible no tenía derecho a estropear el mundo de los demás.

Antes de tomar una decisión, arrancó una plumita de su ala y escribió en una hoja de plátano: «Querido padre: yo no tengo la culpa de que un huevo de pato te haya hecho concebir tantas ilusiones. Verdaderamente el hijo debería ponerte sobre aviso cuando la madre pata se pone a encubar.

Luego ocurre lo irremediable». «Yo no podía pedirte que me llamaras guapo o inteligente. Me bastaba que fueras capaz de perdonar mi debilidad». « Si esto te consuela, estoy arrepentido de haber sido tan feo, tan débil y tan tonto». Y el patito dejó la carta en el corral. Y luego se fue a bañar a la presa del molino, donde, de cuando en cuando se formaba aquel extraño remolino

 

Actividad:

Una vez realizada la lectura «El patito feo»; los padres responden las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué frases le impactaron más y por qué?
  2. Escriba las frases más frecuentes del señor pato y que también utilizamos los padres en la vida diaria.
  3. ¿Por qué cree que el padre actúa así con el patito?
  4. ¿Cuál es la moraleja de la fábula?
  5. ¿Habrá alguna posibilidad de cambio? ¿Cuál? Escríbala.


Ideas para complementar el tema:

La crítica negativa hiere e impide que seamos abiertos y honestos en nuestra mutua comunicación. La crítica negativa destruye el espíritu. Nos hace subestimar nuestro valor y bondad, acabando con la confianza en nosotros mismos.

Cuando se es siempre criticado, la otra persona piensa: ¿Qué dirá ahora? ¿Cómo reaccionará ante esto? Se elimina la espontaneidad y la alegría de la relación.

Desafortunadamente, a menudo, les damos a nuestros hijos otros nombres que expresan críticas y es así como los llamamos «vagos», «estúpidos», «inútiles», «amargados» etc. Nuestros hijos llevarán también estos nombres por el resto de su vida. La crítica surge en todo tipo de situaciones: al haber sido incomodados por alguien, agredidos o rechazados.

Otro origen de nuestra crítica negativa es sentirnos desilusionados de nuestros hijos o esposos.

Tenemos una imagen de lo que un hijo debería ser y nos damos cuenta que nuestro ideal no responde a la realidad.

Nunca olvidamos el ideal, pero tampoco aceptamos a la persona como es, tendemos siempre a moldearla, y que cumpla nuestras expectativas.

Lo mejor que podemos hacer acerca de la crítica negativa, es eliminarla de nuestro estilo de vida. Liberarnos de ella genera un ambiente agradable, una mayor apertura y, disponibilidad y una oportunidad para apreciar realmente la compañía de los demás. El pacto de No Crítica negativa, asegura que jamás estaremos contra la pared.

1.- Objetivo General:

  • Reconocer los atributos de la educación que están presentes en el ejemplo que los padres le dan a los niños, a través de las conductas que manifiestan ante ellos y al trato que les proporcionan.

El comienzo de reunión debe darse en un clima de cortesía y reconociendo el esfuerzo de los asistentes para concurrir al presente encuentro, dejando sus quehaceres de lado, priorizando esta inversión de tiempo a favor de los hijos, la familia y su propia persona.

2.- Cuento Disparador: “PAPEL ARRUGADO”.

En cierta oportunidad en un encuentro similar a éste un padre, se me acercó y me comentó lo siguiente:

“Mi carácter impulsivo me hace estallar a la menor provocación y ni que hablar cuando estoy cansado… La mayor parte de las veces después de uno de esos incidentes, me siento avergonzado y me esfuerzo por consolar a quien he dañado…

Un día un psicólogo, quien me vio dando excusas después de una explosión de ira, me entregó un papel liso y entonces me dijo:

– Estrújalo…

Asombrado, obedecí e hice una bola con el papel y se lo entregué:

– Ahora déjalo como estaba antes de arrugarlo- me dijo sin siquiera hacer el gesto de recibirlo de vuelta.

Por supuesto que no pude dejarlo como estaba. Por más que traté, el papel quedó lleno de arrugas…Entonces el psicólogo me miró casi con ternura y me dijo:

– “El corazón de las personas es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como esas arrugas en el papel.

