Escuela de Padres

Archive for noviembre 2020

Éstas son 10 convicciones que nuestros hijos parecen haber incorporado con toda normalidad a sus vidas, un decálogo con el que los padres no tenemos el deber de comulgar (a veces ser antiguo es optar por la elegancia).

1. Hay tiempo para todo. Las prisas son cosa de los padres, que son unos histéricos y no entienden la expresión «espera un poco».

2. Si eres creativo, no necesitas esforzarte. Lo que realmente necesitan es alguien que comprenda lo geniales que son. Por supuesto, los padres y profesores deberían poner un poco más de empeño en comprenderlos. Es obligación de los demás entenderlos bien… aunque ellos se expliquen mal.

3. El tiempo invertido en las redes sociales debería contar en el currículum más que un título.

4. Es una tremenda injusticia que para hacer las cosas mejor que los demás haya que trabajar más que ellos.

5. Si haces algo de buena fe, no eres responsable de las consecuencias imprevistas que puedan derivarse de tu acción.

6. Si te equivocas es porque nadie te ha dicho cómo había que hacerlo bien.

7. Si alguien te exige un poco más, ese alguien te tiene manía.

8. Si hay que sacrificarse para hacer una cosa, es que esa cosa es aburrida. Luego, los libros son aburridos.

9. Ahorrar es de pardillos.

10. De mayores no seremos tan aburridos como nuestros padres.

Gregorio Yuri Merdrano, Mejor educados

Desarrollar conocimientos, habilidades y sentir que tenemos control sobre el medio que nos rodea y nuestra vida, es tan importante que la naturaleza nos ha provisto de un inteligente mecanismo para asegurar que esto se produzca: el juego.

Durante la primera infancia podemos observar un juego de ejercicio en los primeros meses hasta los dos años aproximadamente, que consiste en repetir actividades de tipo motor y que sirve para fijar conductas ya aprendidas (mover repetidamente brazos o piernas, chupar, morder, tirar, doblar, agitar, correr, etc…), o también los que se realizan con otros como el cu-cú, palmas palmitas, o esconderse.

Los niños de 4 y 5 años realizan un juego motor turbulento, que consiste en perseguirse, amontonarse, golpearse de un modo leve y reírse. Es una fuente de placer para ellos y favorece el desahogo de tensiones así como el control de la agresividad. No debe asustarnos por tanto, sólo hay que estar atentos a las voces y a la expresión facial para estar seguros de que se trata de juego y no hay una intervención violenta.

Otro tipo de juego que observaremos es el juego simbólico, entre los 2-3 años y más tarde a los 6-7 años. Se caracteriza porque el niño representa a través de la imitación situaciones de la vida real. A través de estos juegos se desarrolla la imaginación, la comprensión del mundo y la empatía o capacidad para ponerse en el lugar de otras personas.

La gran ventaja que tiene el juego es que la finalidad está en la actividad misma que produce placer y el niño se ejercita con toda libertad, sin la responsabilidad o presión de alcanzar un fin. El juego tiene una gran repercusión en el desarrollo del niño y guarda una estrecha relación con el desarrollo de su inteligencia y de su autoestima.

El dibujo representa para los niños otro modo de jugar y de desarrollar sus capacidades, expresando y elaborando cómo comprende la realidad. También es un vehículo de expresión de su afectividad, de lo que le interesa o le preocupa.

Otra forma de jugar está presente en la fascinación por el mundo la fantasía. El placer por los cuentos comienza muy pronto y a partir de los 3 años están en una predisposición fantástica para entender las historias y obtener placer al mismo tiempo. Leer cuentos a niños es una de las máximas manifestaciones de amor y de colaboración en su comprensión del mundo.

A través de los cuentos, desarrollan una visión organizada de la vida, la explicación de muchos comportamientos, aprenden a resolver problemas y a se exponen a muchos miedos: fieras, abandonos, situaciones extrañas, etc., y a la superación de los mismos, ya que los niños y las niñas siempre vencen. Los cuentos son medios de aprendizaje de modelos sociales que van transmitiéndoselos de generación en generación. Los programas infantiles de televisión también ofrecen una estimulación muy atractiva. Lo ideal es que la televisión esté presente durante poco tiempo, siempre en programación infantil adaptada a su edad y que pueda compartir como una actividad con el resto de la familia y con un volumen bajo, para favorecer la comunicación y un estado de relajación.

Crear el hábito de la lectura, desde muy pequeños les convertirá con el tiempo en grandes lectores, base muy necesaria para la educación y el desarrollo de valores.

Desde los primeros meses, jugar con nuestro hijo es un modo de asegurar el intercambio de sentimientos positivos. El juego es relajante y es un medio ideal para recuperar el vínculo cuando se haya alterado. Existen guías de juegos para las distintas edades que pueden despertar nuestra imaginación en este sentido.

Hay tres palabras mágicas que tienen poder para abrir puertas cerradas a cal y canto. Su poder es equiparable al del «ábrete Sésamo» de Ali Babá. Por lo tanto, sería una insensatez permitir que nuestros hijos salgan a la calle sin asegurarnos de que las llevan en la punta de la lengua. Son: «por favor», «perdón» y «gracias».

Descubrí todo el poder de estas palabras paseando una mañana por un barrio periférico de Pamplona. Una gran pancarta en la entrada de un instituto mostraba esta inscripción: «Las tres palabras mágicas: “por favor”, “perdón” y “gracias”». Posteriormente me enteré de que los profesores de este centro recurrieron a su magia cuando se dieron cuenta de la impotencia de sus estrategias habituales para resolver sus graves problemas de disciplina. Decidieron empezar a utilizar estas palabras en sus relaciones cotidianas dando ellos mismos el primer paso. En poco tiempo se comenzó a notar un cambio en la convivencia del centro.

He comprobado en diferentes lugares que la mejor manera, la más eficaz y la más directa, de dar la vuelta a una situación de desgobierno de un centro de enseñanza es poner el énfasis en las pequeñas cosas. «Si se quiere combatir la indisciplina —me aseguró la directora del IES Miquel Martí Pol de Roda de Ter— hay que empezar por tener los pasillos impolutos.» «La convivencia empieza por el orden y la limpieza», me dijo un jesuita del Colegio Claver Raimat de Lleida. Tienen toda la razón. Un papel en el suelo es siempre un síntoma, porque lo que el ojo ve, el corazón se lo cree.

Quiero daros este consejo en el umbral de este libro: haced un uso frecuente de estas palabras ante vuestros hijos. Hacedlas habituales en la familia. Son mágicas.

Gregorio Yuri Medrano,  Mejor educados

La importancia de la disciplina no se mide por el valor de las cosas que nos prohíbe hacer, sino por el valor de todo lo que nos permite conseguir. Por ello es completamente prescindible para aquellos que no aspiran a nada… Aunque, bien pensado, para alcanzar un estado de imperturbabilidad espiritual que nos permita renunciar a toda aspiración, se necesitan enormes dosis de autodisciplina.

(Gregorio Luri Medrano, Mejor educados)


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