Escuela de Padres

Cómo alabar y criticar a los niños

Posted on: 18 enero, 2013

Lo que se dice importa menos que el estado emocional de la persona que está siendo criticada o alabada. Unas veces la crítica parecerá una puñalada en el corazón; otras no tendrá ningún impacto. Lo mismo ocurre con las alabanzas. Un día pueden sernos imprescindibles y al otro saber que no son merecidas y pasarlas por alto.

La alabanza es un juicio positivo, la crítica es un juicio negativo. “No juzgues y no serás juzgado”. Juzgar a los demás es un arma de doble filo porque puede volverse contra nosotros. La crítica descalificatoria puede ir minando, día a día, la autoestima de tu hijo/a por cuanto puede ir construyéndose un concepto de sí mismo negativo.

A veces es difícil saber cómo reaccionan los niños ante las críticas y las alabanzas, por lo que hay que tener cuidado de utilizar las primeras, para que tengan más significado cuando realmente sea necesario administrarlas. La crítica es, a veces, necesario utilizarla, lo importante es porque y cuándo emplearla y cómo darla (critica constructiva). No es lo mismo un reproche u observación de un comportamiento o conducta no aceptable, que la rabia y el descontrol que emana de esa conducta. Una vez realizada la crítica hay que volver a la normalidad y no acumular resentimiento.

Críticas 

Es difícil para unos padres no ser a veces críticos, de modo que sería interesante practicar también lo contrario: alabar al niño. Si se dicen las cosas agradablemente, de forma considerada, en el momento adecuado, y por motivos justificados, los niños perdonarán al padre aunque éste les juzgue demasiado a menudo. La alternativa a ser un crítico impenitente es decir cosas agradables de vez en cuando, sobre todo cuando los niños no se lo esperan. La clave es no tener una tendencia de funcionar casi siempre en términos negativos, “persiguiendo” al hijo/a y recordándole sólo lo que hace mal o deja de hacer.

Alabanzas

Las alabanzas facilitan del desarrollo de una buena autoestima o proporcionan experiencias que dejan huella de un efecto positivo en la autoestima de un niño. Son unas excelentes movilizadoras de comportamientos adecuados, por lo que bien utilizadas es un potente recurso educativo. A los niños les gusta recibir elogios, pero también que se les diga la verdad.

Son más efectivas si van dirigidas al niño que se siente bien y no cuando se siente mal. Las alabanzas son más efectivas cuando van dirigidas a algo de lo que el niño se siente orgulloso que cuando con ellas se pretende alterar el criterio del niño sobre lo que ha realizado y él no se siente orgulloso de ello, pero también aquí hay que utilizarlas aunque el niño no las recoja del todo. Poco a poco pueden hacer efecto.

Cuando a un niño le gusta lo que ha hecho, y el padre alaba su trabajo, demuestra sensibilidad hacia los sentimientos de su hijo. Esto aumenta la credibilidad del padre, aunque luego haga juicios negativos. Los buenos padres gozan de mucha credibilidad, no abusan de las alabanzas o de las críticas y han aprendido a coincidir con los sentimientos de sus hijos. Lo importante es mantener un equilibrio entre alabar y reprochar, tratando siempre de que la balanza se incline, sin miedo, hacia las alabanzas. Algunos padres se confunden pensando que con una actitud hacia sus hijos de exigirles, criticarles, reprocharles y “avisarles constantemente de lo que hacen mal” van a conseguir buenos resultados en el aprendizaje y desarrollo de sus hijos. Y a veces no es así, sino todo lo contrario, consiguen que sus hijos desarrollen más el resentimiento y la rebeldía.

Alabanzas y actitud positiva 

Decir algo agradable no es necesariamente una alabanza, pero muestra una actitud positiva. Es importante a la hora de ser buen padre comunicar una visión positiva de la vida a los hijos. Decir cosas agradables tiene muchas ventajas, por ello le pedimos que tenga en cuenta lo que aparece a continuación.

Sugerencias

• Se puede decir algo agradable sobre una característica personal favorable del niño para demostrarle que uno no siempre tiene que hacer algo para merecer elogios.

• Se puede decir algo agradable sobre algo que haya hecho el niño, mostrándole que una buena actitud es una fuente de sensaciones gratas.

• Se puede decir algo agradable de uno mismo para mostrar que la autoestima positiva es buena. Se le está diciendo con ello al niño que es posible sentirse bien con uno mismo sin buscar continuamente la aprobación de los demás.

• Se puede decir algo agradable sobre otras personas para mostrar que está bien tener buenos pensamientos hacia los demás aunque no estén presentes.

• Se puede decir algo agradable sobre cualquier cosa para mostrar que uno se siente bien al pensar bien de algo o de alguien.

• Se puede decir algo agradable sobre un árbol o una puesta de sol, para mostrar que es bueno obtener satisfacción de las experiencias cotidianas.

• Se puede decir algo agradable sobre algo o alguien que también posea características que no nos gustan, para mostrar que la vida no es sólo blanco o negro, y que bueno y malo a menudo van unidos.

Pero lo más importante no es decirlas, sino sentirlas. No se trata de decir cosas agradables porque hay que hacerlo, sino que uno siente las cosas agradables y las dice. Las alabanzas sentidas suena más verdaderas. Es una actitud frente a la vida.

Enfatizar las virtudes 

Muchas personas no tienen una autoestima alta porque no son capaces de identificar y aceptar sus puntos fuertes. La mayoría de nosotros tendemos a identificar nuestros defectos, pero no las cualidades. Esto también se refleja en los hijos. Una de las cosas más importantes y valiosas que se puede hacer por un niño es subrayar sus virtudes por encima de sus defectos.

Decir algo al niño sobre sus virtudes es de las cosas más agradables que se pueden decir, sobre todo si no se lo espera. Aquí disponéis de una lista de virtudes que hay que buscar en los niños. Cuando las encuentren, háganselo saber en el momento más inesperado.

Virtudes

Valiente, sincero, ingenioso, bondadoso, generoso, audaz, independiente, obediente, simpático, divertido, formal, comprensivo, cumplidor, intrépido, alegre, educado, voluntarioso, cariñoso, respetuoso, inteligente, solidario, altruista, amable, creativo.

Háblenles a sus hijos de sus años anteriores, de etapas anteriores a la que están ahora. Cuéntenles cosas agradables y virtuosas que hicieron y comprobarán qué experiencia tan interesante y gratificante para ambos.

Los mejores padres son los que tratan de ver la virtud en un acto de su hijo que también podría exigir un castigo. Tener que castigar al niño por romper una norma o molestar a los demás no es razón para olvidar la virtud que puede estar en el origen de su comportamiento.

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