Aunque intentemos enmendar el error, ya estará MARCADO.

Por impulso no nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras llenas de odio y rencor, y luego, cuando pensamos en ello nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado… Y lo más triste es que dejamos arrugas en el corazón de nuestros hijos. Desde hoy, dijo el psicólogo, sé más comprensivo y más paciente y cuando sientas ganas de estallar recuerda el PAPEL ARRUGADO.

NOTA: Este breve cuento puede generar en los padres cierta angustia o desazón, porque es habitual que los adultos de nuestra comunidad actuemos impulsivamente tras alguna urgencia. Para bajar estas tensiones, sugerimos iniciar a los padres en técnicas del Manejo de Emociones, propuestas en el Cuadernillo Aprendiendo a Crecer-2008 del EGB2, o en la técnica de la Coherencia Cardíaca, (similar a la técnica de relajación por respiración profunda), del médico psiquiatra David Servan-Schreiber, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburg.

Descripción de la técnica de la Coherencia Cardiaca: El monitor pasa a describir la técnica e intenta ponerla en práctica con todo el grupo:

“Comenzamos con una inspiración profunda, mientras mentalmente nos remontamos a un recuerdo personal donde sentimos que hubo paz y armonía. Dicho recuerdo, debe permanecer en nuestra mente, aislándonos de la situación real que vivimos por un momento, luego expiramos lentamente y nos quedamos “sin aire” 2 ó 3 segundos y volvemos a inspirar profundamente. Podemos cerrar los ojos al principio y mantener este círculo de inspiración-recuerdo-expiración, hasta sentir que nos hemos calmado. Luego de haber pasado el pico de la ira, podemos dejar de lado el recuerdo armonioso y “pensar como funciona nuestro corazón” cada vez que inspiramos (oxigenamos la sangre que el corazón envió a los pulmones, para que se “limpiase”) y cuando expiramos (sale lo tóxico de nuestro organismo). Es aquí donde al descansar sin aire, por 2 ó 3 segundos, ayudamos a bajar la frecuencia cardiaca y logramos la coherencia que nos tranquiliza y nos permite ser más racionales en nuestras reacciones.

Lo ideal es realizar esta práctica, todos los días, durante 30 minutos. La experiencia demuestra que disminuyen notablemente las reacciones violentas frente a situaciones movilizantes.”

 

3.-Exposición del tema: RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.

Se inicia colocando un cartel en el pizarrón con el texto siguiente:

EL GRAN RETO DE LA PATERNIDAD CONSISTE EN CÓMO DAR EL MEJOR EJEMPLO A LOS HIJOS Y CÓMO TRATARLOS AMABLEMENTE.

Se lee primero en silencio y luego en voz alta; se reflexiona y se solicita a los presentes que expresen lo que para ellos significa lo leído. Se puede escribir en forma de lluvia de ideas, para luego trabajar con ellas. Se continúa con apreciaciones sobre la humanidad actual, tan desarrollada técnica y científicamente y lo extraño que resulta pensar, que esa misma humanidad no prepara a sus miembros para la tarea más importante como especie, la de SER PADRES de la generación futura. En general para formar una familia nadie se prepara y se avanza por ensayo y error, aplicando los códigos de la crianza recibida, con aciertos y desaciertos, influidos por las presiones sociales contemporáneas.

a) Cualidades de una buena educación

La importancia que tiene la educación, en un hogar contenedor, es fundamental, ya que el clima familiar es el ambiente más apropiado para establecer las bases de la personalidad, que luego se desarrollará con una educación integral.

”Los padres son el primer contacto que tenemos, son nuestra primera referencia del mundo. Este contacto inicial es sin dudas, uno de los tantos patrones que determinará lo que haremos después. Desde ese momento hasta los 3 ó 4 años formamos la visión que tendremos del mundo que nos rodea y la actitud hacia las demás personas.

Aún sin saber demasiado, el sentido común nos indica que no debemos “darles todo servido” a nuestros hijos, haciendo todo por ellos, convirtiéndolos en personas inútiles; pero tampoco podemos esperar que ellos cumplan con nuestros deseos y terminen con nuestras frustraciones.

