Escuela de Padres

El consumo de drogas

Posted on: 6 May, 2013

El fenómeno del consumo de drogas está presente en muchos países. Se da tanto en grandes ciudades como en pequeños pueblos y afecta tanto a hombres como a mujeres, de todos los sectores sociales y niveles educativos. Podríamos pensar que hacer prevención dentro del hogar, en este contexto cultural y social, puede resultar algo épico, porque el tráfico de drogas, la venta legal del alcohol y tabaco, la fácil accesibilidad a las drogas ilegales o la permisividad social de ciertos consumos, es una realidad tan palpable en nuestro entorno que prevenir puede resultar una lucha contracorriente.

Ante este panorama, muchos padres podemos llegar a creer que el tener problemas o no con las drogas es una cuestión exclusivamente de suerte y lo único que podemos hacer es cruzar los dedos para que éste no nos afecte. Sin embargo, todos debemos hacer prevención; cada uno desde su función social puede y debe hacer prevención. Los gobiernos, las administraciones, los centros especializados, las escuelas, las ONGs… están en la tarea, pero legislar, planificar, diseñar y gestionar programas de prevención del consumo de drogas no es suficiente. Se necesita de la participación de los ciudadanos, del compromiso de las personas en su día a día.

Cuando los expertos inciden sobre el importante papel que tenemos en la prevención del consumo de drogas de nuestros hijos se inevitable que a los padres se nos despierten todo tipo de dudas y temores. Preocupaciones asociadas a nuestro propio comportamiento con drogas como el tabaco o el alcohol o la posible influencia de nuestra actitud en los hijos. Temores que se manifiestan claramente con preguntas del tipo: “¿debemos dejar de tomar una copa de vino en las comidas para que ellos no se inicien?, ¿cómo le voy a prohibir a mi hijo que fume si yo lo hago?”

Igualmente, pueden desbordarnos ciertos hábitos sociales y de la cultura juvenil en la que nuestros hijos están inmersos. Los adolescentes y jóvenes salen y viven los fines de semana con mucha intensidad. La mayoría se reúne, baila, fuma y bebe, algo que entre ello se considera “lo normal”. Esto puede provocarnos dudas sobre cómo tratar las salidas de fin de semana: “¿Debemos fomentar que los hijos sigan el estilo de diversión juvenil?”

La situación se complica si un hijo llega ebrio a casa reiteradamente, si cambia su comportamiento haciéndose más agresivo o si abandona responsabilidades como los estudios y tareas de casa. Entonces, la alarma se enciende y surge la angustia porque no sabemos si debemos intervenir ni cómo hacerlo. Nos preguntamos “¿tomará otras drogas?, ¿este comportamiento es propio de esta etapa y debo dejarlo pasar?, ¿cómo puedo poner límites?, ¿debemos acudir a un especialista?”

Los temores y las dudas pueden disuadirnos de ejercer el papel de agentes preventivos delegando en la escuela, o llevarnos a pensar que si las autoridades resolvieran esto nosotros no tendríamos que sentarnos a analizar qué podemos hacer para evitar problemas de drogas en el entorno próximo. Con esta reacción estamos subestimando nuestra capacidad real para intervenir y no valoramos suficientemente el potencial que tenemos para hacerlo.

El papel de los padres es clave para la prevención del consumo de drogas. Es evidente que podemos contribuir positivamente para intentar retrasar o evitar el consumo de drogas de nuestros hijos, y que éstos no establezcan una relación problemática con las drogas.

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