NO TENEMOS DERECHO A USARLOS PARA DESAHOGARNOS DE NUESTROS PROBLEMAS PERSONALES.   Debemos ayudarlos a desarrollar, ejercitar y fortalecer sus potencialidades físicas, intelectuales, sociales, afectivas y espirituales.

En general los padres desean una mejor educación para sus hijos y depositan sus expectativas en la escuela primaria, secundaria o universitaria. Algunos creen que si tiene excelentes calificaciones, es un niño o joven educado. Veamos un ejemplo:

“Un estudiante brillante en su camino hacia la escuela donde cursaba 7º año, ve una pelota tirada en el piso, la patea y sin querer rompe la ventana de una casa vecina. En lugar de pedir disculpas y enmendar su error, corre hasta su casa y no le dice nada a nadie, total nadie lo vio.”

A continuación el docente procede a preguntar que opinan del caso. Se puede hacer una lluvia de ideas en el pizarrón y al final concluir con apreciaciones similares a éstas:

Ni las mejores calificaciones, ni las menciones de honor que este joven pudo haber recibido en su vida, pueden hablar de él como un muchacho “bien educado”. Ninguna escuela o universidad incluye en sus programas de estudio “EL ARTE DE SER FELICES” o “PONERSE EN LA PIEL DEL OTRO” o “AYUDA A TU PRÓJIMO” o “COMO ENMENDAR ERRORES”; es tarea de los padres enseñarlas con su ejemplo, desde que sus hijos son pequeñitos.

Colocar un cartel en el pizarrón de:

LAS CUALIDADES DE UNA BUENA EDUCACIÓN

  1. RAZONABLE
    a) con Paciencia
    b) con Talento
  2. RESPETUOSA
  3. ÍNTEGRA
  4. DESINTERESADA
  5. ADECUADA

1.- Cuando hablamos de “buena educación” pensamos en una que forme al niño/a en cualidades y valores humanos como servicio, lealtad, solidaridad (solicitar a los padres presentes que ayuden a completar la lista, reflejando los valores de la comunidad donde viven). De este modo vamos sacando lo positivo que hay en el niño /a y corrigiendo lo negativo, con paciencia y talento, siendo realistas a cerca de las habilidades y cualidades que posee nuestro hijo/a.

La pregunta clave es ¿qué significa educar con paciencia y talento siendo realistas?

a) Ser pacientes, significa no alterarse porque nuestro hijo no es perfecto. En la impaciencia de los padres por la no-perfección de los hijos hay mucho de vanidad o frustración personal. Hay que ver a los hijos como son, no como quisiéramos que fuesen, siendo realistas respecto de sus capacidades, fortalezas y debilidades.

b) Ser talentosos en la crianza de los hijos es un gran desafío, pues debemos saber esperar el momento oportuno para corregirle o animarlo, buscando la manera más apropiada según el temperamento o estado de ánimo del niño. De este modo se irá formando, sin deformar ni destruir en él, impulsos, ilusiones, caracteres que más tarde puedan ser aprovechados para su beneficio. Es decir, no se le puede pedir al niño que cambie su personalidad, sino que se esfuerce por corregir aquello que puede causar daño o problemas a futuro, teniendo más posibilidades de efectuar los cambios si se detecta a temprana edad.

NO EXISTEN PERSONAS PERFECTAS, SINO PERFECTIBLES.

2.- Los hijos no son de nuestra propiedad, son seres humanos dotados de libertad y entendimiento a quienes debemos respetar profundamente. No podemos disponer de ellos a nuestro antojo y capricho y debemos tener todas las consideraciones posibles, cuando decidimos sobre asuntos que pueden afectarlos profundamente: viajes largos, mudanzas permanentes, obligarlos a ser anfitriones mostrando sus habilidades sin su consentimiento, etc.

3.- La educación debe tomar en cuenta cuerpo, inteligencia y espíritu. El descuido de alguna de ellas y sobre todo la referida a la psíquicaespiritual, puede generar individuos muy capaces en otras áreas pero con valores no muy apreciados.

4.- Debemos educar a nuestros hijos por el bien de ellos y no en provecho nuestro, para satisfacer nuestras necesidades afectivas, económicas o de cualquier otra índole.

5.- Lo que para un niño puede ser bueno, para otro puede ser terrible. Los padres debemos tener una intuición especial para descubrir y conocer el carácter de nuestros hijos y por ende, evaluar cómo reaccionaría ante tal palabra o hecho y buscar el modo de llegar a ellos sin herirlos.

Saber educar es saber exigir, pero también debe incluirnos a nosotros como padres, debemos exigirnos ir mejorando junto con nuestros hijos, luchando por combatir nuestros defectos y ésta actitud nuestra será un estímulo para que nuestros hijos hagan lo mismo.

Recordemos:

La palabra mueve… el EJEMPLO arrastra…

4.-Reflexión:

CUALIDADES DE LOS PADRES EDUCADORES Y LECCIONES IMPORTANTES A ENSEÑAR, MEDIANTE EL EJEMPLO

(Producción colectiva y elaboración de un listado, en base a lo visto en este encuentro).

Recordemos:

Siempre es tiempo de aprender.
Siempre es tiempo de cambiar.
Se lo debemos a nuestros hijos.

5.- Reflexión crítica sobre lo tratado en esta sesión del Taller

Idea disparadora del debate: DEDICACIÓN, ENERGÍA Y DETERMINACIÓN, SON NECESARIOS PARA LOGRAR HIJOS FELICES, QUE PUEDAN VIVIR UNA VIDA PLENA EN PAZ, ARMONÍA Y AMOR.

6.- Breve evaluación escrita

Al finalizar la reunión, entregar un pequeño cuestionario para ser respondido individualmente.

a) ¿Qué les pareció la reunión?

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b) ¿Cuál aprendizaje creen que pueden aplicar con su familia?

____________________________________________________________________________________________________________________

c) ¿Tiene alguna sugerencia para el último encuentro?

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7.- Despedida e invitación para la próxima reunión.

  • Se agradece la presencia.
  • Se les invita para el último encuentro y se les sugiere invitar a cualquier adulto, de la familia, que esté interesado en los temas tratados en este Taller.

Recordar el compromiso de ir cambiando, día a día, aquellas actitudes que nos hacen daño a nosotros mismos, a la pareja, a los hijos y todos los que nos rodean.

1.- Objetivos Generales:

  • Realzar la importancia de los Talleres para Padres como respuesta a los problemas cotidianos de las relaciones sentimentales, personales, familiares y sociales.
  • Asumir la trascendencia de la función educadora de los Padres de Familia y los adultos significativos para el niño dentro de su hogar.

2.- LOS PADRES PRINCIPALES EDUCADORES: ¿QUÉ ES EDUCAR?

La educación de los hijos es a la vez un derecho y una obligación de los padres. Este tema está dedicado a reflexionar sobre el significado y la importancia de la educación integral de los hijos.

Afortunadamente, muchos padres o quienes cumplen ese rol, como los que ahora están en este taller, se preocupan por buscar una mejor preparación, que los ayude a desempeñar su función; pero hay otros que se desentienden de la educación de sus niños, dejando a la escuela y al medio ambiente esta importante tarea.

EDUCAR: es formar a los niños, es ayudarlos a “hacerse” o “tomar forma” como seres humanos, desarrollando todo aquello que deseamos para ellos.: AFECTO, SEGURIDAD, AMOR PROPIO, PAZ INTERIOR, CONSIDERACIÓN POR LOS DEMÁS, FELICIDAD, RESPONSABILIDAD, SERVICIO. Es ejercitar, desarrollar y fortalecer todos sus aspectos físicos, intelectuales, afectivos, espirituales y sociales.

El reto de nosotros como padres está en lograr que esas buenas intenciones se conviertan en acciones que se traduzcan en resultados positivos, es decir, en beneficio para el desarrollo de los hijos y el bienestar familiar.

La tarea no es fácil, los padres realizan su labor como directores en la escuela más difícil del mundo: LA ESCUELA PARA FORMAR SERES HUMANOS. Hay que elaborar el plan de estudios, no hay vacaciones ni asueto ni sueldo. El horario es de 24 horas diarias y 365 días al año. Responder a la formación de hombres y mujeres de bien es una tarea diaria que requiere el máximo de paciencia, sentido común, dedicación, buen humor, tacto, amor, conciencia y conocimiento. Al mismo tiempo, esta responsabilidad brinda la oportunidad de tener una de las experiencias más satisfactorias y felices de la vida.

¿PARA QUÉ EDUCAR?

La educación es fundamental para la formación integral de nuestros hijos, pero no sólo en el sentido de llenar cerebros de información, ciencia o tecnología, sino en el sentido de formar a través de una educación para la vida, en la cual se manejen tanto conocimientos como actitudes, valores, principios, creencias y convicciones, las cuales llevarán a nuestros hijos a ser hombres y mujeres de bien, capaces de formar a futuro una familia contenedora y que como consecuencia esto ayude a forjar una sociedad en la que predominen la paz y las buenas costumbres. Así, a través de una verdadera educación es como podemos ayudar a nuestros hijos a tener una vida plena y trascendente, es por eso que la educación para nuestros hijos es la mejor herencia que les podemos dejar.

Los padres de familia somos los principales educadores de nuestros hijos, sobre todo en materia de valores. La escuela, los maestros, etc., tienen una función complementaria.

Hemos visto que el obstáculo mayor al que se enfrentan los maestros cuando quieren fomentar los valores es que los alumnos provienen de familias que no los practican en su vida cotidiana.

Es muy importante que nos convenzamos de que la clase de la formación en los valores y en actitudes positivas está en la familia. Los valores esenciales los damos los padres de familia, sólo así podremos formar hijos íntegros y felices.

Los valores no se aprenden con sermones, ni definiciones, se aprenden con el ejemplo, recordemos: la palabra convence, pero el ejemplo arrastra…

3.- RECONOCIENDO ACTITUDES APROPIADAS DE LOS “BUENOS PADRES”.

Escribe junto a cada frase una F o V, si es falso o verdadero.

  1. a) Los buenos padres aman a sus hijos y les proveen de un ambiente cordial y seguro._____
  2. b) Los buenos padres promueven el respeto mutuo._____
  3. c) Los buenos padres dan libertad a los niños sobre el uso de los medios de comunicación.____
  4. d) Los buenos padres enseñan con su ejemplo.____
  5. e) Los buenos padres enseñan directamente, haciendo todo por sus _____
  6. f) Los buenos padres utilizan el diálogo y la reflexión para promover el pensamiento crítico de sus hijos.____
  7. g) Los buenos padres dan a sus hijos verdaderas responsabilidades.____
  8. h) Los buenos padres les planean a sus hijos sus metas.____
  9. i) Los buenos padres son severos en su disciplina.____
  10. j) Los buenos padres fomentan el desarrollo espiritual de sus hijos.____

4.- ANÁLISIS Y REFLEXIÓN de las actitudes de los buenos padres

Sería conveniente que el monitor entregue a cada padre un listado de estas actitudes aunque el desarrollo de cada una se desarrolle en la reunión.

a) Los buenos padres aman a sus hijos y los proveen de un ambiente cordial y seguro.

En cualquier etapa del desarrollo de nuestros hijos, podemos fomentar el amor, que no es otra cosa que la paciencia, la amabilidad y cariños. Hay investigaciones que nos dicen que los niños tienen un mejor desarrollo si han disfrutado de cariño, comprensión y apoyo en sus relaciones con sus padres. Si el amor falta en la relación padre-hijo, significa problemas para el niño.

El amor de los padres es vital para construir en el niño una sana autoestima. De esta forma, el niño puede tener mejores relaciones interpersonales y tener mayor confianza en sí mismo, por lo que no se doblegará ante otro ni cederá a las presiones grupales fácilmente.

El amor de los padres ayuda a desarrollar en el niño destrezas y habilidades frente a los modelos de consumo sociales.

Un hogar “sin padres”, padres vivos pero ausentes y sin un ambiente de amor, puede traer las siguientes consecuencias: I) mayor riesgo de abuso a menores; II) aumento de los problemas de educación, dificultades de aprendizaje, abandono de estudios; III) incremento en la probabilidad de ingerir drogas y IV) riesgo de comportamiento delictivo.

b) Los buenos padres promueven el respeto mutuo.

Una de las lecciones más importantes que se pueden enseñar: “Haz a los otros lo que te gustaría que hicieran por ti”.

En cualquier edad del niño, los conflictos que se presentan cotidianamente, ofrecen oportunidades para enseñar el respeto mutuo.

En este tipo de ocasiones se requiere de un factor importante: el respeto de los niños hacia la autoridad de los padres. Es decir, que los niños estén conscientes de que sus padres son quienes llevan la “batuta” en la familia, ellos son la autoridad.

Nuestros hijos necesitan que nosotros marquemos límites de un modo firme, pero amable, para que ellos cumplan con las normas.

Respetar la autoridad de los padres es esencial, y que los padres sean respetuosos con sus hijos, también. Sin este mutuo respeto, los niños no respetarán reglas, enseñanzas ni consejos. Toda educación en el hogar depende en gran parte de este respeto mutuo.

c) Los buenos padres controlan el uso de los medios de comunicación de sus hijos.

  • Están alerta de la influencia de los medios y que éstos sean utilizados de manera preactiva, es decir, aprovechan cuando ven televisión con sus hijos para cuestionar ciertos comportamientos que se ven en la misma. Y que no ayudan en nada para su formación.
  • Desisten de ver programas para adultos, nocivos para los niños, cuando éstos están en el hogar.
  • Utilizan los medios que promueven la convivencia familiar y los valores. No se permiten aquellos que van en contra de los valores familiares.
  • No permiten nada en el hogar que ofenda los principios o devalúe a la persona humana: no pornografía, no violencia, no marginación, no discriminación.
  • No ven TV durante las comidas.
  • No ven TV antes que la tarea escolar esté terminada.
  • Ven juntos la TV y películas como una familia. Buscan programas y videos de calidad, buenos noticiosos y documentales.

d) Los buenos padres enseñan con su ejemplo.

  • Los padres son modelos para los hijos, influyen en su desarrollo como seres humanos.
  • Enseñan con el ejemplo y ello, va más allá de tratar bien a sus hijos. Nuestro comportamiento se ve reflejado también en el trato con el cónyuge, demás familiares y personas alrededor.
  • Hay incontables oportunidades en donde los hijos aprenden de los padres, por eso hay que tratar que nuestra vida sea un buen ejemplo para ellos.

e) Los buenos padres enseñan directamente por medio de la explicación, no lo hacen ellos.

  • Enseñar directamente y no con rodeos es muy importante. Esto implica, muchas veces, el explicar por qué algunas cosas están bien y otras mal.
  • Aprovechar los “momentos de aprendizaje”, es decir, cuando uno de los hijos ha hecho algo mal y hay que corregirle su comportamiento.
  • Ser consistentes, claros y serenos cuando los hijos han obrado mal. Esto requiere tiempo y esfuerzo.
  • Enseñar con la verdad. Aquí mostramos algunas verdades de la vida que se deben enseñar a los hijos: La manera de ser felices es darse a los demás, compartir y brindar servicio. Nadie respeta a un mentiroso, chismoso, cínico o burlón.
  • Las verdaderas riquezas de la vida son la familia, los amigos, la salud y la conciencia limpia. (Revisar los valores de la comunidad donde se aplica y adaptarlas.

f) Los buenos padres utilizan el diálogo y la reflexión para promover el pensamiento crítico de sus hijos

  • Es importante utilizar el diálogo y la reflexión, pues fomenta que los niños se detengan y piensen en sus acciones y se pregunten si es correcto o no, lo que hacen.
  • Se puede utilizar preguntas que ayuden a los niños a comprender la reacción del otro y las consecuencias de su propio comportamiento. Ejemplo: “¿Por qué crees que se enojó contigo? ¿Cómo puedes evitar que eso suceda?”.
  • Las preguntas ayudan a los hijos a preguntarse sobre sí mismos: “Esto que estoy haciendo, ¿está bien?, ¿qué me puede pasar si lo hago?”.

g) Los buenos padres dan a sus hi j os verdaderas responsabilidades.

  • Los niños son responsables si se les dan responsabilidades.
  • Se debe dar a los niños oportunidades para desarrollar el hábito de la responsabilidad. Ejemplo: hacerlo responsable de alguna tarea en la casa, si ellos no la realizan, la familia entera se verá afectada, por lo tanto su tarea es de gran importancia para todos.

h) Los buenos padres ayudan a sus hijos a ponerse metas, no se las planean.

  • Es importante ayudar a los hijos a pensar en algo que quieran alcanzar y sugerirles qué medios pueden utilizar para lograrlo.
  • Es aconsejable sentarse con ellos a revisarlos de vez en cuando y proponerles medios alternativos para lograr su meta e incluso ayudarles a alcanzarla.
  • Ellos le encontrarán sentido a la vida y descubrirán algo por qué luchar.

i) Los buenos padres son maduros y equilibrados en su disciplina y no severos.

No podemos hoy en día imponer nuestra forma de pensar a nuestros hijos, eso sería ser autoritario. Tampoco dejarlos que hagan lo que quieran, eso sería ser demasiado flexibles. Por eso es importante encontrar el punto medio, es decir, utilizar la madurez y el equilibrio para poner límites. La autoridad adulta propiamente ejercida es vital para el desarrollo sano del niño.

Algunas características de los padres equilibrados y maduros:

  • Las reglas de convivencia son claras.
  • Permiten que el niño tome decisiones que le conciernen directamente (por ejemplo, qué ropa prefieren ponerse el día de hoy). Se inicia con la menos trascendente, con el fin de que se eduque en la toma de decisiones, y si ha de equivocarse, se equivocará en lo poco trascendente y se puede corregir a tiempo.
  • Se utiliza el razonamiento para explicar las reglas, y el afecto para motivar la obediencia.
  • Escucha al niño, pero no basa sus decisiones en los deseos de él.
  • Son un soporte emocional para el niño.

Recordemos que no hay familias perfectas ni hijos perfectos. La clave para ser una familia feliz está en la manera en que se dialoga para resolver sus problemas.

  1. j) Los buenos padres fomentan el desarrollo espiritual de sus hijos.

Cuando los jóvenes carecen de una visión espiritual de su finalidad en esta vida, de su misión en este mundo, son más vulnerables a la tentación de crear dioses falsos como el dinero o idealizar modelos de éxito, con el consecuente sentimiento de fracaso cuando no logran alcanzarlo, Es responsabilidad de los padres enseñar a sus hijos las razones por las que debemos vivir de acuerdo a las normas, las tradiciones y costumbres que enriquecen la vida espiritual de la familia. (Hablar de la trasgresión adolescente).

5.- EVALUACIÓN.

Temas que a partir de lo reflexionado en este encuentro, les gustaría tratar o informarse.

6.- REFLEXIÓN: “Lo que siente nuestro hijo”

…No me des todo lo que pida
A veces yo sólo pido para ver hasta cuanto puedo obtener…

….No me des siempre órdenes.
Si en vez de órdenes a veces me pidieras con amabilidad las cosas, yo las haría más rápido y con más ganas…

…No me compares con nadie.
Especialmente con mi hermano o hermana, si me haces ver peor que los demás entonces seré yo quien sufra.

…No me retes delante de nadie y si me llamas la atención hazlo con amabilidad.
Enséñame a mejorar cuando estemos solos.

…No me grites.
Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

…Déjame hacer las cosas por mi mismo.
Si haces todo por mí yo nunca aprenderé.

…No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que decís.

…Cuando yo haga algo malo no me obligues que te diga el porque lo hice.
A veces ni yo mismo lo sé, ayúdame a descubrirlo.

…Cuando estés equivocado en algo reconócelo.
Así me enseñarás a admitir mis equivocaciones y también mejorará la opinión que yo tengo de ti.

…No me digas que haga una cosa que vos no haces.
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, pero nunca lo que tú digas y no hagas.

…Cuando te cuente un problema mío, no me digas: «No tengo tiempo para pavadas» o ¡»eso no tiene importancia!».
Trata de comprenderme y ayudarme.

…Quiéreme y exprésalo con palabras.
A mí me gusta oírtelo decir, aunque no lo creas necesario.

Te quiero mucho, tu hijo.


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